Factores psicológicos protectores de la abstinencia alcohólica

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Adicciones

Factores protectores.

Los factores o condiciones que se asocian a una baja probabilidad para que aparezcan conductas de riesgo en el consumo de drogas, son llamados factores protectores. Al contrario de estos, los factores de riesgo incrementan la probabilidad de que se inicie o mantenga el consumo de drogas. Este último se puede dividir en dos categorías básicas: la primera contempla los factores sociales y culturales que tiene que ver con las normativas legales y la aceptación social del consumo de drogas (regulación legal, disponibilidad y accesibilidad, carencia económica y desorganización comunitaria). El segundo grupo de variables incluye aspectos relativos a los individuos y a sus ambientes interpersonales cercanos (la familia, la escuela y el grupo de amigos). Los factores de riesgo aparecen claramente con la presencia y oferta de drogas en el entorno cercano de los sujetos y la percepción de facilidad de acceso para obtenerlas.

Por otra parte la asociación con el consumo de drogas que se origina en el campo de la epidemiología teniendo en cuenta el de factor de riesgo, alude a un atributo (sea individual, familiar, social, etc.) cuya presencia aumenta – al conjugarse con otros factores – la probabilidad de que se produzca un efecto perjudicial o dañino sin implicar relaciones lineales de causa-efecto pero suponiendo una relación de antecedencia-consecuencia. Estos ejercen un efecto relativo, dependiendo de condiciones como la edad, la etapa de desarrollo vital del individuo o la familia, el medio social y cultural.

Pueden distinguirse dos categorías de factores de riesgo externo al individuo: factores macrosociales o sociocomunitarios, los cuales se encuentran en relación con la estructura económica, legal y normativa de la sociedad, o bien, con la dinámica sociocomunitaria. Entretanto la segunda categoría tiene que ver con los factores microsociales que remiten a contextos de interacción interpersonal. Adicionalmente, deben señalarse los factores individuales identificándose como factores de vulnerabilidad, comprendiendo características inherentes al sujeto.

Cuando la presencia de una característica o atributo determinado se vincula con la disminución de la probabilidad de que se produzca un daño o efecto perjudicial, se habla de factores protectores (igualmente macro o microsociales) o de resistencia (resiliencia). A su vez se enmarcan como particularidades propias del individuo.

Los estudios sobre resiliencia indagan el por qué algunos individuos que crecen en situaciones adversas parecen vivir de forma saludable y productiva. Otros por el contrario la mayor parte del tiempo no llegan a superar las adversidades experimentadas durante los primeros años. Los sujetos resilientes se destacan por poseer un alto nivel de competencia en distintas áreas, ya sea intelectual, emocional, buenos estilos de enfrentamiento, motivación al logro autosugestionado, autoestima, sentimientos de esperanza, autonomía e independencia entre otras. Por lo tanto es necesario explorar las potencialidades que conservan los pacientes adictos que inician el proceso de rehabilitación marcando la diferencia con aquellos que no lo hacen.

Factores psicológicos protectores de la abstinencia alcohólica.

Las características personales que le facilitan al individuo evitar el desarrollo de manifestaciones psicopatológicas, a pesar de estar sometido a factores nosógenos provenientes del medio familiar y social, son consideradas como factores psicológicos protectores.

Este concepto reduce los factores protectores al sujeto y los nosógenos al medio, siendo esta una dificultad a ser superada. Estos han sido también identificados por diferentes autores entre los que se encuentran: la práctica habitual de actividad física, poseer un locus interno de control, inteligencia normal, habilidad para comunicarse, autoestima positiva y ser flexible como característica de personalidad.

Entre los factores psicológicos protectores de la abstinencia alcohólica se encuentran:

  • Estar informado sobre los daños que ocasionan los tóxicos, autocontrol, vigilancia y apoyo de los padres.
  • La afiliación religiosa o en las creencias de igual tipo.
  • Tendencia a una espiritualidad positiva, entendido como la reorientación de los sujetos hacia el desarrollo personal y la formación de valores que le otorgue nuevo sentido a sus vidas.
  • La pertenencia y asistencia a grupos de autoayuda como Alcohólicos Anónimos (A.A) destaca el logro de buenos resultados en la motivación hacia la recuperación de los pacientes, en su bienestar psicológico y emocional al estimular la autoeficacia, las habilidades de poder y facilitar cambios en la red de inserción social. Otros enfatizan las ventajas que propician los grupos de A.A en la disminución de la depresión, que parece ser explicada por el efecto proximal de los mismos en la reducción del consumo.
  • La asistencia a terapias de grupo ha demostrado por otros estudios que propicia la adherencia al tratamiento y por ende mejores resultados en la rehabilitación.
  • El apoyo familiar y social percibido es destacado por la importancia emocional de la familia como factor preventivo de las adicciones y componente fundamental en la rehabilitación terapéutica. Padecer enfermedades es más proclive en sujetos a los que les falta el apoyo, es insuficiente o les resulta insatisfactorio. Influyen, además, el nivel de conciencia de disponer de apoyo. Otro estudio también enfatiza en la importancia del apoyo social positivo y su relación proporcional con la adherencia terapéutica y la rehabilitación, pero afirma que la efectividad del mismo radica en que dicho apoyo se ajuste a la tarea seleccionada.
  • El establecimiento de una comunicación adecuada entre padres e hijos jóvenes u adolescentes se enmarca como factor protector de conductas de riesgo.
  • Políticas gubernamentales que favorezcan los sectores sociales incrementando las oportunidades de los diferentes estratos de la población, los recursos económicos destinados a la mejora de los servicios públicos y su acceso, brindar mayor participación social, empleo satisfactorio, mejores condiciones de vida y acceso a la información.
  • Éxito en el desarrollo escolar y suficiencia académica.
  • Adopción de las normas convencionales respecto al uso de drogas, es decir, percibir lo nocivo de las drogas, tanto a nivel social, como físico, y psicológico y sus consecuencias.
  • Adoptar un estilo de vida sano, donde el sujeto se integre a la sociedad en busca de su desarrollo y el de otros, tenga un empleo provechoso del tiempo y relaciones interpersonales positivas.

Las estrategias de reducción de daños y riesgos se definen como un conjunto de medidas sanitarias asistenciales, individuales o colectivas, que buscan disminuir los efectos negativos causados por el consumo abusivo y adicción a psicotrópicos, y que permiten a la vez, no estigmatizar al usuario, por lo cual tienden a intensificar y diversificar la oferta asistencial, dando la oportunidad de desarrollar nuevas propuestas terapéuticas o dispositivos psicosociales, así como brindar al paciente la facultad de ser responsable consigo, al tomar decisiones sobre su salud en el marco no de las decisiones ideales, sino de las mejores decisiones posibles.

Algunos estudios sobre alcoholismo han considerado los mecanismos autorreguladores, más concretamente  el sistema motivacional, la autovaloración y la dimensión temporal en su relación con la abstinencia. Otros estudios han valorado  los  estilos de vida, los de afrontamiento al alcoholismo y el apoyo social respecto a este, aunque en su mayoría, estos estudios se han llevado a cabo en sujetos consumidores. De esta manera en las investigaciones mencionadas es posible apreciar que los factores psicológicos protectores están dirigidos a la búsqueda de aquellas estrategias de reducción de daños y riesgos. Igualmente están dirigidos a la disminución de los efectos negativos causados por el consumo abusivo y adicción a psicotrópicos dando la oportunidad de desarrollar nuevas propuestas terapéuticas o dispositivos psicosociales. Todo esto con el objetivo de brindar al paciente la facultad de ser responsable al tomar decisiones sobre su salud.

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