¿Cuáles son los estragos en la relación madre-hija?

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Psicoanálisis

Leyendo sobre el estrago en la relación madre-hija. El libro que recomiendo a mis colegas es Un Estrago. La Relación Madre – Hija. Escrito en colaboración por varias psicoanalistas, quienes, a la luz de la clínica se pusieron a revisar la teoría y encontraron algunas citas como la siguiente:

(…) Las mujeres se consideran dañadas en su infancia, cercenadas de un pedazo y humilladas sin culpa: y el encono de tantas hijas contra su madre tiene por raíz ultima el reproche por haberlas traído al mundo como mujeres y no como varones.

A la luz de lo social, pienso que si la mayoría, o la totalidad de las mujeres, se consideran dañadas en su infancia es porque lo son. Apelando a un dicho vulgar: si parece un perro, tiene cuatro patas y mueve la cola, tal vez sencillamente, es porque es un perro.

¿Cercenadas de qué? Y lo más importante, ¿quién lo dice? ¿Desde qué lugar se afirma esto? Solo desde una visión machista se puede afirmar que fuimos cercenadas de algo que nunca tuvimos ni podremos tener. Y que si nos hace falta, es solo en la medida en que queramos relacionarnos con alguien que nos haga falta como sujeto, en su diferencia.

En las teorías sexuales infantiles el varón, al ver los genitales femeninos de alguna hermanita realiza la siguiente hipótesis “ya le va crecer” o “se lo cortaron”. Es decir, es el varón el que, debido a su pene, no puede ver. La niña en cambio al ver los genitales del varón, ve la diferencia con mayor claridad: el tiene algo, pero de ninguna manera afirmaría que para la niña esto la hace sentir inferior, o pensar en tenerlo. Esa es una visión “penecéntrica” del falo y la diferencia sexual. Si hay algo que la hace sentir inferior es el hecho de que parece que una teoría sexual infantil continúa vigente en la adultez de una sociedad machista que desde allí en adelante la seguirá viendo como una amenaza de castración o como un ser incompleto, un objeto sexual, que se “completaría” con el acceso a la maternidad.

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Según dice la teoría, la hostilidad y el anhelo de haber nacido varón, estarían motivados en la “comprobación” de la inferioridad del clítoris frente al miembro masculino. Es esto lo que cuestiono: el motivo de la hostilidad. Creo que el motivo está en lo social y no en lo biológico. La comprobación del lugar de inferioridad que le espera está en lo social y no en la diferencia sexual anatómica.

La colectividad de mujeres no manifiesta encono a la madre, sino al padre, al Estado, y cuestiona el uso del lenguaje en la búsqueda de una inclusión que la tome en cuenta tal cual es, es decir como mujer. Cuando el encono es la madre, procurándose una relación de goce estragante, no molesta, es mandada al psicólogo, al psiquiatra, al psicoanalista, pero cuando el encono es al padre, lo que a mi juicio indica el intento de una salida mas deseable, ya que busca un lugar en lo simbólico, entonces parece molestar.

Las nenas no son tan tontas como para pensar que su órgano de placer es inferior al pene, sino que son lo suficientemente inteligentes, como para darse cuenta del trato diferencial y negativo que la sociedad tendrá hacia ellas el resto de su vida, solo por haber nacido mujer, es decir con un clítoris. Es una visión completamente machista la de pensar que el clítoris es inferior al pene. Y la comprobación en todo caso no es mas que darse cuenta de algo socialmente injusto pero cierto, que por no tener pene, la sociedad no la tomará en cuenta nunca de entrada, como lo hace con quienes si lo tienen.

El enojo de la hipotética nena es por ende, apenas lógico y razonable. Pero ya que concedemos que el estrago es una consecuencia nociva, en lo que tiene que ver con el deseo y su realización, por ser un goce en la relación con la madre que impide a las mujeres salir de la posición de hija, tal vez nos permitamos conceder también que hay un empuje de la sociedad machista hacia un goce estragante para las mujeres que han nacido mujeres aunque tal vez también para las que han nacido como hombres.

¿Por qué digo esto?, simple, porque si no hay un lugar de reconocimiento social para ellas por el echo de haber nacido mujeres, hay un empuje a volver a la madre. Admitamos que históricamente, y en diferentes culturas la vida en sociedad les es dificultada cuando no negada, relegada a cumplir el papel de madre o cuidadora, a replegarse en el ámbito de lo privado, la mujer o las mujeres fácilmente caen en la relación llamada de estrago.

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