Hacer Salud en las Américas: la Urgencia de un Cambio de Paradigma

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Cuando nuestro editor me pidió escribir una columna para esta semana, sabía de qué tenía ganas de escribir. No me percaté de lo difícil que sería hacerlo. Hay cosas de las cuales es difícil hablar, no porque sean demasiado profundas, sino porque son tan obvias que cuestionarlas encierra un quebradero de cabeza importante. No hay nada tan profundo como la piel, diría Lacan.

La salud en nuestro continente está determinada por un fenómeno, que de tan cotidiano se nos vuelve invisible: la colonización.

Hablamos, vivimos y nos movemos desde lógicas colonizadoras. ¿Por qué digo que tenemos la colonización a flor de piel? Porque nuestro pensamiento tiende a ser eurocéntrico, racista, machista, racional, cuantitativo. ¿De dónde provienen estas lógicas que contienen la violencia implícita en ellas? Muchos piensan que proviene del capitalismo, pero tiene un origen aún más profundo y oscuro: la colonia.

Nuestras instituciones estatales, nuestros hospitales, nuestros consultorios y la manera en la que se manejan la medicina y todas aquellas disciplinas a las que se considera “accesorias”, a la atención de la salud, contienen un sesgo colonizador.

Por ejemplo, cuando un médico receta un medicamento lo hace desde estudios que realizaron grandes farmacéuticas, grandes empresas manejadas por hombres blancos. A estas empresas no les interesa el vínculo con el paciente, les interesa ganar dinero y acumular. Las medicinas llamadas “alternativas”, son consideradas relativas, poco científicas y coadyuvantes en el mejor de los casos. Pero resulta ser, que en muchos casos los pacientes no se curan y recurren a los remedios naturales. La respuesta de los médicos: fue un placebo. Existen muy pocas investigaciones sobre remedios naturales en nuestros países, simplemente porque no son redituables. A nadie le interesa financiar investigaciones para que las poblaciones aprendan a curarse sin la necesidad de químicos. Por lo tanto, es mejor decirle a la población que el médico tiene razón que “tiene que hacer caso” y “hacer lo que el doctor le dice”.

Las medicinas originarias, si bien no tenían avales científicos, tenían mucha sabiduría. Eran menos invasivas y tenían en su raíz la noción de respetar los procesos naturales del cuerpo. Claro que los procesos eran más lentos,  y lo importante no era que las personas se reintegren rápido al trabajo, sino que se curen.

Por supuesto, que hoy en día sería impensable la vida sin el aporte de la medicina occidental. Pero creo que, como efectores de salud pecamos en suponer en el otro una tabla rasa. Alguien que no sabe. Alguien que está enfermo y debe someterse  a lo que dice el médico-civilizado-blanco porque “él sabe”. Y a veces nuestros pacientes tienen muchos recursos que ignoramos. Creemos que las campañas de salud se tratan de “informar”, “capacitar”, comunicar, suponiendo en el otro un receptor pasivo de la civilización que le queremos aplicar.

Lo cierto es que todos nuestros pacientes, sean descendientes de pueblos originarios o no, tienen muchos conocimientos acerca de su salud. Conocimientos que, al fin y al cabo ponen en práctica muchas veces que se hartan de los tratamientos

Diría que en mi experiencia lo que más suele enfermarlos es el intento de ser civilizado. El aprecio por  la  mentalidad blanca, europea,  racional, hace sentir a quien no puede llegar a esos estándares un inadaptado y un marginal…Cuando muchas veces  existe mucha sabiduría en su “ignorancia”.

Pero esta indagación en cuanto a los conocimientos previos del paciente y sus propias hipótesis acerca de sus procesos salud-enfermedad, es mucho más lenta. Requiere de tiempo, empatía y una mirada antropológica más que ligada a las ciencias duras. Los únicos que solemos devolverle esto del conocimiento sobre su propia salud a los pacientes solemos ser los analistas (algunos).

Creo sinceramente que gran parte de los problemas de salud que padecemos en nuestras sociedades occidentales tienen con el intento de burocratizar la salud del paciente. Creo que la medicina occidental tiende al control, el dominio, la sumisión del otro.
Creo que restituir el poder es un camino mejor, más humano y más ético. Con qué dispositivos y cómo…será una tarea a elaborar. Ojalá tuviésemos más investigaciones….que no estuviesen pagadas por las farmacéuticas.

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SicologiaSinP.com - Silvia Golubizky

Lic. en Psicóloga. Especializada en Género y Desarrollo

Columnista de paramujeres.com.ar, ejerce como Psicóloga Clínica de niños, adolescentes y adultos. Su área de trabajo es la clínica psicoanalítica. Recientemente obtuvo un diplomado en Género y Desarrollo. Ha dictado talleres, seminarios y conferencias en Tucumán, Buenos Aires y Santa Cruz, en Argentina. En el exterior Santiago de Chile, Washington y Miami. Desde su web difunde trabajos de psicoanálisis y comparte información sobre la violencia de género y la salud mental. [...]