Raquel Lobatón, ¡Adiós a las Dietas para siempre! La apuesta a la Nutrición Intuitiva 1ª parte

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Entrevistas, Psicoanálisis

Raquel Lobatón dice en palabras científicas lo que muchos profesionales de la salud e individuos particulares venimos intuyendo desde hace un tiempo.

Para el psicoanálisis, todos los sistemas deben ser cuestionados por individuos y comunidades en pro de generar más salud. En este sentido, nuestros pacientes con sobrepeso, reiteradamente abandonan las dietas, se sienten mejor y mejoran su salud en general. 

Se trata, como diría Freud, de un saber-no-sabido. Una verdad que late en el fondo de nuestros inconscientes pero que el sistema aún no nos dejaba poner en palabras. 

Por esto, fue un gusto encontrar una profesional seria que comparte nuestra visión. Raquel Lobatón es una nutricionista de trayectoria y con mucha base científica. No solo tiene una sólida formación, sino también una ética humana cálida y amorosa. En esto los psicoanalistas nos sentimos muy cercanos a ella.

A continuación, la entrevista que nos regaló.

SG: -Primero me gustaría que nos cuentes ¿Cómo llegaste al movimiento de salud en todas las tallas?

RL: – A ver, te cuento como llego. Fui una nutrióloga (que también se dice nutricionista) digamos tradicional, por más de 20 años. Con una práctica centrada en el peso, como es de esperar, porque esa es la formación con la que salimos prácticamente yo creo que todos los nutriólogos. Desconozco que existan formaciones ya en enfoques no centrados en el peso.
Como tal trabajé por más de 20 años, con la creencia firme, tal cual me la inculcaron en la universidad,  de que el objetivo principal de mi práctica profesional era llevar a las personas a un peso (hoy lo digo entrecomillado) “ideal”. Esto lo hacía guiada por una tabla, que hoy considero arbitraria, pero que entonces sí creía en ella. O por un índice de masa corporal, en el cual también creía. 

¿Qué me empecé a dar cuenta con el tiempo? Fue un proceso largo de muchos años…Pues de que muchos pacientes, se perdían en el camino. No bajaban de peso y dejaban de venir a la consulta. Algunos muy frustrados y  otros muy persistentes y muy perseverantes en querer bajar de peso. Muchos bajaban solo al principio y luego se atoraban, se estancaban. Subían un poco, cada vez subían más y se sentían más frustrados. Habían algunos pocos que sí bajaban muy bien y se mantenían, pero eran aquellos que estaban intentando hacer sus primeras dietas, digamos. Primera, segunda o tercera dieta de su vida. Y su cuerpo respondía bastante bien a la reducción calórica. Y tarde o temprano, eso sí, aquellos que llegaban a este “peso ideal”, año y medio o dos después volvían. Volvían con los mismos kilos arriba o más. Cada vez más frustrados, cada vez con una peor relación con la comida. Cada vez les costaba más trabajo apegarse a la dieta.

La mala relación con la comida yo no la percibía tanto, porque era un tabú. La gente no habla de eso, cuando va al nutricionista o al nutriólogo. La gente solo habla de que hace bien la dieta y no baja. Sienten que algo tienen, que algo se ha descompuesto con su cuerpo. Yo en eso tengo tranquila la conciencia de que nunca desconfié de los pacientes. Yo les creía lo que me decían. Les creía que hacían la dieta. Yo confiaba en lo que me decían. Sé que hay nutriólogas que no les creen y que les dicen que seguro están haciendo algo mal.

Más bien yo desconfiaba de mí como nutrióloga. Pensaba que seguramente yo no estaba haciendo bien mi trabajo. Que la dieta que yo estaba prescribiendo quizás no era la correcta. En fin…habían pocos casos de éxito y muchos fracasos, pero así viví muchos años. Poco a poco empiezo a tomar conciencia de esto. Primero de forma inconsciente. Primero no lo tenía tan claro, no lo veía, pero algo intuía.

Y muy paulatinamente me fuí moviendo de lugar. Empecé a ver en red algo que se llamaba mindfull eating, no sabía muy bien de qué se trataba. Me llama la atención el término, empiezo a investigar y a través de esto empiezo a conocer este movimiento que existe que se llama “Health in all size” o sea “Salud en todas las tallas”. Y bueno…cuando lo descubro es para mí como quitarme una venda de los ojos. Empiezo a ver claras cosas que tenía frente a mis narices y no estaba viendo. Y en esos momentos descubro que había otra forma de abordar este camino. Y bueno, fue prácticamente correrme. Y ya de ahí fui yo metiéndome, buscando recursos, haciendo muchas lecturas. Para finalmente estar parada donde estoy hoy en día.

SG: -Bien, háblanos de este modelo de Alimentación Intuitiva, que es al que adherís.

RL: -A ver…te cuento un poco. La alimentación intuitiva es un modelo que se desarrolló en los 90, por dos autoras que se llaman EvelynTribole -Elyse Resch  Y ese modelo, eso si es bien importante basado en ciencia cuyo objetivo es sanar la relación con la comida. Es decir, volver a comer de forma intuitiva, reconectarnos con nuestras señales de hambre y saciedad. De alguna forma sanar el daño que las dietas y la cultura de las dietas han hecho sobre nosotros. 

Porque son estas dietas las que nos han llevado a desconectarnos de nuestra forma intuitiva de comer al hacernos creer que debemos basarnos en reglas externas para alimentarnos. Nos hacen creer que no tenemos esta sabiduría interna para comer. Nosotros cuando nacimos, nacimos siendo comedores intuitivos. Es decir, teníamos muy claras las señales de hambre y saciedad. Nuevamente, estas se van perdiendo con el tiempo por la cultura de las dietas, por la obsesión con la delgadez. 

Y entonces, el modelo lo que pretende es esto. Es sanar esta relación, está basado en 10 principios. Te voy a decir algunos: uno es rechazar la mentalidad de dieta, otro es honrar tu hambre, otro es sentir tu saciedad, otro es respetar tu cuerpo. Es importante entender que la alimentación intuitiva no es una dieta más, no está diseñada para perder peso, en ningún momento se habla de pérdida de peso. No se trata de reducir medidas. 

Se trata de sanar la relación con la comida y el cuerpo. La gente con alimentación intuitiva puede bajar, subir o mantenerse en el peso. Normalmente el cuerpo trata de defender el set point que es el rango de peso defendido por el cuerpo. Es un peso de estabilidad.

SG- Has recorrido un hermoso camino aunque suena una deconstrucción bastante difícil de hacer. Cuando te escucho, inevitablemente relaciono con algo: ¿Escuchaste alguna vez sobre la posición que el psicoanálisis o la filosofía (Foucault por ejemplo) tienen respecto al sistema médico como un sistema político de opresión de los cuerpos?

RL: La verdad no conozco mucho del tema. Pero platícame un poco y te doy mi opinión

SG: Para Foucault, la medicina no está concebida para la protección de la vida, sino para el control de los cuerpos, ese es el origen histórico de la medicina para él, es parte del sistema capitalista. Y lo que dice Lacan es que todos los sistemas, todos los gran Otros, son opresivos para el sujeto y el sujeto tiene que reinventarlos. O sea, no se puede vivir sin los sistemas, pero sí, siempre requieren una reinvención. O sea, subjetiva e individual, a veces también colectiva. Lo que vos estás haciendo me hace mucho sentido con lo que dice Lacan. Porque no se puede vivir sin el sistema médico, pero hay que reinventarlo porque evidentemente no está funcionando.   

RL: – Pues yo a eso te diría que definitivamente el sistema médico imperante para mí tiene muchísimas deficiencias. Entre ellas que atribuye al individuo, casi la total responsabilidad de la salud. Cuando la salud, está determinada en su mayoría por factores que están fuera de nuestro control y son responsabilidad colectiva. Estos son los determinantes sociales de salud. ¿Qué quiero decir con esto? 

Primero que nada, la OMS lo dice: sólo el 25% de las variables que influyen en nuestra salud, podrían estar bajo nuestro control. Digo, es un estimado, nadie puede saber cuánto. Pero más o menos la OMS estima que un 25% pueden ser elecciones individuales. El otro 75% estaría conformado por variables que uno no elige. Entre ellas estaría la clase social. Evidentemente las clases privilegiadas tienen una mejor salud. Porque tienen mayor acceso a  sistemas de salud adecuados. Tienen cubiertas sus necesidades básicas. Tienen acceso a alimentos de mayor calidad,  a medicamentos, a tiempo y espacio para ejercitarse y son justamente las poblaciones marginadas o poco privilegiadas en países tercermundistas o en países más pobres es menor. Esto tiene más que ver con determinantes sociales de salud, que no están bajo el control del individuo. Y esta cultura médica o este sistema médico tan centrado en el peso primero que nada asume que el peso es una responsabilidad individual, es decir una elección. Que quien no llega a un peso -lo digo entre comillas- “recomendable” o “ideal” es porque no se esfuerza lo suficiente. Cuando el peso está determinado también por infinidad de variables la mayoría fuera de nuestro control. 

Pero no nada más es el peso sino también los hábitos que se asocian tanto a la salud. Primero que nada no tienen un impacto tan grande como nos han hecho creer. Si lo tienen pero no tan grande. Hay factores que influyen muchísimo más, como te digo: el acceso a servicios médicos de calidad, seguridad alimentaria, seguridad laboral. Que tengas un trabajo adecuado. Estrés, etcétera etcétera. Pero incluso estas elecciones individuales no son elecciones para cualquier individuo. Pero si no tienes el tiempo porque trabajas jornadas de 10 horas aparte te tienes que desplazar mucho, una hora de ida y una hoya de vuelta a su casa y aparte eres una madre soltera que tiene que cuidar a sus hijos ¿Cómo va a ser una elección individual en ese momento hacer ejercicio? O incluso una persona de cuerpo grande, por ejemplo. Muchos de mis pacientes con quienes yo trabajo que quisieran moverse más. No pueden muchas veces. 

Primero porque está el estigma. Siempre son discriminados. Al entrar en un gimnasio son vistos con recelo, son vistos de forma despectiva, etcétera. Pero más allá de eso, por ejemplo, tampoco hay ropa de su tamaño para ejercitarse. El otro día me hablaba una paciente mía que vive en Panamá me decía “quiero comprar una caminadora, no hay. No hay que me aguanten. Hay una sola que cuesta el triple. Entonces, entender que la salud es una responsabilidad mucho más social y colectiva y que si quisiéramos más salud para la población realmente deberíamos de implementar servicios y políticas de salud pública sobre todo que promovieran el acceso a servicios de salud. A alimentación, a movimiento, a toda la población. Y no responsabilizar al individuo porque está gordo o porque come galletas. No sé si por ahí va la cosa.

Pero sí, en ese sentido es sumamente opresivo porque además genera una carga de estrés impresionante. En el individuo, al pensar que la salud es su responsabilidad y que se enfermó fue su culpa. Y todo el tiempo viven apanicados (apocados)  de enfermar. Vivimos apanicados (apocados) de enfermar, pensando que cada elección individual que nosotros hagamos podrá ser determinante. 

Y en cuanto a alimentación más, hoy creemos que cada alimento que metemos en nuestra boca puede ser determinante para prolongar años de vida o para restarnos años de vida. Y eso no es así.

Como verán, dan ganas de escuchar y charlar con Raquel durante horas. Los esperamos en la segunda parte de esta entrevista que estará tratando el tema de la relación entre la obesidad y la pobreza.

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SicologiaSinP.com - Silvia Golubizky

Lic. en Psicóloga. Especializada en Género y Desarrollo

Columnista de paramujeres.com.ar, ejerce como Psicóloga Clínica de niños, adolescentes y adultos. Su área de trabajo es la clínica psicoanalítica. Recientemente obtuvo un diplomado en Género y Desarrollo. Ha dictado talleres, seminarios y conferencias en Tucumán, Buenos Aires y Santa Cruz, en Argentina. En el exterior Santiago de Chile, Washington y Miami. Desde su web difunde trabajos de psicoanálisis y comparte información sobre la violencia de género y la salud mental. [...]