¿Cómo es la atención de problemáticas psicológicas en la infancia? Hiperactividad

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Psicología Clínica

La hiperactividad es muchas veces confundida con la intranquilidad propia y natural de los niños. Sobre todo los varones ya que culturalmente son criados bajo un estereotipo de destreza y de actividad física, pueden ser muy enérgicos, vitales, activos, sin que nada de ello tenga que ver con la verdadera hiperactividad. No es posible concebir que un infante sano de 6 ó 7 años esté todo el día encerrado en un apartamento pequeño, o sentado 8 horas seguidas en un aula, sin que en determinado momento comience a alborotar de una u otra manera. Esto es normal. Esta energía y vitalidad puede ser fácilmente conducida hacia la productividad con un adecuado manejo. Ya nos hemos referido a ello.

Los hiperactivos son niñ@s, que contrariamente a lo que se pudiera pensar, sufren mucho por sus características. Estos escolares tienen conductas desorganizadas, excesos de movimientos, una actividad tan intensa, que con frecuencia exasperan a los que les rodean. Son torpes, tropiezan y se les caen las cosas a menudo. Constantemente están recibiendo regaños y se les tilda de majaderos, impertinentes, descuidados y todo tipo de calificativos por el estilo. Si para la familia es difícil, imaginemos la situación de un maestro que tiene un infante hiperactivo en el aula.

Lo primero que debemos saber es que estos niñ@s no se comportan de este modo ni por majadería, ni para molestar. La hiperactividad es una condición del organismo; es independiente de la voluntad del escolar. Casi siempre va acompañada de dificultades para la concentración de la atención que pueden llegar a ser severas. Cuando se ejercita este proceso, en la medida en que el niñ@ logra concentrarse por más tiempo y de forma voluntaria en sus actividades, puede notarse mejoría del exceso de movimientos. Por eso desde pequeños, los padres deben comenzar a diseñar estrategias de apoyo basadas en el entrenamiento de la atención. 

Otra característica que generalmente presentan los hiperactivos son las dificultades en el control muscular. Desde pequeños les resultan difíciles las tareas relacionadas con la coordinación de los movimientos de los dedos y manos, por ejemplo rasgar, recortar, la escritura de letras y números, entre otras de esta naturaleza. Se hace necesario en estos casos el entrenamiento motor de los movimientos finos y también de los gruesos. 

Los maestros deben trabajar con estas directrices: ejercitar los procesos atencionales, la motricidad fina y monitorear de cerca el aprendizaje, teniendo en cuenta que también este puede verse afectado como consecuencia de la dispersión de la atención. Los profesores de Educación Física deben apoyar en el entrenamiento de los movimientos. También se debe ser cuidadoso de no dañar al niño, especialmente su autoestima, juzgándolo constantemente por su permanente estado de actividad motora. No estamos queriendo decir que no se le llame la atención; los hiperactivos son niñ@s más propensos a los accidentes y es preciso mantenerlos bajo una observación constante. Sin embargo se debe evitar impregnarlos del sentimiento de ser niñ@s insoportables que siempre se encuentran por debajo de las expectativas de todos. 

La familia también debe ejercitar en los niños hiperactivos la capacidad de planificar las acciones mentalmente antes de llevarlas a la práctica para de esta manera modular la impulsividad que los caracteriza. Y una vez más insistimos: comprenderlos, aceptarlos, ayudarlos y tratarlos con amor es esencial.

Cuando un niño no es hiperactivo, o sea que no se ha comportado siempre de este modo, y empieza a hacerlo, es muy probable que se trate de algún tipo de afectación emocional caracterizada por intensos estados de ansiedad. En estos casos es importante alertar a la familia del escolar. 

Maestros

  • Saber detectar al niño hiperactivo. No por ser inquieto o activo un menor presenta esta característica. Además del exceso de movimientos y actividad suelen estar afectados los procesos atencionales y la motricidad.
  • Ejercitar la atención, la motricidad fina y monitorear de cerca el aprendizaje.
  • Solicitarle apoyo al profesor de Educación Física para el entrenamiento motor.
  • Estimular la autoestima, ser cuidadosos de no dañar a los niños colocándoles calificativos peyorativos. 
  • Alertar a la familia si un niño comienza súbitamente a presentar rasgos de hiperactividad. 

Padres

  • Aceptar al niño, comprender que él no desea molestar con sus comportamientos; la hiperactividad es una condición de su sistema nervioso.
  • Ejercitar la atención y la motricidad fina. 
  • Mantener una comunicación estrecha con los maestros para apoyar el aprendizaje del niño o niña.
  • Incorporarlo a la práctica de algún deporte del interés del menor.
  • Entrenar la capacidad de planificar las acciones mentalmente antes de llevarlas a la práctica.
  • Comprenderlos, apoyarlos, trasmitirles afecto.
  • Si el hijo o hija no es hiperactivo y comienza a presentar rasgos de hiperactividad, debe consultar a un especialista.

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SicologiaSinP.com - Roxanne Castellanos Cabrera

Licenciada en Psicología

Lic. en Psicología (2001) Máster en Psicología Clínica (2008) Doctora en Ciencias Psicológicas (2017) Profesora Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana. Compiladora y autora de "Psicología. Selección de Textos", Editorial Félix Varela (2003), autora de "Los niños, la Escuela y otros temas. Sugerencias para padres y maestros", Editorial José Martí (2016). Investiga en temas de bienestar psicológico infantil. Directora del Centro de Orientación y Atención Psicológica (COAP) de la Facultad de Psicología, de la Universidad de La Habana. [...]