La ética como «pasividad abismal» 

dussel

Psicoanálisis

La ética del psicoanálisis parte de su crítica fundamental a la ontología, de la teoría de la pulsión y la sublimación por medio de la cual desplaza las indagaciones filosóficas hacia la ontología del sujeto. Esta ética concierne a la relación del sujeto con las pequeñas partes del ser, y no primordialmente a su relación con los demás o con el Otro. 

Joan Copjec, Imaginemos que la mujer no existe 

Para Enrique Dussel, filósofo argentino-mexicano que ha escrito sobre la ética de la liberación y el pensamiento decolonial, y que publicó una obra en particular que se llama “Tesis de ética: El fundamento esencial del pensamiento crítico”, la esencia o el fundamento del pensamiento crítico es, sin más, lo que él llama la ética crítica. Siguiendo a este autor, diré entonces que el pensamiento crítico entendido por fuera de una ética crítica es impensable, ya que ambos forman parte indiscernible de una misma cinta de moebius (cuestión que retomaré más adelante). 

Ahora bien: ¿qué significa esta ética crítica, base del pensar crítico? ¿Qué supone el pensar crítico como ética metafísica que supera y trasciende a la Moral del Sistema? El aproximarse a otra persona, la proximidad del cara-a-cara que constituye, según Dussel, una categoría ausente en el pensamiento griego o moderno para el cual la prioridad es la relación sujeto-objeto (es decir, el fantasma en término lacanianos). 

La ética crítica supone un levantamiento del velo, un confrontarse al deseo del Otro en cuanto tal, que me interpela, que me interroga en mi raíz de sujeto. Dice Dussel: “La moral del sistema se transformará en la crítica de la moral por una ética de las víctimas del sistema moral que será ahora deconstruido, de-struido, superado desde la filosofía crítica”. 

Ya no se trata de la dialéctica entre lo material y lo formal (dentro de la moral del sistema) sino entre lo positivo y lo negativo. Lo negativo es lo que se ha escondido, lo no-dicho, lo invisibilizado, lo excluido y que ahora exige, demanda y exhorta al pensador crítico a escuchar. Lo fuera del orden, lo dominado, lo despreciado, lo nada (el resto) pasa a ser escuchado en su singularidad interpelante. ¿Qué tiene para decir? Y ¿quién está dispuesto a oírlo? 

Desde el mundo de los “algos”, de golpe, surge un “alguien” (otra biografía, otro mundo, otro tiempo, otra historia, un sujeto) que rompe lo neutral, una negatividad que negativiza su propia negación previa. Una exterioridad interior silenciada largo tiempo, se presentifica fenomenológicamente causando nuestra angustia porque es lo unheimlich freudiano. Lo «éxtimo» lacaniano que horroriza el campo especular. La ética crítica es incompatible con el amor de “yo a yo” y no se limita a una cuestión de “piedad” ni de compasión. 

No estamos completos y de eso habla esta ética crítica, esencia del pensamiento crítico. Hay algo más en lo Mismo y es eso Otro que me habita más allá de mi yo, más allá de ser el falo. Esta ética crítica es la esencia del pensamiento crítico porque erosiona la excepción fálica que sostiene al conjunto “macho” en su consistencia y exaltación. También, entonces, es una ética que apunta al lado femenino de las formas de sexuación.59 Implica un pensar/ sentir que desborda el paradigma clásico de la relación de objeto, el cual representa un esquema abstracto para el que las categorías básicas son el sujeto y el objeto (filosofías de la conciencia, del sujeto, del cogito). Entendidos como complementarios. 

¿Cómo define Enrique Dussel en sus propios términos esa eticidad crítica? En la novena tesis, leemos: 

La ética es exactamente la pasividad abismal por la que el inevitablemente es en su mundo deja ser al Otro como otro, superando la mismidad del mundo en el que siempre somos centro. La apertura al Otro como otro, más allá de lo Mismo… 

El soberano respeto por la diferencia. Esa apertura al “Otro como otro”, para el psicoanálisis se escribe así: Øtro. Sólo en la medida en que existe un elemento por fuera de la Moral del Sistema –una singularidad exsistente– puede ponerse en crisis a la misma en su totalidad y completitud. Y eso es un acontecimiento que suplementa la situación de base y que redefine los márgenes de lo que es pensable como realidad (el horizonte de la legalidad del universo previo). La invención será la nominación de esa transgresión al orden vigente que supone la inclusión de lo anteriormente excluido. 

La ética crítica no supone la instauración de un nuevo ideal ni una nueva idealización del semejante sino que introduce la cuestión de un lazo sublimado, con lo cual estamos hablando de un desvío en lo real pulsional. Cae mi pseudo-ser de goce con el cual velaba la falta en el Otro, se transforma mi posición respecto del objeto a y nace un nuevo sujeto: el sujeto del acto ético, que ha roto con tanta fijeza y que puede amar críticamente, sin poseer. 

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