Del romanticismo a los cuidados afectivos

afecto

Psicoanálisis

Cuando estábamos cursando la facultad, teníamos un dicho con mi grupo de amigos: “Entrar a Semiosis Social, es como prenderte un porro.” Semiosis Social es donde veíamos a Lacan, básicamente y algunos otros aportes como Levis Strauss, Saussure, etc.
Era una materia que venía a rompernos la cabeza con frases como:
“El amor es no-todo”
“La relación sexual no existe”
“El inconsciente está estructurado como un lenguaje”.
Por eso parecía muy contraria a la lógica. Para algunos de nosotres, que habíamos vivido en contextos religiosos toda nuestra vida, cuestionar al amor como la panacea de todas las cosas era un sacrilegio mayúsculo. Cursando la materia ya nos fuimos calmando y viendo que no era nada del otro mundo lo que se planteaba. Pero bueno, cuestionar los conceptos que sea traen siempre angustia y moviliza.
Como veinteañeros tempranos, el tema del amor nos causaba mucha angustia y muchas preguntas. Y nuestros profesores, hijos de una dictadura que les obligó a exiliarse a muchos de ellos y que les cerró la facultad, intentaban incomodarnos con los temas sexuales casi por diversión. A todo esto muchos de nosotros seguíamos con preguntas acerca del amor, que nos angustiaban, nos atravesaban.
Fue entonces que encontré el libro de Erich Fromm, El arte de amar, que en palabras sencillas reflexionaba profundamente acerca del amor. Fromm no es muy bien visto en la universidad por sus afiliaciones religiosas previas, entre otras cosas.
Y cuál no fue mi sorpresa, cuando descubrí una de las claves que usaba él para entender por qué había tanto padecimiento ligado al amor: el miedo.
Algo que me hacía ruido de mis profesores lacaneanos es que parecían gustar del miedo en el amor. Nos decían que no seamos tan objetos, que siempre clavemos la duda de si amábamos al otro. Yo con el correr del tiempo comprobé que esos consejos venían bien para el enamoramiento, pero para el amor, son algo ridículos.
Cuando alguien está con gripe y en cama, no le podés clavar la duda de si le vas a comprar los remedios o no, de si lo vas a cuidar o no. Qué estupidez. Y acá quiero hacer una digresión sobre algo que me disgusta mucho acerca del amor romántico: el concepto de “mantener interesado” al otro. Qué cosa más machista (porque al que hay que mantener interesado siempre es al varón, ¿eh?) y violenta. Es como si las mujeres tuviésemos que ser una especie de bufón erótico para mantener excitados a los varones ¿no les parece un concepto horrible? Pues muchos consejos de profesores letrados, estudiados y analizados, iban por ese lado a veces. Las mujeres teníamos que ser unos seres etéreos y misteriosos que “no saben lo que quieren”.
Recuerdo haber tenido un ataque de angustia cuando leí, en un libro sobre la angustia que las mujeres nos teníamos que quedar un poco en el lugar de objeto para que el varón goce y luego nos ame. Este lugar, muy propio de Hollywood de la mujer que con su atractivo irresistible, somete al varón, que no quiere amarla. Porque él es recio, hay que ayudarlo a cambiar para que se ablande y se redima. No chabones: si no aman o no pueden mantener el interés, nosostras no somos las responsables de ello. Revísense ustedes ¿por qué hay que mantenerlos interesados como si fuésemos odaliscas/geishas/etc.?
Volviendo a Erich Fromm: él dice que gran parte de las patologías sexuales y de los conflictos en el amor, provenían del miedo. El amor siempre nos da miedo porque toca una parte vulnerable de nosotres mismos. Es cierto que un poco de miedo o ansiedad están bien. Pero, el aparato capitalista ha hecho del miedo un altar sobre el cual supuestamente el amor se puede edificar.
Miedo de ellos a no tener suficiente dinero para ser aceptados (pregúntenle a los varones, la mayoría de ellos teme esto) Miedo de nosotras a no ser suficientemente atractivas, porque siempre estaremos en falta, según el modelo capitalista hegemónico. Miedo a no ser suficientes.
El miedo es parte necesaria del relato romántico. Quizás debamos desandar el camino del romanticismo y empezar a pensar amores que den un contexto de confianza, no de miedo. La confianza puede no ser tan excitante como el miedo. Es cierto.
Sin embargo, pregúntenles a las parejas que han durado mucho tiempo, cuál creen que es la clave de la permanencia: la confianza va a aparecer en su discurso palabras más, palabras menos.
Otra cosa que estuve pensando en torno a esto es que las redes sociales, son un lugar para que los varones se sientan seguros, y las mujeres tengamos miedo. ¿Por qué? Porque están pensadas por hombres y para hombres. Porque la violencia de los mensajes subrepticios las sufren las mujeres, generalmente. Por eso, los que suelen angustiarse más a la hora de conocer mujeres en persona son los varones. Las redes son suyas. Son un aparato en el que pueden catalogarnos. Entren a Instagram y verán como parece un catálogo de personas. Como si fuéramos ganado.
Las mujeres somos empujadas a un lugar de miedo, en las redes.
Y yo reconozco, que muchas de mis relaciones han fracasado porque yo misma me he puesto en un lugar en el que podía inocular miedo al otro. Así de naturalizado lo tengo. Muchas veces, pese a que no soy hombre, me siento más segura si me tienen miedo. Mambos con los que tengo que seguir trabajando. Porque si somos temidos nos sentimos en control, pero no podemos amar ni ser amados.
La Biblia presenta una propuesta superadora a los discursos románticos (en los que desgraciadamente, debo reconocer que a veces los psicoanalistas caemos). Y tiene que ver con cuidados afectivos. Pero cuidar es mucho más difícil que generar miedo.
“En el verdadero amor, no hay temor…el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.”
Generemos ambientes de confianza, no solo en materia de vínculos románticos, en nuestras comunidades, en nuestras iglesias. La confianza, la amistad y el cariño fraterno son mejor caldo de cultivo para el amor, que el miedo.
Aunque puede que no sea tan excitante…

, , , , , , , ,

Compártenos tu opinión

avatar
  Subscribe  
Notify of

Compártelo con tus amigos si te ha gustado

Artículos relacionados

SicologiaSinP.com - Ivka Itzak

Psicoanalista

Diplomada en Género y Teología. Columnista en "La Conversación en Curso". Columnista en "Reisyt". Desde su web difunde una mirada crítica hacia las religiones, la fe y la ideología occidental, apostando por la búsqueda de una fe orgánica y descolonizadora. [...]