Algunos acontecimientos que pueden alterar la vida de los niños (el divorcio)

divorcio

Psicología Clínica

Vamos a referirnos ahora a un grupo de eventos y acontecimientos que generalmente de forma indeseada invaden a la familia; dentro de ella los niños son especialmente sensibles a este grupo que señalamos: el divorcio, las pérdidas físicas y emocionales, el contacto con hospitales y personal médico, los huracanes y ciclones. Haremos referencia también al nacimiento de hermanos, pues aunque en este caso no se trata de un evento indeseado, es imprescindible realizar un manejo adecuado de esta situación para evitar que se torne problemática para el niño y la familia en general.

– El Divorcio.

Suele existir un mito en relación con el divorcio o separación de los padres; es el hecho de considerar que cuando ocurre siempre los niños resultan afectados. Esto no es así. Realmente cuando un matrimonio ya no se sustenta en el amor, el respeto y la comprensión mutua, cuando la dinámica familiar es invadida por peleas y gritos, cuando padres e hijos, todos los miembros de la familia en general sienten malestar por una situación que se torna cada día más insoportable con las consecuencias emocionales que trae esto aparejado, el divorcio no solo es necesario sino también saludable para todos.

Lo que daña a los niños no es la separación en sí misma, sino el manejo inadecuado que se realiza de esta situación. 

Lo primero en relación con este tema, es que cuando ya se ha tomado una decisión definitiva ambos padres deben sentarse con los hijos y comunicarle que se van a separar. En este momento debe quedar claro que la razón del divorcio no tiene nada que ver con los niños, puesto que estos tienden a auto-culparse pensando que por ellos haber sido motivo de conflicto entre los padres en algún momento, pueden haber sido la causa del problema. También se debe enfatizar que aunque uno de los miembros de la pareja, con frecuencia el padre, se tenga que marchar de la casa, el vínculo no se romperá ni debilitará por esa causa. El pequeño debe saber que siempre seguirá contando y teniendo a su alcance a ambas figuras. En ningún momento los padres culparán al Otro delante del niño, es un procedimiento muy nocivo.

Ambos padres, de mutuo acuerdo, deben establecer un sistema de atención a los hijos de forma estable y sistemática. El miembro de la pareja que no va a convivir con el niño después de producido el divorcio, debe cumplir con disciplina con el régimen de comunicación que se establezca. La importancia de este aspecto suele no ser bien interiorizada, tratándose probablemente de uno de los esenciales para que los niños no se afecten con la separación. Cuando el pequeño sabe con certeza los días de la semana en que verá a su papá, que esos encuentros nunca fallarán, o en todo caso se le comunicará previamente de haber algún problema, se convence de que efectivamente la atención de esa importante figura no le faltará. Si por el contrario el sistema es inestable, el papá lo mismo aparece cualquier día sin avisar que se ausenta por períodos largos de tiempo, entonces en la mente del pequeño aparece la preocupación de que en cualquier momento nunca más lo verá. En este caso puede darse la aparición de síntomas psicológicos en el menor; uno de los más frecuentes es el surgimiento de un exceso de ansiedad o un temor persistente para enfrentar la separación habitual y cotidiana hacia el progenitor con el que él se ha quedado. En este ejemplo que ponemos, sería con la mamá. El niño puede empezar a negarse a estar lejos de la madre en todos los momentos del día, se niega a ir a la escuela, a jugar con los amiguitos, incluso a dormir en su cuarto, o sea necesita aferrarse a esa figura para evitar que “ella también desaparezca”. 

Otra situación frecuente es que una vez que se ha producido la separación de la pareja, el niño o niña, comienza a lidiar con dos fuerzas antagónicas que lamentablemente lo utilizan de intermediario y/o depositario de malestares y resentimientos de toda índole. Para un hijo está situación es dolorosa y altamente estresante. Si establece una alianza con uno de los dos padres, siente que traiciona al otro, también muy querido. A veces hasta el propio niño recibe recriminaciones verbales del tipo: “Tú estás de parte de él, yo no me merezco eso”. El menor no sabe defender su posición. No sabe, en la mayoría de los casos, reclamar que ellos deben quedar fuera de las desavenencias de este tipo; son víctimas de chantajes emocionales y al final son lo que tienen menos recursos para lidiar con todos estos problemas. 

Algunas veces se hace uso de la tutela del niño para “castigar” al otro miembro de la pareja que se ha desintegrado. Es decir que, por ejemplo la madre, quien se ha quedado a cargo del hijo, manipula a su conveniencia la comunicación del niño con el padre. Le dificulta los encuentros, le plantea obstáculos e impedimentos cada vez que se planifica una salida o alguna otra forma de contacto, en ocasiones hasta se castiga el mal comportamiento del menor con la negación de salir con el padre el domingo. El padre nunca debe ser objeto de prohibiciones, esta es una figura fundamental, tanto como la madre, en la atención de las necesidades de todo tipo de los hijos, deben ser siempre accesibles e imprescindiblemente cercanos. Cuando con la intención de venganza se restringe el contacto con el otro miembro de la unión disuelta, el que ya no convive pero sí desea mantener un buen vínculo con el hijo, en primera instancia el que resultará más afectado siempre será el niño. 

También será necesario que ambos padres en sus interacciones con el hijo protejan la imagen y la autoridad del otro- ausente. Aún cuando en ocasiones no estén de acuerdo con determinado proceder, actitud o método es importante que no enjuicien, demeriten o hagan notar de alguna manera la diferencia de criterios. En esos casos deberá resolverse la incongruencia a través de la comunicación entre la madre y el padre, en ausencia del hijo o hija.

La existencia de hijos en común, los cuales con bastante probabilidad fueron engendrados por y con amor, hará necesario que las partes logren salvar sus diferencias y comunicarse de un modo normal, racional y respetuoso. De ello dependerá la verdadera magnitud del daño emocional y que los niños, más allá del divorcio, pueden seguir contando con ambos padres.

En resumen es importante reiterar que no es el divorcio en sí mismo el que pudiera ser causa de afectación en los niños, sino un manejo inadecuado de esta situación. Es necesario brindarles las explicaciones requeridas y crear un régimen de atención estable y sistemático con el miembro de la pareja que pierda la convivencia con el menor.  No se debe utilizar al niño como intermediario y/o depositario de los conflictos y malestares de ambos padres. Es imprescindible lograr una comunicación efectiva en aras del bienestar emocional de los hijos. 

Padres

  • Explicar a los hijos que se va a producir el divorcio y la causa de la separación. Aclarar que ellos, los niños, no son los causantes de la situación. Tampoco los padres deben culparse uno al otro.
  • Aclarar que ambos padres aunque vayan a divorciarse no perderán jamás el vínculo con los hijos, que ellos siempre contarán con su afecto y apoyo.
  • Establecer un régimen de atención estable y sistemático, para la figura que no va a convivir con el menor después de la separación. Cumplirlo con disciplina y rigor.
  • Dejar a los niños fuera de las desavenencias de los padres, no utilizarlos como intermediarios, como objetos de venganza ni emplear con ellos el chantaje emocional. 
  • Hacer todo el esfuerzo necesario para, por el bienestar del niño, lograr un entendimiento.
  • En la interacción con el hijo, proteger la imagen y autoridad del progenitor ausente. 

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SicologiaSinP.com - Roxanne Castellanos Cabrera

Licenciada en Psicología

Lic. en Psicología (2001) Máster en Psicología Clínica (2008) Doctora en Ciencias Psicológicas (2017) Profesora Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana. Compiladora y autora de "Psicología. Selección de Textos", Editorial Félix Varela (2003), autora de "Los niños, la Escuela y otros temas. Sugerencias para padres y maestros", Editorial José Martí (2016). Investiga en temas de bienestar psicológico infantil. Directora del Centro de Orientación y Atención Psicológica (COAP) de la Facultad de Psicología, de la Universidad de La Habana. [...]