El miedo al miedo

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Psicología Clínica

Si el Trastorno de Pánico no es tratado adecuadamente, la persona que lo sufre suele restringir cada vez más sus actividades fuera de su casa. Resulta habitual que ya desde el principio de la evolución de las crisis, se evite el uso de trenes, autobuses y metros, así como el ir solo por la calle, alejarse de la casa, o concurrir a lugares cerrados o con mucha gente (como cines, teatros, shoppings, etc). Luego puede ocurrir que resulte muy atemorizante incluso el quedarse en la casa solo, sin compañía. En casos extremos pero no excepcionales, ha habido personas que no han salido de sus hogares por meses, o incluso años.

En muchos pacientes, las crisis hace ya mucho que no ocurren, pero persiste un intenso temor de que reaparezcan: se ha instalado el miedo al miedo. Es decir, el miedo a tener miedo como consecuencia de un ataque de pánico.

Agorafobia:

Llamamos Agorafobia al temor a estar en distintos lugares o situaciones en donde puede llegar a resultar difícil escapar u obtener ayuda en el caso hipotético de tener una crisis de pánico. Al principio, estas situaciones pueden ser afrontadas pagando el precio de un intenso malestar físico. Tiempo después ya se vuelve necesaria la presencia de una persona de confianza como acompañante: surge así la dependencia. Finalmente, en la mayoría de los casos, dichos lugares o situaciones llegan a ser evitados por completo.

¿Por qué?

Si bien en un principio se pensaba que las causas de este trastorno eran exclusivamente psicológicas, hoy se sabe que no es así. Se han descubierto factores neuroquímicos, así como cierta predisposición genética, que, junto con elementos emocionales y eventos estresantes, llevan a la irrupción de este cuadro.

La edad de comienzo suele situarse entre los 25 y los 35 años, si bien estos límites no son estrictos.

Aproximadamente 35 de cada 1000 personas lo sufren en algún momento de sus vidas.

¿Cómo se diagnostica? ¿Tengo que hacerme estudios?

Como dijimos antes, la persona que sufre este problema ya ha pasado por distintos médicos clínicos antes de llegar a la consulta con el psiquiatra. Incluso en muchos casos han visitado también a otros profesionales de Salud Mental que al no estar especializados en este tipo de trastornos en particular, no han logrado una gestión exitosa. 

Los estudios clínicos básicos siempre son necesarios para descartar con certeza la existencia de problemas físicos. Luego de este primer paso (realizado habitualmente por el médico clínico o cardiólogo) estamos en condiciones de precisar el diagnóstico específico. El mismo se logra a través de la información que brinda el paciente acerca de sus síntomas, orientado por preguntas específicas formuladas por el especialista, y del estudio de la evolución del trastorno desde el momento en que comenzó a manifestarse. En esta etapa diagnóstica así como en la siguiente (tratamiento psicológico y/o farmacológico), en la gran mayoría de los casos no son necesarios estudios biológicos sofisticados.

¿Es verdad que la recuperación es posible? ¿Aún después de muchos años de evolución?

Absolutamente. La recuperación es la regla en casi todos los casos. Para que esto sea así es muy importante que el tratamiento sea específico, enfocado directamente en los síntomas del trastorno. Este tratamiento es altamente efectivo, y se compone de la Terapia Cognitivo-Conductual y el Tratamiento Farmacológico correcto.

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SicologiaSinP.com - Cynthia M. Córdoba

Licenciada en psicología, especializada en Psicología Clínica y Terapia Cognitiva Conductual. Redactora, supervisora de tratamientos y community manager exclusiva para psicólogos. Atención Online en diferentes lugares del mundo. Brinda tratamiento para adolescentes y adultos. Interesada en las terapias validadas empíricamente [...]