Carla, Laura y el dilema de los pomos

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Psicología Clínica

Se acercaba el comienzo del curso, Carla de seis años le preguntó a Laura de ocho: – ¿Ya te compraron los pomos para la escuela? – Laura no entendió la pregunta: – ¿Qué pomos? – Ahora fue Carla la asombrada – ¿Cómo qué pomos? ¿Cuáles van a ser? ¡Los de la escuela! – Laura quiso asegurarse de haber entendido- ¿Tú dices los del agua y el refresco o el jugo?-. – Ay claro Laura, esos mismos. ¿Ya te los compraron? – Entonces Laura comentó, sin entender del todo a Carla – A mí no me compran pomos- Carla se asustó- ¡Entonces tú no llevas agua ni merienda?!- Y Laura ripostó- ¡Por supuesto que sí, agua hervida y filtrada, y sabrosas meriendas que me prepara mi mamá!- Carla seguía sin entender- Pero entonces cómo es que no te compran pomos, no entiendo. Mira, mi mamá hoy me compró unos pomos preciosos de princesas…. ¡¡carísimos!! Están preciosos. – Laura algo confusa interrogó- ¿pomos de princesas? Nunca los he visto. ¿sirven para echar el agua? – Carla puso cara de experta- Sí, claro, sirven. Pero hay que tener mucho cuidado de que no se rompan. Mi mamá me está enseñando cómo se abren y se cierran. Y bueno…tengo que vigilar que no se me pierdan o me los roben. Una vez se me quedaron los de preescolar en el aula y mi mamá casi me mata. Me dijo que ella se sacrificaba mucho para comprarme esos pomos, la mochila, el merendero, los zapatos…ella dice que la marca es la marca.

Eso no lo entendí bien. – A esas alturas de la conversación Laura se preguntaba cómo podían ser tan distintas las vidas de ellas dos, si vivían en la misma cuadra. Y orgullosa le contó a Carla- pues mira, mis pomos son esos que venden en la tienda con agua y refresco. Mi mamá los friega y esos son los que uso. Son baratos cantidad. Mi mamá me ama con todo su corazón, así me dice a cada rato. ¡Es tan linda mi mami! Pero creo que no se sacrifica tanto por mis pomos. Aunque la oigo pelear con el lío de la hervidera del agua por la noche y me dice que no puedo tomar otra que no sea esa, la de la casa. Si mis pomos se me pierden no pasa nada, bueno sí, mamá me dice que debo aprender a ser responsable. Pero yo no los vigilo, porque me parece que nadie está interesado en ellos, solo yo. – Carla escuchaba absorta el relato de Laura, ¿qué raro eso de pomos de la tienda, esos pomos tan feos? – Entonces preguntó otra vez: -¿Pero tú no quieres pomos de princesas?- Laura pensó un momento- No sé…tendría que verlos, conocerlos. Pero siempre me ha ido bien con los míos. Y no quisiera tener que estar preocupada vigilando mucho a los pomos. ¿Y si se me pierde uno o se rompe? Qué va Carla, prefiero los míos. En la casa tengo más y mi mamá no tendrá que sacrificarse para comprarme otros. Y para lo que es, sirven igual. Mis pomos de la tienda llevan mi agua y mi merienda igual que los tuyos de princesas. ¡Vamos a jugar, que esta conversación ya está aburrida!

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Licenciada en Psicología

Lic. en Psicología (2001) Máster en Psicología Clínica (2008) Doctora en Ciencias Psicológicas (2017) Profesora Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana. Compiladora y autora de "Psicología. Selección de Textos", Editorial Félix Varela (2003), autora de "Los niños, la Escuela y otros temas. Sugerencias para padres y maestros", Editorial José Martí (2016). Investiga en temas de bienestar psicológico infantil. Directora del Centro de Orientación y Atención Psicológica (COAP) de la Facultad de Psicología, de la Universidad de La Habana. [...]