La entrada en la escuela: ¿Cómo preparar a los niños para esta nueva etapa?

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Psicología Clínica

Cuando un niño de 6 años comienza su vida escolar se producen para él un sinnúmero de cambios que marcan un punto de viraje en cuanto al modo, en que anteriormente a esta etapa, se desarrollaba la vida del pequeño. En el preescolar el juego es la actividad fundamental, y no se trata de pura diversión, sino que verdaderamente desde el punto de vista psicológico el juego es la actividad sobre la cual se sustenta el desarrollo de los procesos básicos de la personalidad entre los 3 y los 6 años de vida. Otros rasgos de la edad como cambiar frecuentemente de estados de ánimo, tener poco desarrollo de la voluntad y concentrar la atención por cortos períodos de tiempo, son características que se aceptan con naturalidad en relación con  estos pequeños.

Sin embargo, cuando un niño se convierte en escolar, tal y como su nombre lo indica, el estudio y la escuela son las palabras de orden. Toda la vida del niño se estructura a partir de esta importante actividad. La sociedad deja de verlos como tiernos pequeñines; la condición de pionero, de estudiante, determina una carga de asignados culturales, que si bien por una parte incentivan la responsabilidad, la motivación hacia la escuela, el deseo de cumplir favorablemente con estas expectativas, también en otro sentido pueden ser fuente de presiones internas, que serán más o menos manejadas adecuadamente, en dependencia del niño de que se trate, de su familia y también, hay que decirlo, de la posición adoptada por la maestra o maestro. 

Un factor indispensable para evitar que la entrada en la escuela sea percibida por el niño como un acontecimiento traumático es, sin dudas, la preparación previa a este evento. Los padres deben motivar a los niños a partir de la importancia de esta nueva actividad: el estudio. Cuando el preescolar ha sido una etapa satisfactoria, el niño llega al primer grado escolar con la bonita ilusión de aprender a leer y escribir; esto es positivo. Pero en muchas ocasiones la familia en el empeño sano de preparar al niño, concentra la atención en el soporte material de la actividad docente: mochilas, libretas, lápices y de cuantos accesorios escolares existen. Los niños se sienten atraídos por este nuevo mundo, aparentemente funciona este tipo de estimulación; solo que esta atracción no es lo más esencial de la vida escolar. Se trata solamente del aspecto externo y en verdad los pequeños necesitan conocer con mayor precisión de qué se trata todo esto.

El niño debe saber que a la escuela se va a aprender, que hay que estar muchas horas en clases, que la maestra o maestro dirigirá todo este proceso y velará por el desempeño exitoso de sus alumnos, y que el esfuerzo que él deberá desplegar será mayor que en la etapa anterior. Estas son las cuestiones más importantes, hay que evitar a toda costa que el niño se sienta sorprendido porque la escuela no era lo que él esperaba. Me dijeron que habían muchos niños, que íbamos a jugar mucho, que todo era lindo…. ¿por qué me engañaron?- así piensan a menudo los escolares que recién comienzan el primer grado. Por eso, de una manera natural, sencilla, al nivel de la comprensión de pequeños de 4 y 5 años, deberá realizarse esta preparación acerca de qué es, verdaderamente, la escuela y la importancia que ella reviste. El niño debe sentir el entusiasmo de aprender, el interés de conocer y dominar nuevas cosas. 

La preparación tiene que ver también con la estimulación cognoscitiva apropiada. Mucho antes de la entrada al preescolar se debe realizar este entrenamiento por parte de la familia: lectura o narración de cuentos infantiles, dibujar, hacer rompecabezas, juegos didácticos diversos, programas televisivos apropiados a la edad con la debida mediación del adulto que facilite la interactividad, entre otras formas de estimulación. Al familiarizarlo con este tipo de actividades, se despiertan en el niño un interés por el aprendizaje y el conocimiento en general. No le resultarán ajenas ni desmotivantes las tareas escolares. Al mismo tiempo se potencian todos los procesos de la cognición: la atención, la memoria, el lenguaje y el pensamiento. La autoestima también puede ser muy beneficiada aprovechando cada logro del pequeño para gratificarlo y elogiar su desempeño. Sin embargo debe colocarse especial cuidado en no hacer un énfasis desmedido en este aspecto. El exceso de estimulación cognoscitiva, previamente a la escolarización, puede traer  aparejada que los pequeños se aburran debido a que ya conocen lo que el resto del grupo está aprendiendo; este puede ser el origen de un posible desinterés por la escuela o de problemas disciplinarios.

Otro aspecto significativo en cuanto a la preparación que se debe realizar, está relacionado con el nivel de independencia que debe haber desarrollado el escolar de reciente ingreso. Un niño sano de 6 años tiene las potencialidades psicobiológicas para haber desarrollado la capacidad de valerse por sí mismo. Él puede asearse, vestirse y alimentarse, sin ayuda de los adultos. Es muy necesario que cuando arribe a la escuela, ya tenga este nivel de validismo. 

El valerse por sí mismo le hará más fácil la adaptación; no tiene que depender de nadie, no se siente menos que otros niños ya que ellos pueden hacer cosas que él no logra. De lo contrario se frustrará constantemente porque por ejemplo, no sabe acordonarse los zapatos o no sabe comer bien solo; se sentirá desvalido y podrá hasta llorar con frecuencia por estas razones. 

La sobreprotección es una actitud común en los padres que impide o bloquea el adecuado desarrollo del validismo.  Cuando por temor a los peligros, a que al niño le suceda algo, se le impide constantemente que haga cosas por sí solo, se está limitando su capacidad de autonomía. Estos niños, además, debido a que viven recibiendo señales de ansiedad y a que han tenido pocas posibilidades de entrenar diversos “comportamientos”, suelen sentirse inseguros y temerosos con frecuencia.

La estimulación de la capacidad de valerse por sí mismo incide en la independencia emocional. El niño se siente “grande”, comprende que él es capaz de hacer cosas solo; esto repercute de manera muy favorable en su autoestima, en su seguridad y facilita que el pequeño logre de un modo sano, el necesario desprendimiento de la familia para una incorporación fructífera a la vida escolar. En este caso se ha estado posibilitando un adecuado “crecimiento psicológico”. 

Por otro lado, no debe entenderse tampoco, ni trasmitírsele al niño que pedir ayuda es algo indebido o que lo hace inferior.  Una parte importante del saberse valer por sí mismo es también aprender a “solicitar” lo que necesita. Por ejemplo pedir permiso para ir al baño, o comunicar que se siente mal. El pequeño debe entender que no hay que saberlo todo, que precisamente por eso se va a la escuela, y que equivocarse es algo normal. 

Es bueno también que los padres sepan que al incorporarse al medio escolar los pequeños “descubren” que todos los niños no son iguales y que cada uno trae de sus familias aprendizajes diferentes en algunas cuestiones. Descubren que los padres tampoco son todos iguales, perciben cómo las dinámicas y estructuras familiares son disímiles. Sin embargo ante el conocimiento de toda esta diversidad los niños deben entender y asimilar que existen un grupo de normas que funcionan en la escuela para “todos” y otras que son válidas en las casas para “cada uno”. 

El maestro de primer grado debe conocer todas estas cuestiones. A sus aulas arribarán pequeños bien preparados para las nuevas exigencias de la etapa pero también otros con dificultades adaptativas, motivadas en lo fundamental por una inadecuada preparación y una dependencia excesiva del ambiente familiar. Las señales de que un pequeño está transitando por una inadaptación escolar son diversas: suelen llorar todas las mañanas al llegar a la escuela y ante la idea de que el familiar que los llevó tenga que irse, pueden llorar en otros momentos a lo largo del día, tienen dificultades para concentrarse y en el rendimiento escolar, pueden también presentar problemas de disciplina e incumplimiento de las normas de conducta.  

Cuando un maestro tiene un alumno con estas características debe alertar a los padres y colaborar con ellos en la superación de las dificultades que se estén presentando, aconsejar de ser necesario el apoyo de un psicólogo. Es importante prestarles una atención especial a los niños que presentan alguna manifestación de inadaptación en esta etapa inicial de la escuela. Debe evitarse adoptar posturas y métodos, que lejos de ayudar, continúen reforzando el rechazo del niño. 

En resumen, en relación con la preparación para el ingreso en la escuela la familia tiene mucha responsabilidad y deben tenerse en cuenta al menos dos cuestiones de importancia: por una parte que el niño debe saber con claridad de qué se trata la vida escolar, en qué consiste y, para qué sirve. Convenientemente se debe haber dado la estimulación de los procesos cognoscitivos en edades anteriores. Por otro lado el pequeño de esta edad debe haber desarrollado la capacidad de independencia, lo cual le facilitará un mejor desenvolvimiento en esta esfera. El maestro debe apoyar a la familia en aquellos casos en que se presenten dificultades en la adaptación escolar.

Padres

  • No centrarse en el soporte material de la escuela, como forma de preparación del niño.
  • Explicar en qué consiste la escuela, cuál es su importancia, que obligaciones tendrá.
  • No engañar al pequeño con expresiones del tipo “en la escuela vas a jugar…”, “allí todo es lindo y divertido.”
  • Desarrollar el interés por el aprendizaje con una adecuada estimulación cognosctiva: lectura o narración de cuentos infantiles, dibujo, rompecabezas, juegos didácticos diversos, programas televisivos apropiados a la edad, entre otros.
  • Propiciar el validismo: el niño debe asearse, vestirse y comer solo.
  • Fomentar la independencia emocional. No tratar al hijo como un niño pequeño, ni sobreprotegerlo.
  • Incorporar al entrenamiento el aprender a pedir ayuda, a no saberlo todo y a equivocarse.
  • Enseñar que las normas funcionan en la escuela para “todos” y en la casa para “cada uno”.

Maestros

  • Detectar en su grupo de preescolar o primer grado, aquellos casos que por sus características aparentan no haber transitado por una adecuada preparación para la entrada en la escuela.
  • Alertar a las familias de esos niños y apoyarlos en un proceso de nivelación psicológica buscando la preparación necesaria para afrontar la escuela.
  • Aconsejar de ser necesario, el apoyo de un psicólogo.
  • Brindar una atención especial a los niños que presentan características de inadaptación escolar.
  • Fomentar el desarrollo de las adquisiciones de la edad.

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SicologiaSinP.com - Roxanne Castellanos Cabrera

Licenciada en Psicología

Lic. en Psicología (2001) Máster en Psicología Clínica (2008) Doctora en Ciencias Psicológicas (2017) Profesora Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana. Compiladora y autora de "Psicología. Selección de Textos", Editorial Félix Varela (2003), autora de "Los niños, la Escuela y otros temas. Sugerencias para padres y maestros", Editorial José Martí (2016). Investiga en temas de bienestar psicológico infantil. Directora del Centro de Orientación y Atención Psicológica (COAP) de la Facultad de Psicología, de la Universidad de La Habana. [...]