Una escuela grata y provechosa para todos los niños

escuela-grata-provechosa

Psicología Clínica

¿Cómo debe ser la escuela para que resulte grata y provechosa para todos los niños?

¿Cómo deben manejar padres y maestros las metas escolares? 

La escuela debe ser percibida como un lugar alegre y liberador. El aspecto educativo de la enseñanza debe ser tan importante como la instrucción. Y esa educación debe ser en gran medida emocional. Esto implica conocer los estados emocionales propios, autoaceptarse, aprender a interactuar con los otros, ser capaz de comprender a los demás, sensibilizarse con las experiencias difíciles o dolorosas de otros niños, saber defender con efectividad criterios y derechos personales, resolver conflictos de modo positivo, entre otros. Estar en un grupo escolar es una condición maravillosa para que los docentes puedan propiciar aprendizajes relacionados con todo lo anterior, utilizando los propios sucesos de la vida cotidiana en el aula. 

Respecto a la instrucción, es importante que se conozca que no todos los niños serán de rendimiento excelente en las asignaturas tradicionales de la enseñanza: matemática, lengua española, ciencias… En ello influyen las potencialidades y fortalezas intelectuales. Padres y maestros deben tener una noción adecuada de la capacidad intelectual de cada niño para pedirles un desempeño acorde a sus posibilidades. Nunca será recomendable exhibir un patrón de niño modelo, al que todos los demás deben tratar de parecerse. El ideal de cada niño, debe ser él mismo, cuando se esfuerza y se emplea a fondo en los resultados escolares. 

Por otra parte hace varias décadas se conoce de la existencia de diversas formas de inteligencia. En cada individuo hay alguna predominante. Aunque la inteligencia lingüística y la lógico- matemática son en las que tradicionalmente la enseñanza ha insistido más, hoy se sabe que hay otras inteligencias que la escuela debe fomentar y tomar en cuenta. Así, hay niños que se van a destacar más en los deportes, la música, las habilidades manuales y el dibujo. Otros son observadores y amantes vehementes de la naturaleza, así como algunos son especialmente dados a las competencias sociales, la interacción y la gestión de conflictos entre sus compañeros. Ello tiene que ver con otros tipos de inteligencia: corporal, musical, lógico-espacial, naturalista, interpersonal e intrapersonal. Lo más adecuado es que cada infante tenga la posibilidad en la escuela de darle cauce a sus fortalezas cognitivas, lo cual además de potenciar su desarrollo, repercutirá muy favorablemente sobre los procesos de autoestima. Es contrario por completo a la misión de una institución escolar, castigar a un niño cuya destreza natural es corporal, con no asistir a la clase de educación física o decirle a otro, cuya forma esencial de expresión es el lenguaje gráfico, que a la escuela no se va a dibujar… 

Ninos cubanos

Niños cubanos jugando en la escuela (Foto tomada del Periódico Invasor)

Algunas características propias de la historia de la instrucción masiva, todavía perduran como normas escolares y se asumen acríticamente, por maestros, padres y los propios niños. Conversar en clases, por ejemplo, es una conducta negativa a los ojos de todos. Pero tener la necesidad de conversar es indicador de salud mental. Por tanto, la escuela debe tener espacios pautados, para que los niños se relacionen, jueguen, interactúen. Es una práctica muy nociva, la de eliminar los horarios de receso como reprimenda grupal o dirigida a niños específicos. Otras veces lamentablemente y de forma regular, los recreos cursan sin que se permita salir a espacios abiertos, moverse libremente y socializar. 

Ser creativos y tener criterio propio, no puede reñirse con el concepto de buen estudiante, todo lo contrario. Dar clases evocando las experiencias de los propios niños, escuchándolos y usando el sentido del humor, son modos gratificantes y productivos de aprender. Una clase puede ser metodológicamente correcta, sin dejar de contemplar los aspectos anteriores. 

La escuela, además, debe tener dentro de sus pilares básicos, la formación de buenos seres humanos. La educación formal y los valores universales como la honestidad, la solidaridad, la humildad y la generosidad no deben enseñarse, sino respirarse en la escuela. El ejemplo del personal docente y los métodos vivenciales- reflexivos son las mejores estrategias para lograrlo. Nunca, a pesar de las problemáticas sociales, deberán naturalizarse al interno de la institución escolar, prácticas y actitudes degradantes que conspiran contra el buen desarrollo de nuestros niños. La escuela debe ser el complemento imprescindible de la labor familiar, de aquellos que están bien enfocados en la crianza de sus hijos. La escuela puede ser un escenario ideal para educar al que no recibe buena educación en casa, para trasmitir afecto al que no lo tiene, para aceptar y reedificar al marginado, para sacar afuera las potencialidades de cada niño y aunque no se trate precisamente de su habilidad numérica o de lectura.  

Para bien o para mal, la escuela y el bienestar psicológico infantil vienen de la mano. Ahora que comienza el nuevo curso, empeñémonos todos en hacer esta relación cada día, más armónica y posible.

, , , , , , , , , ,

Compártenos tu opinión

avatar
  Subscribe  
Notify of

Compártelo con tus amigos si te ha gustado

Artículos relacionados

SicologiaSinP.com - Roxanne Castellanos Cabrera

Licenciada en Psicología

Lic. en Psicología (2001) Máster en Psicología Clínica (2008) Doctora en Ciencias Psicológicas (2017) Profesora Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana. Compiladora y autora de "Psicología. Selección de Textos", Editorial Félix Varela (2003), autora de "Los niños, la Escuela y otros temas. Sugerencias para padres y maestros", Editorial José Martí (2016). Investiga en temas de bienestar psicológico infantil. Directora del Centro de Orientación y Atención Psicológica (COAP) de la Facultad de Psicología, de la Universidad de La Habana. [...]