Neurosis Obsesiva: desde el Padre Ideal a Tolstoi  

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Arte y Mente, Psicoanálisis

El presente artículo está enfocado en reflexionar acerca del Padre Ideal en la neurosis obsesiva, Padre en su significado común que, aunque ausente, puede estar presente; el padre, desde el punto de vista psicoanalítico tiene una vasta cantidad de temáticas circundantes, y su concepción varía según el autor y la época desde donde se le enfoque. Padre, deseo, ley y culpa, todos estos, elementos presentes y necesarios para comprender el tema del Padre Ideal en la neurosis obsesiva; una forma de ejemplificar el deseo es como imposible, en donde el sujeto podría quedar paralizado motivo de sus restricciones por la ley que se le impone de este Padre Ideal, es decir: imposibilidad del deseo, demanda del Otro, fantasma, hazañas, proezas y deseo son unos de los conceptos que permitirán enriquecer la reflexión sobre el Padre Ideal para la neurosis obsesiva.

Es necesario recordar que uno de los aspectos estructurales de la neurosis en general es la metáfora paterna, es decir, se cumple que para toda neurosis su condición es que se haya cumplido la metáfora paterna por la presencia y función del sujeto al significante Nombre-del-Padre, y en la neurosis obsesiva ésta regla no es la excepción. Se concibe al significante Nombre-del-Padre como aquel que por medio de la metáfora paterna sustituye al deseo de la madre, ésta operación es una función lógica, como menciona Appiani en su texto llamado “El Obsesivo y el Nombre del Padre”:

El significante Nombre del Padre es una pura función lógica efecto de la estructura del lenguaje, que excede a la persona del padre. Esta función se sitúa enteramente en el registro de lo simbólico primando sobre las figuras que la encarnan en la realidad con sus particularidades, pero no por ello la realidad de los personajes maternos y paternos dejan de incidir en las consecuencias de esta función lógica (Appiani, 1988, p.78).

La pregunta que salta a la vista y que, por fuerza encausa al planteo de lo que vendría a ser el Padre Ideal para el obsesivo sería la siguiente: ¿Si la función simbólica del Nombre del Padre es algo que va más allá del Padre Real, cuáles son las consecuencias de la imposibilidad de hacer coincidir la función lógica con la incidencia de los personajes materno y paterno? La respuesta planteada por el psicoanálisis sería, justamente, que la falta del Padre en cuanto a no poder encarnar plenamente esa función lógica se vive por el neurótico obsesivo como una falla paterna, lo cual determinaría a aquel, es decir: el sujeto al cual se le estructuró una neurosis obsesiva intenta reforzar esa falla de la ley por medio de un Padre Ideal, intentará siempre reforzar la ley, y para eso se crea un Padre Ideal.

Ahora bien, si este Padre Ideal es aquel que cuenta con los atributos de los cuales el Padre Real está desprovisto, es entonces permisible plantear que el motivo por el cual el sujeto interpela a ese Padre Ideal es en tanto el sujeto mismo posee una lugar privilegiado en el deseo de la madre, deseo materno que se le presenta como un exceso de goce, esto ya que la insatisfacción materna, interpretada como causa de las fallas paternas ubica al sujeto como llamado a ocupar ese lugar que hace gozar al Otro materno, como bien menciona Appiani:

Falla la institución de la ley, por ello debe reforzarla y oponerla al deseo que la transgrede. Intenta mediante este reforzamiento, que es también una rehabilitación de las fallas paternas, apuntalar su función legisladora que le proteja del deseo incestuoso al que queda suspendido (Appiani, 1988, p.78).

El Padre abre el camino hacia el deseo para el sujeto por medio de la castración, provocando la falta es que se motoriza el deseo, pues es necesario una pieza faltante para que haya movimiento, anudado a lo anteriormente mencionado la metáfora paterna ha funcionado en el obsesivo pues se está en el campo de la neurosis, por medio del Padre Simbólico se da la sustitución del deseo materno por el significante Nombre del Padre, pero el problema se plantea, a partir de lo anterior, en tanto que aquello que el sujeto obsesivo necesita para sostener su deseo: (la institución de la ley) esta se muestra como fallida, como insuficiente, es decir: la ley es necesaria para que el sujeto pueda desear, por ello la refuerza y la idealiza, para no quedar a merced del deseo incestuoso con la madre, de esta manera es que se estructura la lógica deseante en la obsesión y una particular relación entre ley y deseo en el sujeto, en donde, para sostener el deseo en la obsesión es necesario ese reforzamiento de la ley, reforzamiento del cual el sujeto se hará garante, lo cual, tiene por consecuencia lógica la imposibilidad del deseo; en este punto es donde desembocamos
en un espacio importante de la dilucidación del Padre Ideal, esto ya que, esta modalidad  o lógica deseante sería por tanto una consecuencia lógica en la estructura.

 El sujeto obsesivo se “hace el muerto” con respecto a su deseo, no quiere saber nada del mismo, “calla” su deseo alejándose de aquellos lugares en los cuales se pone en juego el mismo.

El deseo en la neurosis obsesiva es justamente como se acaba de exponer: “haciéndose el muerto”, por un lado sostiene la ley obediente y disciplinadamente, idealizándola incluso, sosteniendo de esta manera al Padre, pero para ello el sujeto obsesivo deberá ingeniárselas con el deseo que constantemente trata de imponérsele; en un pasaje de La Muerte de Iván Ilich de Tolstoi se muestra claramente cómo, Iván su personaje principal, estructuralmente hablando, su modo de desear es a partir de esta lógica que hemos venido exponiendo:

Decir que Iván Ilich se casó porque se enamoró de su prometida y encontró que los gustos de ella concordaban perfectamente con los suyos sería tan inexacto como decir que se había casado porque la gente de su mundo aprobaba aquella unión. Iván Ilich se decidió por las dos razones siguientes: al tomar a Prascovia Fiodorovna por mujer satisfacía sus propios deseos y obraba al mismo tiempo de una manera que aprobaban las personas de alta posición.

Hacer uso de diversas estrategias, pensamientos y actos para mantenerse fielmente en la legalidad, a partir de los significantes paternos que ha idealizado es que puede poner un límite con su deseo; no obstante, existe otro aspecto que es necesario recalcar en cuanto al Padre en la neurosis obsesiva, y es que por un lado se le sostiene pero por otro se desea ocupar su lugar.

Postergar el deseo, el obsesivo vive irónicamente en una constante espera, su vida transcurre ilusoriamente como si satisficiera sus deseos más profundos, pero la realidad de su deseo dista mucho de brindarle satisfacciones, más bien corresponde a lo que él supone debería hacer y no lo que realmente (icc) desea, la fatalidad de fracasar al triunfar la dibuja de muy buena manera el personaje de Tolstoi:

“Luego su carrera, tan aburrida; las preocupaciones por el dinero. Y aquello duraba un año, dos años, diez años. Siempre la misma cosa. Y, a medida que los años iban transcurriendo, la vida se tornaba más vacía, más aburrida.

“-Era como si bajase una cuesta, siendo así que me imaginaba subir. Y en efecto, para la opinión pública, yo subía, pero en realidad me deslizaba hacia abajo, se me escapaba la vida… ¡Y heme aquí! Todo se acabó. ¡Muere ahora!” –Iván Ilich.

Hermosa metáfora que enseña la distancia diametral entre la demanda y el deseo. Queda un poco más claro en qué punto entonces se articula la dialéctica del amo y el esclavo de Hegel con la relación del obsesivo con su padre, en donde el servidor del amo, quiere ocupar su lugar, lo desafía, pero a la vez lo necesita, quiere constituir a ese Otro como un Otro no tachado, no barrado, dirá Mazzuca en una de sus clases de neurosis obsesiva: “El Otro no tachado se presta a ponerse en relación también con las nociones del padre ideal y del padre muerto” (p.145). Por otro lado, mencionará algo que para nuestro cometido adopta suma importancia en tanto que articula la dialéctica del amo con nuestro siguiente concepto por elaborar:

Si ustedes se fijan bien, dice Lacan, el obsesivo es alguien que vive continuamente pidiendo permiso. Esta temática de la prohibición del amo y de la autorización del amo se articula con esta temática de la demanda que es otra de las formas de la imposibilidad en tanto el deseo queda allí reducido a la demanda. El obsesivo entonces quiere que le pidan para convertir ese pedido en el objeto de su deseo (Mazzuca, 1986, p.149).

De esta manera es que, y siempre en relación con la cita expuesta, que nos encausamos con el concepto de demanda en el obsesivo, demanda que como bien se expuso es una forma de imposibilidad del deseo, pues justamente el obsesivo reduce el deseo a la demanda, ¿cómo? Haciendo de esa demanda el objeto de su deseo, para retomar este punto es necesario primero dar un pequeño pero necesario rodeo por Freud; éste comentaba en sus inicios cierta relación entre algunos tipos de carácter con la fase sádica-anal del sujeto, estas características eran las de ordenado, terco y ahorrativo, luego, en su texto llamado “Sobre las trasposiciones de la pulsión, en particular del erotismo anal” de 1917 desarrolla su ecuación dada por caca igual a hijo igual a pene (p.118), menciona que estos pueden ser permutados entre sí, a nivel inconsciente serían tratados como equivalentes incluso. La caca es el primer regalo del lactante, dirá Freud, esto en tanto que una parte de su cuerpo es dada al Otro, la lógica que aplica en este caso (en términos lacanianos) es que el niño recibe lo anterior en forma de demanda, dar o no la caca al Otro, darle un regalo al Otro o retenerla.

La importancia de todo lo anterior radica en un aspecto fundamental, y este es en cuanto a la reducción por parte del obsesivo de su deseo en demanda, Lacan menciona que el excremento entra en la subjetivación del sujeto a través de la demanda del Otro (S10, p. 324)

En conclusión, y a modo de cierre, vemos como el sujeto queda respondiendo a una legalidad (Padre Ideal)  reforzando la ley para velar las fallas paternas y así no quedar expuesto al deseo incestuoso con la madre, esto estructura cierta lógica deseante en el sujeto en donde deseo y ley adquieren la particularidad de dejar al primero estructurado como imposible, queriendo no saber nada de su deseo. Una de las formas o modalidades de dejar al deseo como imposible es reduciéndolo a la demanda, la cual, en sus inicios tuvo su origen en una lógica sádico – anal en la cual la demanda iba dirigida a dar o no la caca al Otro, la enseñanza de Freud radicó en mostrar que a nivel Icc, (caca – hijo – falo) son tratados equivalentemente, ello dio pie para que Lacan planteara el fantasma de oblatividad en la neurosis obsesiva, en donde todo el rodeo que hemos dado adquiere su razón de ser, pues justamente lo específico del fantasma en la neurosis obsesiva (fantasma de oblatividad) es que el sujeto entra en relación con el objeto anal, el objeto de regalo, enfocado a brindar regalos al Otro, dones que colmen su falta, dones con los cuales estaría respondiendo a la demanda del Otro.

 

* La imagen que acompaña el artículo se titula: Tentación de Santo Tomás de Aquino (1632) del pintor español Diego Velázquez

 

Referencias Bibliográficas

Appiani, E. (1988) Hacia una clínica de la metáfora paterna y cuestionamiento de la metáfora paterna: “El obsesivo y el Nombre del Padre” Editorial Nueva Visión

Freud, S. (1917) Obras Completas. Sobre las trasposiciones de la pulsión, en particular del erotismo anal. Amorrortu Editores

Lacan, J. (1962-1963) El Seminario de Jacques Lacan: Libro 10, La angustia. Editorial Paidós. Buenos Aires, Barcelona, México.

Mazzuca, R., Lombardi, G., Lajonquiere, C. (1986) Curso de psicopatología V: Neurosis Obsesiva. Colección Psicoanálisis y psicopatología. TEKNÉ

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