¿Cómo se desarrolla la delincuencia y la tendencia antisocial?

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Psicoanálisis

La constitución de la moral subjetiva plantea una reflexión acerca de las etapas de atravesamiento y metamorfosis de la niñez y la pubertad. 

Esta reflexión es relativamente reciente. Se ha sostenido que recién con Rousseau, en el “Emilio”, se introdujo la “novedad” (Alain Grosrichard) de la niñez y la cuestión de su educación moral. Rousseau, verifica que en esta educación moral el pasaje de una “lengua natural” (diríamos de la necesidad) a la lengua materna (diríamos de la demanda) es un operador privilegiado (citado por Grosrichard).

Con Kant la filosofía estableció el principio de autonomía moral para definir la madurez moral del hombre, la persona que se autolegisla.

S. Freud aporta una perspectiva distinta. Para Freud, el Complejo de Edipo es la fuente de nuestra ética individual. La responsabilidad restringida al yo es para el creador del psicoanálisis una arbitrariedad con fines sociales, y él nos hace responsables moralmente aún de las ideas latentes contenidas en los sueños y trastoca la relación causal entre la comisión de un delito y el sentimiento de culpa, al registrar los que delinquen por sentimiento de culpa. 

La disposición perversa-polimorfa infantil constituye una prehistoria que se significa desde el Edipo, permitiendo el buen anudamiento de la estructura psíquica en la siginificación edípica. La falla en esta afirmación, dependiente del buen o mal alojamiento en el grupo primario, que brinda las coordenadas simbólicas, funda el mundo interno y es fuente de todo el mundo de significaciones, genera la tendencia que algunos psicoanalistas han denominado antisocial, y que relacionan con las experiencias infantiles de soporte o privación.

Para Donald Winnicott, la manifestación clínica de la tendencia antisocial abarca síntomas muy diversos, a veces desatendidos por el interés psicoanalítico. Winnicott se ocupó de ellos, rastreando sus orígenes en la deprivación afectiva sufrida en la primera infancia.

Donald Winnicott

Piensa Winnicott que para que se produzca el desarrollo emocional deben darse determinadas condiciones. Para desarrollar el potencial de maduración es necesario un ambiente facilitador, que organice al niño en sus primeras etapas. La constancia de los vínculos, los hábitos de maternaje, alimentación y limpieza, el entramado de relaciones familiares con sus lazos de parentezco que establecen nombres y lugares, cuestiones tan simples como tener un nombre, un domicilio y un “paisaje” familiar, provee el holding o sostén para que el niño desarrolle la “permeabilidad” entre mundo interno y mundo externo, utilizando para ello el objeto transicional y tolerando un monto de frustración que se elabora en la capacidad de jugar.

En términos de Winnicott, al principio el niño no se diferencia de la madre, la diferenciación se produce progresivamente y muchas veces con la ayuda de fenómenos transicionales (espacios subjetivos creados por el niño con objetos del espacio exterior). Winnicott desarrolla el concepto de objeto transicional, este es un objeto que el niño utiliza para sentirse acompañado y que lo ayuda a soportar las separaciones de su madre. Estos objetos pueden ser juguetes, actividades autoeróticas, cuentos y canciones a la hora de dormir, etc. Un tiempo y un lugar para jugar, un tiempo y un lugar para dormir y cierta constancia flexible que haga previsible el mundo.

La internalización de un código moral, está en íntima relación con lo que denomina la madurez emocional. Podríamos pensarlo como cierta operación de “confianza en el significante” (Alain Didier Weill), confirmación de la eficacia de la metáfora paterna que marca al objeto como siempre perdido por efecto del lenguaje y sin embargo confiamos en cierta “recuperación” también gracias al lenguaje, no del objeto desde el campo del Otro, sino una ganancia en la posición deseante. Confirmación que ratifique la confianza (¿sostén según Winnicott?) en el significante, sin la cual la estructura narcisística (cuerpo, Yo) padecerá la debilidad que desencadena esos cuadros a los que Winnicott dedicó su práctica.

Sea por falta de provisión, provisión que indica un lugar en el deseo del Otro, o por un “exceso”, ocupar en exceso el lugar de falo para el Otro, o nada se le pide al sujeto porque no le “falta al Otro”, o mucho se le pide en demasía ya que “es todo” para el Otro, situaciones que dificultan la emergencia de la posición deseante.

John Bowlby (“Cuidado maternal y salud mental”, 1951) menciona diversos estudios donde observa la relación que existe entre la privación afectiva y el desarrollo posterior de conductas antisociales. La privación afectiva se da de distintas maneras, él estudia en profundidad diversos casos, habla de privación parcial y total, analiza los casos de niños que han vivido en instituciones durante los primeros años de su vida y no han tenido la posibilidad de establecer un vínculo íntimo, constante y de confianza con una madre o persona sustituta. Existen muchas formas de privación, no sólo la separación física de la madre, también hay casos de franco rechazo en que la relación con el hijo se ve afectada. Puede tratarse de un devastador rechazo inconsciente hacia el niño, encubierto en reproches y quejas, a veces bajo la forma de enfermedades físicas, por el “esfuerzo” que se dice hacer por el niño; o por el contrario podría darse el caso de una excesiva demanda de amor y dependencia o severos trastornos psíquicos que impiden relacionarse de manera confiable. 

También Lacan constata que hay sujetos a los que el Otro primordial no ha ofrecido un lugar privilegiado en su deseo. Por ello carecen de un armazón que los sostenga, se juega entonces este déficit en diversas formas clínicas, a veces llamadas en la actualidad como de “borde” (S. Clugat, Pura H. Cancina, Heydeé Heinrich y otros “Bordes… un límite en la formalización”. 

También podemos pensar otros cuadros calificados como neurológicos, me refiero a la debilidad mental, al síndrome de déficit atencional y la disfunción cerebral mínima, como cuadros efecto de estos “déficit” de “atención” materno – filial).

En el primer tiempo de constitución subjetiva, el de alienación, el sujeto desaparece afanísico. En un segundo tiempo el sujeto tendrá, en el intervalo de la cadena significante, su chance de encontrar una carencia en el Otro. En ese intervalo se recorta el objeto al que el sujeto se identifica en el fantasma, cobertura a su desaparición afanísica. Pero fallida esta matriz, no encontrado el intervalo entre S1 y S2 que haga lugar a la carencia en el Otro, no será entonces síntoma sino Acting u otras formas clínicas, la mejor modalidad de respuesta del sujeto. Esta falla constitutiva en la subjetividad podrá desarrollar formas clínicas pero también un posicionamiento que se puede denominar como se lo ha hecho: antisocial.

Las condiciones de precariedad social y desamparo en los vínculos familiares, desamparo por no encontrar alojamiento simbólico y real en quienes constituyen el Otro social, desamparo por carencia de las coordenadas simbólicas aún en las cuestiones más primarias, como la filiación, la documentación, una vivienda que puede ser precaria pero no debe carecer de “dirección”, etc., señalan los puntos de quiebre que en las perspectivas mencionadas circunscriben el terreno fértil para la tendencia antisocial y delictiva. 

El interés creciente por la problemática antisocial y la interrogación respecto de los mecanismos de sujeción e internali-zación de la Ley en tiempos en que toda función normativizante parece debilitada, invita a lecturas y recorridos para repensar las conductas llamadas antisociales; y también para tomar en cuenta en la confección de políticas públicas en relación con dichas conductas.

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Todo se reduce a falta de “Educación”, condicionamiento o “domesticación”. Se abandona al infante y se le deja ser “natural”, obteniendo lo que su fuerza fisica o astucia le permitan. Incluso biologicamente este abandono del “control” de los adultos le eleva sus concentraciones de testosterona prematuramente ! ya se imaginaran, un adolescente sin limites y extremadamente agresivo.Lo mismo sucede en otras especies animales. no es novedad. para que darle tantas vueltas !

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SicologiaSinP.com - Juan Carlos Mosca

Licenciado en Psicología, Universidad de Buenos Aires

Psicoanalista. Posee una vasta trayectoria docente universitaria. Autor de alrededor de 80 publicaciones en libros, diarios y revistas en papel y digitales en internet. Panelista, conferencista y coordinador de mesas Redondas. Miembro participante de la Biblioteca Sigmund Freud, de Porto Alegre (institución convocante de los Encuentros Lacanoamericanos de Psicoanálisis) [...]