El ánima del doctor René Vega Vega, profesor fundador y titular de la Escuela (hoy Facultad) de Psicología de la Universidad de La Habana, fue a encontrarse con el espíritu de quien sería su inseparable compañera en la vida y en el ejercicio pedagógico, la doctora Ana Luisa Segarte (1934-2018). El re-encuentro con la también pedagoga y psicóloga, en otra dimensión, tuvo lugar en ese mundo mágico lleno de música poesía, luz y color a donde van a dormir el sueño eterno —según el genio martiano— los buenos que «aman y crean»
Vega Vega era doctor en Medicina por la Universidad de La Habana, y especialista en Psiquiatría Infanto-Juvenil, la cual ejerció con éxito durante la época republicana y hasta los primeros años después de la alborada revolucionaria.
En 1962, cuando —por la Ley de Reforma Universitaria, dictada por el Gobierno Revolucionario en 1962— se crea la escuela donde se formaron los primeros psicólogos cubanos que egresarían de nuestra querida Alma Mater, el doctor Vega Vega se incorporó al claustro docente de dicha escuela (luego, Facultad), donde se mantuvo en activo como profesor de las disciplinas relacionadas con la psicología infanto-juvenil hasta que su estado de salud se lo permitió.
Conocí al finado profesor universitario y psiquiatra infanto-juvenil desde que ejercía en el Hospital Infantil Docente «Doctor Ángel Arturo Aballí», donde atendía a niños y adolescentes con trastornos neuropsíquicos o de personalidad, y además, apoyó el desarrollo del Psicoballet y fundamentó muy bien las bases científicas y propiedades terapéuticas de ese método de tratamiento genuinamente cubano, que fusiona en cálido abrazo ciencia y arte, cuando muchos desconfiaban de la efectividad del Psicoballet en el campo de la salud mental infanto-juvenil.
Psicoballet (Foto tomada de Radio Reloj)
Me parece oportuno evocar aquí, que el doctor Vega Vega alternaba sus funciones como psiquiatra infanto-juvenil con la actividad pedagógica en nuestro máximo centro de educación superior; situación que causó irritación entre los «roedores de la inteligencia y el talento ajenos», como el Apóstol califica a los envidiosos, quienes no concebían y mucho menos aceptaban que el eminente profesor tuviera dos plazas: una en el referido centro asistencial y otra en la universidad. Luego de discusiones bizantinas, se impuso al final el buen juicio y se le permitió continuar simultaneando las dos funciones: la asistencial y la docente-educativa, las cuales integran una unidad dialéctica que sus detractores aspiraban a destruir.
El doctor Vega Vega, como profesional de la Medicina formado en la etapa pre-.revolucionaria, tenía orientación analítico-ortodoxa, aunque —en cierta ocasión— le escuché decir, en una conversación «formalmente informal» con el Prof. Dr. Sc. Carlos Acosta Nodal (1921-2010), mi inolvidable maestro y amigo del alma, que un psicoanalista estadounidense, que visitó la capital de la mayor isla de las Antillas, psicoanalizó a varios psiquiatras generales e infanto-juveniles y a psicólogos clínicos del país (entre los que se encontraba el ilustre profesor).
Por otra parte, habría que destacar el hecho de que los profesionales de la martiana ciencia del espíritu que tuvieron el honroso privilegio de ser discípulos del profesor Vega Vega descubrieron en tan ejemplar educador, tanto en el aula como fuera de ella, los disímiles valores éticos, patrióticos, humanos y espirituales, así como la integridad, integralidad y cubanía que caracterizan a un psicólogo cubano.
Profesor, doctor René Vega Vega descanse en paz, ya que usted puede mostrar al cielo —con legítimo orgullo— su obra acabada.
Excelente crónica que hace justicia a un especialista que dedicó su vida a la psiquiatría infanto/juvenil y ayudó a salir adelante miles de niños y jóvenes con problemas de conducta. Labor que, como bien se expone aquí, alternó con la formación de generaciones de psicólogos.