¿Existe verdad que no mienta?

No hay verdad que no mienta

Psicoanálisis

“Con este insu que sait de l´une-bévue, trato introducir algo que va más lejos que el inconsciente”, grata invitación de Lacan al comienzo del Seminario XXIV.

A cuatro décadas de estas teorizaciones, me parece pertinente que nos interroguemos acerca de un más acá del inconsciente considerando que la idea de algo que va más lejos llevó a quienes estaban LINGZU, llenos del Otro, en este caso, de Lacan, a dedicarse a la alquimia, sin poder LING-ZU, componer sueltos algo más allá de los rasgos del renombrado psicoanalista.

¿Qué quiero proponer con esto? Que las últimas producciones de Lacan llevan, desde mi perspectiva, a quienes la presencia del maestro hizo de pantalla a su enseñanza, al rechazo del descubrimiento freudiano: el inconsciente.

Postulados como que la verdad miente, que el inconsciente es real y que el psicoanálisis es una estafahan hecho que algunos desconozcan, por parcializaciones o incomprensión, las afirmaciones que realizó en los postreros años de su transmisión:

Sean ustedes lacanianos, si quieren. Yo soy freudiano y que el psicoanálisis trata de deshacer por la palabra lo que es hecho por la palabra.

A los morosos de su enseñanza que olvidan esto les sugiero que mejor no sigan pagando las deudas, las posteridades no aceptamos su-sesión.

No hay verdad que no mienta 

En el Prefacio a la Edición Inglesa del Seminario XI Lacan nos dice que no hay verdad que no mienta. ¡Es verdad!: la verdad no puede decir lo real, es en ese punto que miente. Sin embargo dice cómo el sujeto se posiciona ante lo real. ¿No será por esto que se corre detrás? ¿O acaso Freud retrocedió al percibir que la verdad de sus histéricas no coincidía con lo real de los sucesos?

Hemos visto cómo Freud sudó la camiseta: interrogó al entorno de sus histéricas si las vivencias sexuales infantiles eran verídicas ya que, el hecho de que todas hayan sido acosadas, le resultaba bastante dudoso. Lo interesante es que ante la respuesta negativa no bajó los brazos, sino que lo llevó a pensar que, a pesar de ser mentiras, no por ello dejaban de tener una influencia singular en la vida del sujeto. 

En este punto podemos destacar que, a pesar de que no se pueda decir toda la verdad, salvo mintiendo, puesto a que es solidaria de lo real”, no podemos olvidar que necesita ser dicha. Lacan manifiesta que “lo que el analizante dice, esperando verificarse, no es la verdad, es la varidad del síntoma. Varidad es un neologismo que supone la verdad como variable.

¡No hay La Verdad!: cada uno carga con su mochila signada por su historia y ante lo real se las arregla como puede. El psicoanálisis apunta a que el sujeto se responsabilice de lo real de su estructura puesto a que “se es más o menos culpable de lo real”, y esto no se logra sin correr detrás.

¡Con la verdad no se jode! Menos si en el famoso prefacio Lacan vincula al Pase con hystorizarse por sí mismo y “testimoniar lo mejor posible sobre la verdad mentirosa”.

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