Cuando los silencios hablan

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Historias

Cuenta una historia bastante conocida que una vez trajeron a Jesús a una mujer judía que se dedicaba a la prostitución, la “mujer publicana” la llama la historia, era costumbre en aquel tiempo que tales hechos fueran castigados públicamente y la mujer moría apedreada, esa era la ley, eso se debía hacer.

Traída ante Jesús le dijeron: hemos encontrado a esta mujer en pleno acto de inmoralidad, que haremos con ella. Cuando los silencios hablan, cuando la ley se vuelve más fuerte que el fin mismo que la provocó. Hemos conocido esta historia cada uno, seguro no hace falta ejemplos lejanos ni de hechos, ni de juicios nuestros hacia otros. La historia continúa, Jesús sabía cuál era la intención del corazón de estas personas y contestó: EL QUE ESTE LIBRE DE HABER PECADO QUE ARROJE LA PRIMERA PIEDRA, cuenta el relato que cada uno, acusado por su propia conciencia se fue lento y cabizbajo. Jesús levantó la mirada, vio a la mujer y le dijo, ¿dónde están los que te acusaban? Ninguno Señor (respondió ella) Él le respondió, yo tampoco te condeno, vete y no peques más.

El ejemplo no es más que para traficar la vida, desde aquel entonces a hoy. Caminando la Vida tuvo siempre esa particularidad de oír, acompañar y sensibilizarse con el otro. Esta historia que continúa habla de silencios de más de 60 años en una persona mayor, muy sabia por los años. Ella encontró en mi persona alguien en quien confiar.

Así comienza su relato: pensando en mi niñez y en mi juventud, tengo que decir crecí sin cariño, no me acuerdo haber recibido un beso de mi madre. Con necesidad de cariño me enamoré del primer joven que conocí, no tenía ninguna educación sexual, ni sabía cómo se hacía para quedar embarazada, pensé en tener una relación sexual y ya. No se conocía por aquel entonces, hace unos 60 años, pastillas ni preservativos. Mi padre tenía cáncer hacía muchos años, se operaba y mejoraba, hasta que no daba más. Los últimos tiempos estaba en tratamiento con un médico de un país vecino, el único que había y al único que podíamos acceder, yo como hija mayor siempre tenía que acompañarlo, no teníamos manera de ir a otro, no había camino ni teníamos vehículo, teníamos que llevarle una vez por semana. Ahora llego a lo más importante, cuando mí padre fallece, le pregunto cuanto era nuestra cuenta cuanto le debíamos, y el sin titubear me dice : eso arreglamos vos y yo, le dije, No… Y le pagamos, pero yo estaba enferma también, tenía tuberculosis y tenía que hacer tratamiento, pues seguía el tratamiento con él mismo médico que atendió a mi papá.. Despues de haber fallecido mi padre hacía unos diez meses, quedé embarazada, y como tenía relaciones con mi novio, no era nada de otro mundo, no teníamos anticonceptivo ni preservativos. Mi hijo nació con el mismo médico, cuando el tenía 3 añitos había una epidemia (creo de fiebre amarilla) y teníamos que vacunarnos todos y a el por supuesto, todo y siempre con el mismo médico, ahí el me mostró sobre la piel de mi hijito y la suya y dijo este niño no es de tu marido, casi me desmayo…pero no dije nada a nadie, después le conté a mi hermana y ella me dijo que a ella le podía haber pasado lo mismo…nunca nadie preguntó ni hizo algún comentario, pero si me hubiera preguntado mi marido o mi hijo le hubiese dicho la verdad. En el colegio el Padre Director siempre le comparaba y decía, a mi hijo menor que haga un esfuerzo y estudie tan bien como su hermano (yo sabía que no lo podía) ahí tomé todo el valor del mundo y le dije que no lo haga y le dije la verdad…también le pregunté si tenía que decirle la verdad a mi marido y a mi hijo, y el me dijo que no, porque voy a destruir toda la familia. Lo triste que siempre tenía que, a pesar de todo seguir todos los tratamientos con este médico, cuando alguien se enfermaba no había otra solución, hasta que varios años después teníamos como ir a otra ciudad a otro médico. Con el tiempo yo me enteré que había muerto el médico de la historia, pero digo la verdad no me alegró ni me dejó triste, yo a mis hijos los amo a todos por igual. Si me van a preguntar hoy, mi hijo o su papá voy a decir la verdad, y la verdad es que yo no sé como ni cuando pasó. Yo sé que no tengo culpa por eso tengo mi conciencia tranquila, y ya en mi vejez dejé esto en las mano de Dios.

Cuando los silencios Hablan.

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