Felicidad, éxito y libertinaje: tres constantes en el monólogo de nuestras vidas

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Felicidad, éxito y libertinaje

Social

Uno de los problemas de la sociedad actual es que tanto la felicidad, el éxito, como el libertinaje se han sobrevaluado en ideologías aparentemente nobles y positivas pero que en realidad parecieran albergar un oscuro y perverso secreto que nos pone entre la espada y la pared para dotarnos de fuertes dosis de melancolía y con ello, sentir una enorme necesidad de seguir consumiendo.

Esas ideas se encuentran disfrazadas en frases como: vida solo hay una, no hay límites que te detengan, todo lo puedes hacer, basta con pensar siempre positivo para lograrlo, no estés triste, be happy, don´t worry, tienes que ser feliz y sonreírle siempre a la vida, tienes que pensar en grande para ser exitoso, siempre hay que dar lo mejor de sí, y todavía un poco más si es necesario

En consecuencia, a menesteres de esas motivadoras ideologías que nos impulsan en nuestro día a día, en especial, cuando sentimos desfallecer, nos entregamos cual fieles borregos de rebaño. Pero hay que tener cuidado, porque esas ideas siempre buscan obtener ganancia sin pérdidas o sacrificios en este mundo de infinita producción.

La idea del sacrificio pareciera ser un tanto paradójica, por un lado se pretende darlo todo mientras a la vez, se huye del compromiso. Vale decir que la idea de fracaso es algo inadmisible y condenado casi a muerte por quien no tenga interés en alcanzarlo como principal meta de satisfacción; a quien entonces, la sociedad considerará como un pecador mediocre en la doctrina del consumismo, cuyo Dios, pareciera ser el exceso e insatisfecha vanidad a través de la adquisición del placer extremo, alcanzado solo con la constante y desmedida adquisición de objetos inanimados.

Es así como la sociedad moderna se ha enfocado en defender plenamente los derechos humanos, omitiendo las obligaciones que estos acarrean y por tanto,  negando la vida al omitir la muerte, en el instante en que todo es desechable y renovable, pero a su vez, siempre hay que ver “lo positivo”.

Con esto no quiero decir que el optimismo sea algo malo o estúpido. Lo que pretendo dar a entender, es que hay que reformularnos esa idea de omitir lo negativo, suavizando las realidades a través de puros memes (por ejemplo), o libros coloridos que manifiesten un aparente mundo “color de rosa”.

Una de las creaciones que llaman mucho mi atención es el símbolo hashtag (#), donde pareciera ser que todo colisiona porque no se permiten los espacios o acentos para diferenciar las palabras o frases entre sí. Las palabras tienen que ir juntas para poder “conectar la idea”, omitiendo, o más bien, minorizando la importancia de otros signos de admiración.

El símbolo hashtag (#) es un signo que a su vez llama la atención por su composición, en la que hay un circuito en forma de cuadro cerrado ¿Será acaso ese cuadro cerrado una metáfora del hiperindividualismo al que estamos inmersos? Esta es una interpretación un tanto alocada, no obstante la comparto porque llama mi atención y pudiese ser una reflexión interesante.

Ese conglomerado de ideas disfrazadas con frases y nuevos símbolos (que han roto esquemas pasados) parecieran ser una especie de simbolismo de un desequilibrio o caos impresionantes, en donde “se privilegian los derechos humanos, mientras se niegan obligaciones”, “se suavizan realidades a través de memes, mientras se privilegia el exceso, como única obtención de placer”… En donde, paradójicamente, se gasta en cosas pasajeras que satisfacen una necesidad fugaz, mientras se niega la idea de carencias o pérdidas, a la vez que nos ensimismamos en la tecnología por horas, evadiendo nuestras realidades para tratar de contactar con soledades ajenas a las nuestras, y la conexión la intentamos muchas veces con la precaria utilización de la tecnología de la cual nos hemos vuelto esclavos en determinados  momentos.

Es curioso que en la era de la comunicación estemos tan desconectados de nosotros mismos y de los demás. Le hemos dado un mayor peso a las imágenes y renegamos las palabras que tanto organizan y hacen falta en este mundo que nos estamos creando, en donde confundimos la libertad de expresión con el libertinaje de agresión, en el instante en que a modo de monólogo omitimos o negamos la presencia real de quienes nos rodean.

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Licenciado en Psicología

Licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma de Aguascalientes (México). Respecto a mi trayectoria profesional, en mi área de trabajo, puedo decir que aunque egresé apenas hace un año de la carrera, durante trayectoria en la universidad, tuve la oportunidad de conocer y trabajar en clínica con todas las áreas de desarrollo ( bebés, niños, adolescentes, adultos y senectud). Cabe mencionar que también he tenido la oportunidad de trabajar con pacientes psiquiátricos, con mujeres privadas de la libertad en el CERESO (Centro de Reinserción Social) femenil y actualmente, laboro como profesor de educación especial. [...]