TOT en la jungla de la ignorancia

TOT en la jungla de la ignorancia

Arte y Mente

Érase una vez un niño mudo que se enfrentaba a un mundo de ciegos y sordos. Lo curioso es que él no era mudo de verdad, sin embargo sus palabras se hallaban fracturadas, huecas, vacías, o por lo menos eso creía él. Tampoco los ciegos se encontraban ciegos realmente, pues en su mayoría gozaban de agudeza visual; no obstante, su ceguera radicaba en su insolencia. De igual forma, los sordos no estaban verdaderamente sordos, empero su ego y narcicismo les impedía escuchar más allá de su propia voz. En ese mundo, algunos poseían ambas discapacidades y aunque otros padecían sólo una, su necedad les hacía parecer poseer las dos.

Aquel lugar era conocido por todos como el mundo de la razón y los entes que lo conformaban se hacían llamar a sí mismos como: Adultos. Dichas criaturas eran mezquinas entre ellas mismas y es que en la jungla de la ignorancia, las bestias atacan sin fundamento. Es así, que aquel niño mudo vagaba solitario por el mundo y desesperado trataba de comunicarse con alguien, pero sus esfuerzos parecían en vano, ya que incluso, desconocía su propio nombre. Le decían Tot, pero pese a la simetría de las tres únicas letras que lo conformaban, Tot no se identificaba con ese nombre… T, O, T… ¡Tot!. Tres letras, tres simples letras que al derecho y al revés cual espejo decían lo mismo, pero a la vez, no le decían nada, ya que Tot no hallaba su reflejo en esa palabra. Le sonaba hueca, vacía, como aquella letra que se encontraba en medio: la letra “O”. No obstante, ese pequeño se identificaba por lo menos con aquel símbolo, no sólo porque le representara un vacío, sino que incluso, ante todo asombro este pequeño decía un inigualable- ¡Oooooh!-. Sin más ni menos, él recorría las calles grises de aquel frío mundo, cuya gelidez lo congelaba en sus adentros.

Cabe mencionar, que todo era rápido en aquel sitio y lo único que parecía tener un color distinto eran unos papeles verdes; los cuales, valoraban y alababan aquellas bestias como si se tratase de un dios. Tot no lo entendía, pues a su alrededor, un poco a las afueras de esas calles, existían otros colores, colores vivos, ante los cuales con sólo ser observados daban sentido a la vida de Tot, razón por la que nombraba estupefacto con un sinnúmero de : “¡oooooh!”, cada vez que divisaba algo hermoso o asombroso. Sin embargo, pese a sus letras, su volumen o lo agudo que sintonizara su voz, esas raras criaturas sólo percibían cual zombies aquellos papeles verdes de escaso valor. Los ciegos no eran capaces de ver los matices que Tot apreciaba con tanto júbilo, mientras que los sordos, aunque lo veían, ni siquiera oían el asombro y mucho menos lograban escuchar tan majestuoso sortilegio de una sola vocal. Ellos, sólo percibían y escuchaban ciegamente el ruido molesto de sus propias voces, y esto en consecuencia, dificultaba gravemente que pudiesen apreciar los demás matices. Así que era ese un mundo gobernado por la apatía y la velocidad. Sin embargo, pese a ello, Tot se desplazaba con sosiego y asombro sin más que decir que sólo:- ¡Oooooh!-. Hasta que un buen día sucedió lo impensable… a lo lejos, divisó en una de las calles por las que deambulaba, una figura sin igual, pues por primera vez en su vida pudo ver a una criatura similar a él. Parecida en tamaño, confusión, pero sobretodo parecida en asombro. Tot se acercó a ella y emocionado pronunció lo único que sabía decir, como intento de presentar su propio nombre o por lo menos, lo que identificaba del mismo. Fue así como Tot se acercó diciendo: -¡Oooooh!-. a lo que esa niña muda en similar situación a él respondió: -¡aaaaah!-. Inmediatamente entre ellos, hubo una conexión especial. Ambos percibían lo mismo, pero lo expresaban diferente. Tot con un:- ¡Ooooh! Y aquella misteriosa niña con:-¡aaaah!-.

Frase el Principito - Los adultos y la amistad

De ese modo, a partir de inigualable encuentro, ese par de niños hicieron una gran amistad, unidos por el objetivo de deambular por las calles de aquel mundo, para encontrar a más “mudos” como ellos, vagando sin rumbo fijo a la deriva pero alertas, viajando por un sitio que lejos de mostrar tan presumida razón, sólo parecía una jungla de asfalto. No obstante, pese a las bestias, este par era capaz de apreciar y escuchar lo que los ciegos y sordos se negaban aclamar, la verdadera belleza.

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Licenciado en Psicología

Licenciado en Psicología por la Universidad Autónoma de Aguascalientes (México). Respecto a mi trayectoria profesional, en mi área de trabajo, puedo decir que aunque egresé apenas hace un año de la carrera, durante trayectoria en la universidad, tuve la oportunidad de conocer y trabajar en clínica con todas las áreas de desarrollo ( bebés, niños, adolescentes, adultos y senectud). Cabe mencionar que también he tenido la oportunidad de trabajar con pacientes psiquiátricos, con mujeres privadas de la libertad en el CERESO (Centro de Reinserción Social) femenil y actualmente, laboro como profesor de educación especial. [...]