La marca de los nuevos zorros

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Deporte, Social

Quien hubiera vaticinado en septiembre de 2015, que el club de futbol, Leicester City iba a terminar ganando la Premier League inglesa de esa temporada, lo hubieran tildado de lunático y orate sin remedio. En primer lugar el Leicester era el segundo equipo de la liga con menos presupuesto económico. En segundo, hacia solo un año atrás que había ascendido a primera división .En tercer lugar el Leicester en sus más de 100 años de historia jamás había logrado el gallardete en la máxima competencia del futbol inglés. Por si fuera poco su técnico, el veterano Claudio Ranieri;  con más de 20 años en los banquillos, jamás había ganado una competencia de liga. Pese a todos estos aspectos en contra, el poderío económico del Manchester City y el Chelsea, las nóminas poderosas y la historia de grandes como el Arsenal, el Manchester United y el Liverpool, los “foxes” (zorros) terminarían agenciándose el gallardete.

Una leyenda de los banquillos como Sir Alex Ferguson había planteado al término de la primera parte de la temporada, “El Leicester si se refuerza bien en el mercado de invierno, puede ser campeón este año”. Estas palabras del mítico entrenador, generaron mucha polémica entre aficionados y periodistas, que hasta ese momento habían visto al equipo de Ranieri, como un equipo eléctrico; que en cualquier momento iba a caerse, pero sorprendentemente se mantenía en la lucha.

El Leicester no pudo reforzarse en el mercado de invierno como hubiera querido, su presupuesto no se lo permitía, sin embargo eso no provocó que el equipo decayera en sus prestaciones en la segunda vuelta. Eran de los equipos de la liga inglesa que menos posesión de bola tenían, pero tácticamente estaban muy bien organizados y sus contragolpes eran veloces y demoledores.

La misión encargada a Ranieri a principios de temporada fue la misma que la de la temporada pasada, lograr la salvación del descenso con la mayor tranquilidad posible y de ser posible, quedar entre los 10 primeros equipos de la Premier League, otra cosa seria pedir demasiado de una plantilla sin estrellas.

En Europa todos conocían a Claudio Ranieri. Un técnico caracterizado por algunos como “defensivo” , y por otros como “ultradefensivo” y con años de experiencia en clubes relevantes como el Valencia, el Chelsea, la Juventus, la Roma o el Inter de Milán, pero sin grandes resultados a cuestas. De la plantilla era conocido Shinji Okazaki, por su paso por el Stuttgart y el Meinz de la Bundesliga alemana.El portero Kasper Schmeichel era más reconocido por ser hijo del gran Peter Schmeichel, que por sus habilidades como guardameta. Nombres como Morgan, Drinkwater, Cante, Fuchs no llamaban demasiado la atención, pero con el paso de los días, fueron alcanzando notoriedad por sus prestaciones. Sin embargo, si los “zorros” pudieron ganar la liga, fue debido a la actuación de dos hombres de ataque, Jamie Vardy y Riad Mahrez, que entre los dos anotaron 41 goles en la temporada, convirtiéndose en las estrellas mediáticas del momento en Inglaterra.

El caso de Vardy es muy interesante, pues solo unos años atrás jugaba en clubes de tercera división, y su carrera era amenazada seriamente por su adicción al alcohol. Mahrez por su parte había llegado de un modesto club francés y poco a poco había ido madurando en silencio, hasta su explosión definitiva en ese año. Convirtiéndolo en un jugador muy codiciado por los principales clubes del viejo continente.

¿Cómo lidiar con la presión que empezaban a ejercer la prensa y el público de que podían ganar el campeonato? ¿Cómo lograr que siguieran jugando despreocupadamente sin pensar en la obligación de un resultado, cuando todo estaba saliendo a pedir de boca? Con estas cuestiones debió trabajar el entrenador del Leicester, principalmente en la segunda parte del torneo, para evitar que sicológicamente ese grupo de atletas no perdiera la concentración y el trabajo que venían desarrollando. Me imagino que el sicólogo del equipo debió realizar una estupenda labor para mantener la motivación después de un empate imprevisto o una derrota, pero que a su vez la presión de estar en primer lugar, no acabara pasando factura a un grupo de futbolistas jamás habituado a luchar por los principales puestos de la liga. Si algo buscan los clubes grandes con sus desembolsos escandalosos de hoy día, es siempre comprar no solo estrellas de alto vuelo técnico, sino también hombres con ambición de ganar títulos y capaces de soportar momentos en la temporada de mucha presión, sin que su rendimiento decaiga. Eso solo se logra jugando bastantes partidos del máximo nivel durante todo el año, el Leicester no tenía ese tipo de jugadores, pero se creció ante el reto que se le presentó, por su propia actuación inesperada. El sagaz Ranieri logró dar con la fórmula perfecta en lo sicológico, pero también en lo físico y su equipo jamás decayó, mantuvo siempre su nivel y terminó incluso ganando la liga con dos jornadas de antelación.

Cierto es que se combinaron varios factores en favor de los foxes esa temporada. Sus principales figuras no sufrieron lesiones de importancia, mientras que algunos de sus rivales si tenían bajas importantes en momentos claves de la liga. También se debe decir que el campeón anterior, el Chelsea, tuvo una temporada horrible, el Manchester United y el Liverpool, estuvieron un tanto irregulares en sus prestaciones y terminaron descolgándose temprano de la lucha por el título. Al final llegaron luchando el Totenham, el Manchester City y el Leicester, y este último fue el más regular de todos y finalizó llevándose el gato al agua. El hecho de que los grandes también tuvieran competencias europeas (Liverpool llegó a final de Europa League y Manchester City a semifinales de champions), y en general más juegos a disputar hizo que tuviera que en algún momento priorizar torneos por encima de otros, los zorros siempre concentraron su reducida plantilla en la liga y les salió estupendamente.

En la premiación al mejor entrenador del año que otorga la FIFA, Ranieri expresó “Tengo ya 64 años y ahora es que me siento entrenador”, una frase lapidaria que resumía todos los sentimientos encontrados que brotaban en ese momento cargado de emoción. Después de tantos años y tantos clubes importantes, vino a obtener el técnico italiano su resultado principal, con el club que menos el imaginaba. Los que un día le vilipendiaron, volcaron sus críticas en elogios; pues si bien se dice que en el deporte no existen los milagros, lo alcanzado por el Leicester City en 2016, está muy cerca de recibir esa calificación.

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