¿Es la función del lenguaje informar o evocar?

Jacques Lacan-2

Psicoanálisis

Moza tan fermosa

 “Moza tan fermosa, non ví en la frontera,
como una vaquera de la Finojosa.

Faciendo la vía del Calatraveño
a Santa María, vencido del sueño,
por tierra fragosa perdí la carrera,
do vi la vaquera de la Finojosa…”

Presento estas líneas como un borrador incompleto del trabajo sobre temas que me preocupan. En muchas ocasiones, quienes somos contemporáneos de épocas de cambios, no tenemos la perspectiva para medirlos y pensarlos. Tomando períodos mas extensos tal vez podríamos hacer algunos paralelos que permitan ciertas reflexiones. Los versos que mencioné recién podrían servir a ese fin. 

Entendemos lo que dicen estos versos del Marqués de Santillana, escritos en el siglo XV, pero nos suenan extraños, como si fueran recitados en una lengua distinta a la nuestra. En la lengua la significación remite siempre a otra significación, del modo que expone Saussure con su famoso esquema de dos flujos superpuestos. Este sistema en una lengua en particular tiene especificidades particulares, juegos de palabras, sentidos y composiciones, que no existen en una lengua vecina. Composiciones que a la vez mutan en el tiempo. Por eso el efecto chistoso, e incluso el poético, tiene mayor eficacia en una época y no en otra, y por otra parte presentan la mayor dificultad a la traducción. Esos efectos son resultado de movimientos y mutaciones involuntarias, no condicionadas por consensos voluntarios.

Marqués de Santillana

Marqués de Santillana

Como contrapunto podemos mencionar lo que llamamos lenguaje científico, cuya formalización sí es por consenso voluntario, caracterizado por su formalidad matemática, por ecuaciones y símbolos globalmente aceptados y de aplicación universal. El lenguaje científico se caracteriza por ser denotativo, mono sémico y unívoco, aspira a la precisión, no a la evocación. Requiere la formulación escrita, y en su forma algebraica o por ecuaciones se expresa sin fonética silábica. Como ejemplo, el teorema de Pitágoras. El teorema de Pitágoras establece para todo triángulo rectángulo que el cuadrado de la longitud de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de las respectivas longitudes de los catetos. Si lo expresamos aritméticamente:

 a 2 + b 2 = c 2 (siendo a y b los catetos, c la hipotenusa y el número 2 indica la potencia al cuadrado)

En este lenguaje sus unidades semánticas no se caracterizan, como el significante, por su identidad diferencial negativa: ser lo que no son los otros significantes con los que se emparentan; ni tienen posibilidad de juego poético ni chistoso. Entonces no es estrictamente un lenguaje, pero al lenguaje matemático o científico lo seguimos llamando lenguaje, del mismo modo que llamamos lenguaje a un programa de computación. Un lenguaje de computación es un lenguaje formal que proporciona una serie de instrucciones para escribir secuencias de órdenes y algoritmos que básicamente consisten en cadenas binarias de series de números 0 y 1; pero se expresan con un texto. Un fragmento de programa puede tener un texto así:

x:= 2 + 2; if x == 4 then haz_algo()

Nos resulta ilegible.

Ni el lenguaje científico ni el de computación toleran la ambigüedad de sentido, el equívoco o el chiste.  No soportan una expresión como: “me faltan las palabras”; expresión hoy día de uso común, pero cuyo nacimiento Lacan ubica en el modo coloquial de las preciosas, es decir en el renacimiento y en Francia, en el ámbito en el cual Moliere sitúa sus Preciosas Ridículas.

El uso de esa expresión puede fecharse aproximadamente. Como también otros cambios en los lenguajes. En la obra de Saussure hay varios ejemplos. Uno es en alemán antiguo el termino compuesto dritteil (el tercio) que se ha convertido en alemán moderno en el sustantivo Drittel. Verifica Saussure que el concepto no ha cambiado, pero el significante se ha modificado y también la gramática. Ya no incluye en una palabra compuesta la idea de Teil -parte- ahora es una palabra simple.

Ferdinand de Saussure

Para Saussure en la masa hablante ningún hablante, o grupo de hablantes, en particular, podrían modificar o mutar la composición de signos lingüísticos, pero tampoco voluntariamente podría evitarse o detenerse la mutabilidad a lo largo del tiempo. Saussure fecha modificaciones en la lengua alemana (la transformación de p en d, de t en z, la î y la û en diptongo mein por mîn, y braun por brûn) que tardaron 300 años en extenderse desde los hablantes de una región en particular a todos los hablantes de esa lengua. 

Estos fenómenos de mutación son involuntarios, aunque siguen ciertas reglas que se pueden rastrear, como la “economía” del lenguaje, que favorece regularizar verbos irregulares; de modo que no sería extraño que dentro de un tiempo se diga en castellano “andó” por “anduvo”. Otros casos son la conversión en anacrónicos de ciertos términos; por eso ya olvidamos por desuso el término can (perdiendo que el vocablo cancerbero, que asociamos a la figura del guardia cárcel, es la referencia al can Cerbero, figura mítica que custodiaba la entrada al Hades bajo la forma de perro monstruoso de tres cabezas) 

Como al pasar Saussure equipara la mutación del lenguaje con la de otros fenómenos sociales, como las costumbres y las modas, equiparando el carácter involuntario de los cambios y sus posibilidades de mutabilidad e inmutabilidad. Con lo cual sitúa la lengua como hecho social y los hechos sociales se modifican en función del tiempo.  

En la historia de un lenguaje distingue Saussure la época, un punto en la línea del tiempo, del período, que abarca cierta duración. Pero el historiador puede decir “la época de las cruzadas” cuando considera un conjunto de caracteres que han permanecido constantes por un período de tiempo. Los cambios de un período a otro, en las costumbres, en lo social, o en el idioma, se dan por saltos producidos en épocas determinadas. Estos movimientos no son calculados ni generados por un conjunto de voluntades, es la historia del lenguaje.

En la clase 13 del seminario 12 (Problemas cruciales para el psicoanálisis) Lacan afirma:

“Cómo un significante insensiblemente pasa en uno de esos lados del significado que no había aún aparecido, cómo el significante se cambia en la evolución de las significaciones, es allí sobre lo cual no puedo hacer más que pasar, pero donde les indico una referencia. Lo que el latín causa toma peso a partir del día en que Cicerón traduce del griego y ha llegado a designar para nosotros la res, la cosa, en tanto que la res, la cosa, ha devenido para nosotros la palabra nada (rien) Esta historia del lenguaje es el campo en el cual ha aportado su práctica el psicoanalista; aquél le muestra las vías, los modelos de los cuales debe aprehender su realidad”

En la misma clase Lacan nos recuerda que para el psicoanálisis no hay progreso. Diferencia su práctica de un progresismo, las novedades a veces son poner un vino nuevo en un odre viejo. Podríamos reconocer entonces que estas mutaciones del lenguaje no implican progreso. La forma más primitiva de un lenguaje no es menos completa que una forma más contemporánea; ni la complejidad gramatical ni el mayor número de palabras lo hacen más completo. Una batería de significantes, por simple que sea, ya cubre todas las significaciones. De todos modos, los lenguajes mutan. En esta línea podríamos adscribir el comentario de Lacan acerca del uso en francés del término “aterrado”, que deriva de tierra (bajar o caer a tierra) y no de terror, como la intuición nos indicaría.

letras

Tipografía

Veamos un caso particular, ya que hablamos de época, y empezamos con mozas fermosas, Las Preciosas. No se llamaban preciosas por bonitas, sino porque hablaban y escribían con “preciosismos”, giros de expresión que en aquel momento sonaban como sofisticación o manierismo, pero luego se incorporaron al habla habitual en lengua francesa. 

Lacan nombra en varias oportunidades a las preciosas, en Ideas directrices para un congreso sobre la sexualidad femenina (Escritos 2), también en la primera clase de Ou Pire…, y en el seminario 7 cuando las cita vinculando el amor cortés a la Carte du Tendre. 

Es en el comienzo de la clase 9 del seminario III en donde menciona ese giro del preciosismo: me faltan las palabras. 

Dice Lacan: “A propósito de una expresión empleada por Schreber, para decir las voces le señalan que les falta algo, yo les hacía notar que tales expresiones no existen porque sí, que nacen en el curso de la historia de la lengua y en un nivel de creación suficientemente elevado como para que sea precisamente en un círculo interesado en las cuestiones del lenguaje. Estas expresiones parecen ser la consecuencia natural de determinado ordenamiento del significante, pero se puede certificar históricamente su aparición en un momento preciso. Decía pues que le mot me manque (me falta la palabra), expresión que parece tan natural, aparece según Claude Saumaise con la indicación de que nació en las conversaciones de las preciosas. En aquella época llamaba tanto la atención, que él acota su aparición, atribuyéndosela a Saint-Amant…” Y agrega Lacan: “Que las personas actúen de determinada manera con ciertos significantes, entraña todo tipo de presupuestos. Me falta la palabra, por ejemplo, supone primero, que la palabra tiene que estar”

En literatura se nombra a las preciosas. Moliere las ridiculiza. Edmond Rostand, en cambio, describe a Roxana, de quien se enamora Cyrano de Bergerac, con cierta admiración; ella es una preciosa que inspira a los hombres hacia la poesía. Quien tenga presente la obra de Rostand “Cyrano de Bergerac”, recordará que Roxana causaba a los hombres a hablar de amor, pero hablar bien… Animadoras de círculos sociales y salones literarios, las preciosas fueron protagonistas de su tiempo, con una influencia social habitualmente negada a las mujeres. Al punto de plantearnos si constituyeron un círculo social proto feminista. La ensayista Patricia Howard escribió en 1991 en Las preciosas, imágenes de la mujer en la Francia del siglo XVII:  Porque si en el teatro francés de la segunda mitad del siglo XVII, los roles femeninos fueron preminentes, fue por el movimiento de las preciosas que lo hizo posible. 

Pero también podemos preguntarnos si lo que surgía en el círculo de las preciosas, los giros lingüísticos que introdujeron en la lengua francesa, podemos considerarlos, en acuerdo con Saussure, mutaciones involuntarias del lenguaje, o eran operaciones por consenso y acuerdos.

¿Cambia un lenguaje por influencia de una decisión voluntaria en su masa hablante? Ahora veamos otra mutación. Así como nos llama la atención leer los versos del Marqués de Santillana, ¿qué pensaría él si leyera expresiones de nuestra época como: todes, grupe o colectiva…?

Veamos el caso de la aplicación del género femenino al participio activo presidente, del verbo presidir, transformando ese vocablo en el sustantivo “presidenta”. Otros participios activos como teniente, disidente, dirigente, practicante, siguiente o estudiante, que son participios activos de los verbos tener, disidir, dirigir, practicar, seguir y estudiar, o los adjetivados alarmante, permanente, participios de los verbos alarmar y permanecer, son de género neutro y en el uso habitual no se les da calificación masculina o femenina cambiando la vocal final, sino por el género del artículo que le precede (la teniente, el teniente; la estudiante, el  estudiante, la practicante, el practicante, la siguiente, el siguiente; etc.) Pero la presidencia ejercida por una mujer es un acontecimiento político muy poco frecuente y el uso del género femenino lo destaca; lo evoca, no solo lo informa. Es un hecho político antes que una modificación gramatical, y la mutación del lenguaje en este caso es efecto de un consenso voluntario. 

Del mismo modo sucede con otros vocablos. Pero por ahora al Consejo de los derechos de Niñas, Niños y Adolescentes no se lo nombra Consejo de los derechos de Niñas, Niños, Adolescentas y Adolescentes. La gramática es la misma.

Podemos tener también los casos en que se aplica al artículo la letra “e” para indicar el género neutro, y entonces tendremos “les”. Y se le suma la “e” final en el vocablo de un colectivo al que se quiera nombrar de forma inclusiva; tendremos entonces les amigues, les colegues, les compañeres, les grupes o les colectives. Esta forma de lenguaje inclusivo modifica la composición del signo lingüístico conservando el criterio gramatical del género en el cual la terminación en vocal “e” le otorga género neutro.

Pero otra modalidad aplicada a la misma finalidad es reemplazar la vocal por un carácter como la letra X o el símbolo @ A mi parecer en esta opción la X también funciona como caracter y no como consonante. Con ambos no hay fonética, son impronunciables: lxs amigxs, l@s amig@s. Para que sean pronunciables deberíamos recurrir a una vocal, y la vocal asigna género, aunque fuera el género neutro. La vocal está reemplazada por un carácter.

Esta escritura con caracteres se parece a una fórmula que por ser inclusiva quiere ser el conjunto que incluya todos los conjuntos y se escribe a modo de una fórmula científica, un lenguaje informático a la manera del Unicode. El término Unicode proviene de universalidad, uniformidad y unicidad, el objetivo de la codificación Unicode es la codificación de caracteres para facilitar el tratamiento informático de textos de todos los idiomas y disciplinas.

Las frases con palabras en apócope y los emoticones en el Messenger o WhatsApp también son una forma de escritura sin fonética:

Tkm … tmb tk pueden expresar un afecto amoroso, en términos que no complacerían a La Preciosas. Y además sin fonética, la cual es posible recuperar al reconstruir y extender la frase. Sin poesía y sin fonética, con un ahorro en la economía de la expresión, y en el caso de los emoticones, una expresión universalmente comprensible.

código morse

Por cuestiones prácticas, pero también por la factibilidad que brindaba la tecnología, ya en código morse y a principios del siglo XX aparecieron los mensajes resumidos a unos pocos caracteres. SOS fue elegida por su simplicidad, no es la sigla de tres palabras (por ejemplo “Save Our Ship”) es simplemente un ahorro de tiempo y simplicidad en la emergencia: tres puntos, tres rayas, tres puntos. Igual en todo idioma. Una convención acordada en la conferencia de Berlín en 1906. Luego se agregaron otras: “los mejores deseos”, para anteceder la firma, se expresa con el código del número 73; “amor y besos” con el número 88. Estos códigos expresan lo mismo en cualquier idioma. Brindan universalidad, uniformidad, unicidad, y economía en la expresión.

También por criterio práctico, podemos ver en las salas de guardia hospitalaria un panel con 5 emoticones, para graduar la expresión de dolor, para que el paciente pueda señalar cuan intenso es el dolor que padece.

El código morse es de mediados del siglo XIX. El smiley (la carita sonriente) antes de su uso en informática se imprimía en afiche en 1970, al aparecer el Unicode tuvo su código en lenguaje informático en los años 90.  Messenger tiene dos décadas, WhatsApp apenas 10 años. En el recorrido creo que se verifica un continuo movimiento por acotar y reducir tanto la báscula de la vacilación del sentido como el trabajo de interpretación. 

La poesía es más antigua. Cuando hace 30 siglos Homero se refiere al mediterráneo como “el mar de oscuro vino”, la figura poética era del uso de la época; pero -y esto lo señaló Borges- si hoy escribiéramos en un poema “el mar de oscuro vino”, el efecto no sería el mismo, sería una referencia a la tradición, a los griegos. 

Los efectos de sentido se producen en recorte con los efectos en que los juegos de los significantes se emparentan. De modo que verdaderamente no hay repetición. Este tema Borges lo ilustró con los versos de Robert Frost, que repitiendo las mismas palabras logra un efecto de significación distinto.

The woods are lovely, dark and deep

But I have promises to keep

And miles to go before I sleep 

And miles to go before I sleep 

Son versos eficaces, dijo el escritor argentino, y parece no “haber truco”. Pero lo hay, uno muy discreto; porque Frost hizo algo muy atrevido, recalca Borges, el mismo verso repetido palabra por palabra, dos veces. Al repetirlo su sentido es diferente. “Y millas por hacer antes de dormir” alude a algo físico, un espacio a recorrer y luego dormir; pero al repetirlo – “Y millas por hacer antes de dormir” – nos hace entender que las millas aluden al tiempo, y dormir a morir. Ese es el efecto poético. Y afirma Borges que Frost podría haber dicho lo mismo con más palabras, pero de hacerlo sería poéticamente menos efectivo. 

Es necesario intuirlo, dice el escritor, no explicarlo. Eso es más efectivo.

En el siglo IV a. c., el pensador chino Zhuangzi, de la escuela taoísta, escribe unos versos: sueña que era una mariposa y al despertar no está seguro si era un hombre que había soñado ser una mariposa o una mariposa que ahora soñaba ser un hombre. Este efecto poético es más delicado que cualquier metáfora sobre que la vida es sueño. Empieza con un sueño, pero además no hay seguridad de despertar o si sigue el sueño, y finalmente tenemos la elección de la fragilidad del ser de la mariposa. En este caso, Zhuangzi, también está invitando a intuir, no lo explica. Tendríamos que poder leerlo en chino, verificar que efecto produce, ya que la música de la poesía no puede traducirse.

En las Conferencias de Introducción al Psicoanálisis, buscando referencia en las lenguas antiguas, que dejan ver indeterminaciones que la escritura actual no toleraría, Freud compara la vacilación y ambigüedad de sentido, resultante del trabajo del sueño sobre los pensamientos oníricos, con las complejidades de la lengua china: “No crean que comprendo algo de ella, solo me he instruido al respecto porque esperaba hallar analogías con las imprecisiones del sueño. Mi expectativa por cierto no se vio defraudada. La lengua china abunda en imprecisiones tales que podrían meternos miedo”

Y continúa: “Como es sabido, consta de un número de sonidos monosilábicos que son proferidos solos o combinados de a dos. Uno de los dialectos principales posee unos cuatrocientos de tales sonidos. Ahora bien, puesto que el léxico de este dialecto se calcula en unas cuatro mil palabras, resulta que cada sonido tiene en promedio diez significados distintos; algunos menos, pero otros bastantes más. Hay entonces toda una serie de recursos para evitar la multivocidad, puesto que solamente por el contexto no puede colegirse cuál de los diez significados del sonido silábico se propone el hablante evocar. Algunos de esos recursos son la combinación de dos sonidos en una palabra compuesta y el uso de cuatro entonaciones diferentes en la emisión de estas sílabas. Para nuestra comparación es todavía más interesante que en esta lengua la gramática es casi inexistente. De ninguna de esas palabras de una sola sílaba puede decirse si es sustantivo, verbo o adjetivo, y faltan todas las flexiones de las palabras por las que podrían reconocerse género, número, caso, tiempo o modo. Esa lengua consiste, por así decir, solo en la materia prima, y en eso se asemeja al modo en que nuestro lenguaje conceptual es reducido por el trabajo del sueño a su materia prima, a saber, omitiendo expresar sus relaciones. En el chino en todos los casos de imprecisión la decisión se deja a cargo de la comprensión del oyente. … … A pesar de estas imprecisiones, se nos asegura, la lengua china es un medio bien perfilado de expresión del pensamiento. Por tanto, la imprecisión no lleva forzosamente a la ambigüedad”

La breve síntesis, que realiza Freud en esta conferencia, de las características de la lengua china y su comparación con el resultado de la elaboración onírica, remarca que se anudan subjetividad, inconsciente y lenguaje. Pero también remarca que, así como los lenguajes tienen un movimiento de mutación, esta articulación tiene un horizonte en la subjetividad de cada época. El desequilibrio entre la función comunicativa del lenguaje, su función de informar, y la vacilación de sentido inherente al significante, encuentra en cada lenguaje, pero también en distintas épocas del cada lenguaje, distintos puntos de inestable anclaje. Matriz de los malentendidos, equívocos y fracasos comunicativos, ese movimiento inconcluso también refleja la vitalidad de un lenguaje. Que sea una lengua viva expande sus posibilidades expresivas, poéticas y los juegos de agudezas y humor.

Pero puede suceder si se pretenda que deje de bascular esta vacilación del sentido. El lenguaje informático, y sus aplicaciones industriales y comerciales, la robótica y la inteligencia artificial, no son compatibles con esa báscula. 

Hace poco circuló la siguiente noticia (Infobae, BBC Mundo, y otras fuentes): el gobierno chino construye un omnipotente “sistema de crédito social” a través del cual el comportamiento de cada uno de sus 1.300 millones de habitantes será puntuado con una calificación. Se trata de un proyecto piloto a cargo de algunas compañías autorizadas por el estado, pero en algún momento está previsto unificarlos y que sea obligatorio. Con una enorme base de datos en la que cada ciudadano recibirá un puntaje en función de sus conductas se espera que este sistema garantice el funcionamiento social en un país tan extenso, complejo y diverso, y con los problemas de un rápido crecimiento, como China. Según glosan las notas periodísticas, un documento del 2014 del Consejo de Estado chino explica que el plan del crédito social “forjará un entorno en la opinión pública en el que la confianza será gloriosa”. 

Uno de los proyectos piloto lo lleva a cabo Sesame Credit, la rama financiera de Alibaba, plataforma de compras online. Sesame Credit usa una enorme base de datos de consumidores para crear rankings de “crédito social” individuales. Para ello califica las transacciones financieras en línea de quienes usan el sistema de pago de Alibaba. La compañía evalúa los tipos de productos que los consumidores compran online. Si alguien compra 10 horas de video juegos al día sería considerado una persona ociosa, y si con frecuencia compra pañales será probablemente considerado un padre con sentido de la responsabilidad, dijo Li Yingyun, director de tecnología de Sesame a la revista china Caixin en 2015.

Tener una buena puntuación da a los usuarios una serie de beneficios, desde descuentos en hoteles o alquiler de coches, hasta acceso a planes de seguro u obtener visas de forma rápida. Pero ¿qué ocurre cuando la puntuación es mala? Si la puntuación de confianza baja podría impactar en todo, desde la escuela a la que pueden ir los hijos, los trabajos a los que se puede optar y el tipo de préstamos que se pueden obtener. 

Skinner

Burrhus Frederic Skinner

La nueva ingeniería social no es ajena al anhelo de ciertos conductistas. Sin la moderna informática, las redes sociales ni la internet, Burrhus Frederic Skinner, figura central del conductismo y del condicionamiento operante, ya especulaba con técnicas de modificación de la conducta para mejorar la sociedad humana y la felicidad colectiva. Skinner plasmó su proyecto social en la novela que publicó en 1948: Walden dos. Paradójicamente toma el nombre del relato del poeta y pensador romántico del siglo XIX Henry David Thoreau autor de “Walden, la vida en los bosques” En Walden dos, Skinner ensayó otra utopía con el formato de ensayo novelado; la utopía de una sociedad científicamente construida en base a la teoría conductista operante. En esa comunidad los problemas son resueltos a través de la aplicación de la ciencia conductista.

“-Antes te preguntabas qué cosa queda por hacer -dijo Frazer con un relámpago en los ojos-. Bueno, ¿qué opinas de la estructuración de la personalidad? ¿El control del temperamento? Dame las características y te daré el hombre. ¿Y qué me dices del control de la motivación? Hombres más dichosos y fecundos. ¿Te parece fantástico? Disponemos ya de algunas de estas técnicas y muchas otras pueden elaborarse experimentalmente. Piensa en las posibilidades, una sociedad en la que no existe el fracaso, el aburrimiento ni la duplicidad de esfuerzo” (Walden dos, capítulo 32)

Desde 1948, año en que se escribió Walden dos, han pasado más de 70 años, en los cuales las neurociencias y el cognitivismo se han desarrollado, y la ingeniería social también. Pero además la Internet les brinda una base de operaciones que Skinner en 1948 ni llegó a imaginarse. 

El planteo de Marie Claude Thomas, en su libro Genealogía del Autismo, es que en nuestro tiempo hay “destrucción de la capacidad hablante de la lengua” y lo relaciona con el auge de la concepción conductista. Comprueba que las palabras van perdiendo su valor semántico, referencial, y se limita la carrera metonímica o metafórica del significante, quedando la repetición mecánica. Esa repetición mecánica es el rasgo descrito en el autismo, que aparece en los niños con ese diagnóstico y que fue registrado por Leo Kanner para la construcción de su noción psicopatológica del autismo.

Aplicando estos conceptos, podríamos decir que la consolidación de un Otro consistente y colmado de sentido, sin fallas, consolidaría una matriz de significaciones y limitaría la deriva del significante. Lo cual tendría consecuencias subjetivas. ¿Eso sería posible? ¿O la negatividad del valor significante se reconstruiría de todos modos?  Difícil de predecir, pero menos difícil es prever su consecuencia si eso sucediera. La subjetividad sería distinta a como la pensamos y el síntoma social de la época dejaría de existir, el psicoanálisis dejaría de ser una práctica clínica, quedando somo ensayo y comentario de otras prácticas, ocupando un lugar en los anaqueles de las librerías y bibliotecas en la sección filosofía. 

La cuestión no es si eso estaría mal, no tendríamos que debatirlo en un plano moral. Así como no hay razón para suponer que la mutabilidad de los fenómenos sociales no afecte la práctica del psicoanálisis. Pero sí debemos recordar las palabras de Lacan:

“…lo que vimos emerger (los campos de concentración), para nuestro horror, representa la reacción de precursores en relación con lo que se irá desarrollando como consecuencia del reordenamiento de las agrupaciones sociales por la ciencia y, principalmente, de la universalización que introduce en ellas” (J. Lacan, Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela)

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SicologiaSinP.com - Juan Carlos Mosca

Licenciado en Psicología, Universidad de Buenos Aires

Psicoanalista. Posee una vasta trayectoria docente universitaria. Autor de alrededor de 80 publicaciones en libros, diarios y revistas en papel y digitales en internet. Panelista, conferencista y coordinador de mesas Redondas. Miembro participante de la Biblioteca Sigmund Freud, de Porto Alegre (institución convocante de los Encuentros Lacanoamericanos de Psicoanálisis) [...]