Entrevista al Dr. Luis Calzadilla Fierro. Especialista de Primer y Segundo Grado en Psiquiatría

Entrevista al Dr. Luis Calzadilla Fierro. Especialista de Primer y Segundo Grado en Psiquiatría

Entrevistas

Conversamos con el Dr. Luis Calzadilla Fierro. Especialista de Primer y Segundo Grado en Psiquiatría. Doctor en Ciencias Médicas y Profesor Titular Consultante de la Facultad Calixto García perteneciente a la Universidad Médica de La Habana.

El cubano Luis Calzadilla, es uno de los psiquiatras con mayor prominencia en el ámbito nacional. Autor entre muchos trabajos del libro: Yo soy el caballero de París, sobre el pintoresco personaje que habitaba el Hospital Psiquiátrico de La Habana. Cuenta con una vasta formación como psiquiatra y su experiencia traspasa los límites del espectro de las enfermedades mentales para adentrarse en el complejo mundo de las adicciones.

Hoy le presentamos con mucho placer la conversación con Luis Calzadilla, para revisitar varios temas sobre su vida, su labor como psiquiatra y su visión sobre la realidad.

Entrevista al Dr. Luis Calzadilla Fierro

¿Cuál fue la motivación que lo llevó a especializarse en psiquiatría? 

En mi pueblo había tres enfermos mentales y a mí me llamaba la atención. Uno era Leslie, tenía una discapacidad intelectual y a pesar de eso coleccionaba objetos, no sabía leer ni escribir. Lázaro era también un retrasado mental que a pesar de eso tenía una gran memoria mecánica, tú le preguntabas a Lázaro los números de la charada[1] de la época (creo que siguen siendo los mismos) y te los decía, el 1 caballo, el 2 mariposa, etc. Recuerdo una vez que a mi pueblo fue un psiquiatra muy conocido que se llamó José Ángel Bustamante, era vicepresidente de la Academia de Ciencias. Ellos fueron al corte de caña y me acuerdo de la escena, allí fue donde conocí a Bustamante que le preguntaba la charada a Lázaro. Lázaro estuvo ingresado en el HPH[2] y en la revista del hospital hay un artículo sobre él. El artículo salió con una foto de Lázaro y me parece que era de un psiquiatra que era una persona muy interesante en la historia de la psiquiatría en Cuba, que fue Martín Castellanos. A mí me llamaba la atención, no sé porque solo te digo que me llamaba la atención y que a un niño le llame eso la atención, yo no sé porque no debe ser un niño muy normal, o sea, es probable que yo no haya sido un niño muy normal.

Había en mi pueblo un individuo que tenía una quincalla, era cojo, Cuco el cojo y me acuerdo que me encontré allí un libro que hablaba de Freud, una divulgación popular de Freud, no eran las obras de Freud, era Freud divulgado, pero el atractivo era una muchacha con los senos afuera, yo estaba en plena adolescencia y le compré el libro aquel a Cuco el cojo y a partir de eso me interesé por la psiquiatría. Concretamente me interesé por el psicoanálisis a partir de aquella visión de los enfermos.

Mi abuela era una lectora furibunda de todo lo que le cayera, yo empecé a leer cosas, no tenían mucho que ver con la psiquiatría. Entonces me interesó y dije bueno yo voy a estudiar medicina pero para hacerme psiquiatra, pero que interesante, hubiera hecho psicología porque a mí honestamente la parte física-somática de la medicina no me atraía. Ahora pienso que pudiera haber estudiado psicología pero no sé porque, quizá fue por la influencia de Freud, o sea, pienso que la visión de estas personas enfermas mentales, el libro de divulgación psicoanalítica, las lecturas de mi abuela y también pienso que quizá yo mismo, yo me acuerdo que era un niño muy tímido, bueno sigo siéndolo como tú notas (risas). Estas fueron las razones. Algunos me aconsejaron que no lo hiciera, decían que los más frustrados son los psiquiatras, no saben nada, no hace mucho alguien que quiso ser psiquiatra me dijo, oye yo iba a ser psiquiatría pero los compañeros me dijeron que los psiquiatras eran los más brutos y además que no resolvían nada. Yo sabía que esa persona quería ser psiquiatra en el fondo y le dije: algunas de las personas más inteligentes y más especiales que he conocido en mi vida han sido los psiquiatras. Esas son algunas de las motivaciones, las razones inconscientes no las sé, nadie me ha psicoanalizado. También dicen que quien se dedica a la psiquiatría tiene problemas y esos son prejuicios, me dicen a veces: ¿tú tenías algún problema psiquiátrico cuando te metiste a psiquiatra? Les digo, no, yo he estado loco desde siempre porque dedicarme a estas cosas es una forma de estar loco.

¿Qué padecimientos son los que más trata en consulta?

A mí siempre me ha encantado tratar pacientes psicóticos y dentro de las psicosis mientras más difíciles mejor, los pacientes con esquizofrenia. O sea, no es que no trate a un bipolar, yo en realidad he hecho de todo, he tenido que hacer de todo, las circunstancias me han obligado a hacer de todo. Las depresiones también me gustan. Hay algo que comprendo que tengo rechazo las primeras veces y son los trastornos de personalidad, sobre todo los de tipo disocial, antisocial, por las características de mi práctica no tengo que ver mucho con estas personas, a veces pienso que se ha desbordado un poco en los libros los límites y el objetivo de la psiquiatría. Cuando trabajé en el HPH y ahora aquí donde estoy, me tocó, no lo elegí yo, tratar pacientes con dependencia alcohólica, con abuso del alcohol, en general con problemas vinculados al alcohol.

Hay que tener una gran capacidad de tolerancia a la frustración para atender a este tipo de enfermos, a veces por la mala evolución que tienen muchos y por las recaídas frecuentes, es un trastorno con ciertas características especiales. Me muevo más en un terreno biológico de la psiquiatría, creo que las grandes respuestas a la psiquiatría estarán en el futuro en las neurociencias, no se puede olvidar la dimensión psicológica y social, eso es imprescindible, es parte de nuestra práctica pero en última instancia las respuestas van a venir de la comprensión del funcionamiento del cerebro humano y la vida lo está demostrando. Los últimos adelantos de la psiquiatría vienen del campo de lo biológico y de la neurociencia.

¿Por qué cree que su carrera se haya tomado estos caminos? 

Yo no elegí lo que hacía, lamentablemente yo no pude dedicarme a lo que quería, hay temas que a mí me interesaron siempre y no es clínica puramente, te estoy hablando de la psiquiatría transcultural. En el año 1969 voy a un centro de espiritismo de cordón, es una modalidad ritual del espiritismo cubano y que nada más existe en Cuba y que algunos atribuyen incluso a los primeros indocubanos. Había un rito por el cual los pacientes iban allí y los espiritistas cantaban y bailaban y daban pasos alrededor del mismo, o sea, son cosas que yo pude elegir, esto de la psiquiatría transcultural. La historia de la psiquiatría me ha interesado mucho, por ejemplo estuve en un archivo provincial y trabajé con los documentos, eso una de las limitaciones que tienen los historiadores de la psiquiatría en Cuba, se repiten unos a otros pero no han ido a la fuente. Estuve en el archivo histórico provincial y estudié lo que era la asistencia psiquiátrica en Matanzas en el siglo XIX y encontré allí un montón de cosas interesantes, los diagnósticos de la época, qué hacían con los pacientes, dónde los enviaban. Ya Mazorra[3] funcionaba en la segunda mitad del siglo XIX y mandaban a la mayoría de los pacientes psiquiátricos para allá. Estudié la historia de una institución regentada por espiritistas de mesa no de cordón, existió en Camagüey milagrosamente hasta el año 1960 o 61 que se llamó la Clínica del Alma. Esto es llamado dentro de la psiquiatría transcultural: psiquiatría folclórica, o sea tratamientos no oficiales, no científicos para los enfermos mentales. Yo hice mi residencia en el Hospital Militar Carlos J. Finlay, o sea, allí se abrió el servicio en el año 1970 y fui el primer residente de ese servicio. Se atendían muchas personas con trastorno del funcionamiento del nivel neurótico y a su vez eso lo complementábamos con un hospital de día.

Después recorrí un largo camino que a veces se me olvida. Estuve en Matanzas como director del hospital psiquiátrico, allí tuve que tratar a muchos pacientes con psicosis. Estuve en Camagüey, en Nuevitas y por último el gran contacto con pacientes psicóticos por la gran diversidad clínica fue el Hospital Psiquiátrico de La Habana. Estuve un tiempo apagado pues estuve en funciones administrativa, apagado en el sentido que no hice clínica, pero aprendí muchas cosas en cuanto a la administración y me gustaba pues era un momento en que las cosas fluían y estaba bueno hacerla y uno podía dar salida a su creatividad. Después eso se fue un poco esquematizando y aquello fue cambiando de realidad. Luego en el HPH me designaron a una sala de alcoholismo, Ordaz siempre estuvo muy preocupado por ese problema de salud. En Cuba casi nadie la trataba y la mayoría consideraba que eso no era un problema. Él insistió y tuvo una gran visión de futuro en ese sentido. Después llegué al Centro Comunitario de Salud Mental de la Habana Vieja y me dieron la tarea de atender pacientes alcohólicos

Está de acuerdo con la interdisciplinariedad para el tratamiento del alcoholismo. En este caso me refiero al papel que puede jugar la psicología dentro del proceso de rehabilitación y post rehabilitación .

Por supuesto, no estoy de acuerdo con la interdisciplinariedad en todo, la psiquiatría es una especialidad médica que es interdisciplinaria. Toma de la psicología, de la sociología, toma de la antropología, sobre todo de la antropología social y cultural, a pesar de esto sigue siendo una disciplina médica. Un psicólogo una vez me dijo, la psiquiatría es una rama de la psicología, le dije, tú me perdonas, la psicología es una rama de la medicina, muchos critican esto, han criticado la psiquiatría, la han negado y alegado que va a desaparecer, que las neurociencias la va a absorber, que somos una especie de represores y nuevos inquisidores y niegan toda la nosología psiquiátrica.

El alcoholismo y todas las drogas en general son un extraordinario problema social en que a veces el peso de lo social es más importante que el psicológico o de lo psicopatológico por eso tiene que ser eminentemente interdisciplinaria. Cuando tú interrogas a un paciente en consulta, lo social y lo psicológico salen a relucir, si yo no entiendo el fenómeno psicológico, no puedo entender la psicopatología. Si yo no entiendo los problemas que está teniendo este país en este momento no puedo entender los problemas del alcoholismo y las drogas, ni puedo entender el estrés que por ejemplo puedan estar sufriendo las personas en este momento y cuáles son las fuentes de estrés que lo provocan concretamente. En esencia la psiquiatría es interdisciplinaria sin dejar de ser una rama de la medicina. Te estaba hablando de la psiquiatría transcultural, si yo no sé un poco de antropología y sociología, si yo no sé algunos métodos de la historia y no conozco la historia de mi país, no me puedo meter a hacer la historia de la psiquiatría, porque la psiquiatría está vinculada a la historia de este país, tú no puedes desvincular lo que pasa en la psiquiatría y en la salud pública cubana si no entiendes lo que pasa en la historia de este país y no puedes entender que le pasa al paciente si no entiendes la historia de este país y lo que ha pasado este país.

Papel de la psicología dentro del proceso de rehabilitación y post rehabilitación .

Yo tuve un maestro gracias a Dios que se llamaba José Ángel Bustamante que decía, lo primero que tiene que aprender un psiquiatra es el funcionamiento psicológico normal y a partir de ello entender la psicopatología, es como estudiar el riñón normal para poder entender cómo está el riñón desde el punto de vista patológico, él introduce aquí la enseñanza de la psicología médica, o sea, lo que es la relación médico paciente, luego entonces se llamaba medicina psicosomática, toda una serie de conceptos que nos eran útiles y provenían de la psicología, con las herramientas de la psicología yo puedo entender mejor el funcionamiento psicopatológico y puedo entender mejor incluso elementos de la psicología social. Yo creo que el alcoholismo es una enfermedad de orden social.

¿Cómo ve la salud de la psiquiatría cubana. Aciertos, desaciertos y desafíos?

Esa es una pregunta muy difícil y comprometedora porque tiene que ver con muchas personas que quiero y que me han acompañado en esta historia. No creo que sea bueno, no creo que la psiquiatría y cuando hablo de psiquiatría vamos a hablar también de salud mental, son dos cosas relacionadas pero distintas, yo relaciono más la psiquiatría con el diagnóstico y el tratamiento y la salud mental con lo social y con el modelo salubrista. Pienso que lamentablemente la calidad del personal que se está formando no es la misma, se han bajado los estándares, las expectativas, lo que queremos formar como psiquiatras. Es probable que esto esté pasando en otras esferas, me preocupa la calidad de la educación que estamos impartiendo y el resultado final de ese producto. Me preocupa la falta de desarrollo de ciertos quehaceres que a veces no se enseñan, que son herramientas esenciales para el psiquiatra, te estoy hablando concretamente de la psicoterapia, hablo del manejo en ocasiones de los psicofármacos que no se hace de una forma adecuada. No te quiero dar una visión tenebrosa pero tampoco te quiero dar una visión teñida de optimismo. En primer lugar debemos que ser honestos al plantear los problemas, el General lo ha dicho: la única manera de resolver los problemas es decirlos, hay muchos problemas y creo que deben discutirse, mientras idealicemos las situaciones, hagamos una pintura idílica y haya contradicciones entre el segundo sistema de señales, el verbo y la realidad concreta, lo que estamos percibiendo. Además la psiquiatría no puede verse aislada del contexto general del país, o sea, la psiquiatría y la salud pública son expresión y reflejo de problemas más generales que también tienen que resolverse y que deben influir para mejorar la salud mental dentro del país.

Desafío es tener que resolver todos estos problemas, el desafío es mantener la calidad de la psiquiatría, estoy hablando sobre todo calidad de la asistencia, altura, desarrollo en el nivel científico, buen funcionamiento de las instituciones asistenciales. Los desafíos son muchísimos y hay que enfrentarlos desde ahora y tratarse estratégicamente al igual que hay lineamientos para objetivos del país, nosotros debiéramos redactar un documento específico (risas) con nuestros objetivos, lineamientos y la estrategia, el modo en que vamos a resolver esos problemas. A veces falta motivación, creo que tú puedes tener los actores, los recursos humanos con la mejor calidad del mundo pero si los actores no están motivados nada va a funcionar.

¿Qué le parece el estigma que existe alrededor del hecho de que quien va al psiquiatra es porque esta “loco”?

Ya te lo comenté ahorita. He dicho en varios lugares que soy psiquiatra y he percibido en la mirada de los otros un sentimiento que quizá te pasa a ti cuando dices que eres psicólogo. La gente se fija más en uno, quizá el vecino se pone a hablar solo y los otros no se dan cuenta que el habla solo, pero si yo me pongo a hablar o a pelear a veces con la televisión que lo hago en ocasiones y por eso no quiere decir que esté loco, la gente empieza a buscar síntomas donde en realidad no los hay. Esto es un prejuicio bastante generalizado, hay mucha gente que va al psiquiatra porque evidentemente tiene problemas, lo sé y los conozco, entonces si es mi caso, si yo tengo quizá lo perciben otros.

Había un psiquiatra amigo que se llamaba Ramón de las Pozas, él decía y no sé si lo vas a poder poner en la entrevista: no es lo mismo ser hijo de puta que estar en una hijeputá, o sea hay gente que realmente es hijo de puta, pero a veces las circunstancias te obligan y tienes que comportarte como tal. Yo no creo en el concepto de normalidad, o sea, ese tipo ajustado socialmente, ese tipo perfecto que no tiene depresión, que no tiene ansiedad, que incluso puede encontrar bonito hasta a otro hombre y porque no, es normal, no pienso que eso exista. Hay gente que tiene criterios de normalidad específicos y entonces quiere psicopatologizar a todo el mundo. El otro día la hija de una vecina decía alguna cosa, cosa que dicen los niños normalmente y ya quería mandarla al psicólogo o al psiquiatra, entonces el psicólogo y el psiquiatra tiene que cuidarse de la gente que lo observa porque muchas veces la gente observa a uno e intenta psicopatologizar las cosas. Yo conocí gente enferma dentro de la psiquiatría, incluso conocí psiquiatras que se han suicidado, conocí psiquiatras alcohólicos, otros que en algún momento hicieron un cuadro bipolar, o sea, se enfermaron después porque evidentemente estás en un rol en el que si uno no se protege y se implica demasiado puede enfermar, o sea, puedes tener capacidad empática, lo que no puedes es hacer tuyo e incorporar y llevarte para la casa los problemas de los demás. La empatía tiene sus límites. Quizás en algún momento de la historia se consideró el ejercicio de la psiquiatría como un oficio de fracasados, pero no se puede decir que Bleuer era un fracasado o que Freud era un fracasado. El psiquiatra y el psicólogo pueden dar una visión del asunto o una arista que muchas veces uno no había visto, una de las características del psiquiatra es que tiene que ver cosas que los demás no ven, sino no fuéramos psicólogos o psiquiatras porque tenemos que hacer lecturas de las personas y uno se acostumbra a hacer lecturas y eso es bueno y malo porque continuamente estás haciendo lecturas sin querer, analizando y detrás de eso que hay, o sea, el famoso contenido latente que no solo es de los sueños, es lo que dices, lo que haces, es hasta tu ideología, en toda ideología hay un contenido latente, porque este hombre concreto es así, que personalidad tiene, porque es fascista, porque es marxista, porque es neoliberal. La personalidad tiene que ver mucho con la ideología de las personas.

Alguna recomendación a la nueva hornada de psiquiatras y psicólogos que se dedican al tratamiento de las adicciones.

Primero que piensen bien si ese es un terreno que les interesa, porque vuelvo a decir, hay que tener una gran capacidad de tolerancia a la frustración para introducirse en este terreno. Segundo que estudien, hay que estudiar, estar al día e informarse pero no solo estudiar, trabajar, ver muchas personas, hablar con los pacientes, hablar con la familia, es la mejor manera de aprender. Si aprendiste un concepto en un libro o viste un paciente que no entendiste lo que le está pasando vas al libro o al revés. Yo le digo a los residentes, hoy pasaste visita, hace años no ves una esquizofrenia hebefrénica, esa noche coge todos los libros de psiquiatría te lees ese padecimiento, sobre todo cual es el tratamiento y el cuadro clínico y es la única manera de aprender psiquiatría. Todo esto es válido también para la adicción. Otra cosa, que no se enmarquen solo en los que les llega, quiero decir que si una persona se dedica a las adicciones, psicólogo o psiquiatra, tiene que saber de psicopatología en general porque están las comorbilidades, el funcionamiento psicopatológico, está el esquizofrénico que es alcohólico o que fuma marihuana, están las esquizofrenias desencadenadas o precipitadas por la marihuana, tiene que saber psiquiatría, no solo adicciones porque la gente a veces se mete tanto en su especialidad que cuando vienes a ver es especialista en crack y no sabe nada de marihuana o de otras drogas. Nosotros aquí tenemos una experiencia limitada porque hay una serie de drogas que no son muy habituales ni vemos a menudo, tenemos más experiencia en alcoholismo, marihuana, crack, etc. Hay una serie de cosas en las que no tenemos experiencia todavía porque gracias a Dios no son problemas para el país. No sé en el futuro, pero en este momento no hay esa dimensión que puede haber en otras latitudes.

¿Para usted existe alguna diferencia en escribir psicología con P o sin P?

Hace tiempo que dijeron que se podía quitar la P a la psicología y a la psiquiatría yo nunca la he escrito sin P, no me siento bien, no me gusta, no sé porque pero en ese caso prefiero mantener la tradición y creo que de hecho eso no lo ha seguido mucha gente, o sea, cuando yo leo un artículo en cualquier país o aquí mismo, la gente le sigue poniendo la P, yo sigo con la P, le voy a seguir poniendo la P hasta que me muera. Me parece que no ha pegado tanto, hubo un boom con eso hace muchos años, además porque vamos a cambiarle los nombres a la cosas, a veces cambiar nombres confunde y actuamos un poco como esnobista. Sigo poniendo psicología con P y psiquiatría con P, respeto por supuesto al que la ponga sin P, pero no me gusta, no sé no he hecho ningún razonamiento al respecto, sencillamente no me gusta, no veo porque cambiarla.

 

[1] En Cuba la charada es una tabla compuesta de 100 números consecutivos del 1 al 100. Los primeros 36 números están tomados de la llamada charada china o chiffá, los restantes son producto de la imaginación popular. La gente relaciona sus sueños con estos números y son muy utilizados a la hora de hacer apuestas y jugar a la lotería.

[2] H.P.H.: Hospital Psiquiátrico de La Habana

[3] Mazorra: Así también se le suele nombrar al Hospital Psiquiátrico de La Habana, puesto que fue construido en los terrenos de este nombre.

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Muy interesante la forma en que se abordó la entrevista al profe Calzadilla y la genialidad de sus respuestas, sobre todo a la pregunta "Alguna recomendación a la nueva hornada de psiquiatras y psicólogos que se dedican al tratamiento de las adicciones" también creo que es así como se aprende no solo adicciones, sino en cualquier área que pretendamos abordar y así también se aprende en la viva. Gracias Marío y gracias al Profe

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