¿Cómo fomentar el lenguaje oral en los primeros años de vida?

lenguaje

Psicología Clínica

Los seres humanos somos interactuantes por naturaleza, pues necesitamos de un otro para nuestro desarrollo, principalmente en los primeros años de vida. Cuando somos apenas bebés, los adultos nos ayudan adaptarnos a través de la comunicación, tanto verbal como no verbal, sentando así las bases para la aparición del lenguaje oral. Sin embargo, no solamente necesitamos de la mediación del adulto; la interacción de los infantes con sus iguales es también una vía para el desarrollo de habilidades comunicativas. En este sentido, dada la situación epidemiológica actual causada por la COVID-19 y debido al riesgo que supone mantener un contacto personal común y regular, hemos reducido nuestro círculo social de amigos, familiares y vecinos, afectando la riqueza de las relaciones en que podemos insertar a los más pequeños. Con lo cual no se quiere decir que los nacidos en pandemia o en los meses previos a esta tengan un desarrollo más pobre de la comunicación; sino que, en algunos casos y por la mediación de otros muchos factores, el desarrollo del lenguaje oral puede verse afectado.

Muchas veces los adultos se preocupan y quejan porque su hijo/a, nieto/a, sobrino/a u otro infante cercano, no ha logrado aún hablar con cierta fluidez, pero la realidad es que la mayoría acaban interactuando muy poco con los niños y niñas. Pues, aunque como adultos que somos, tenemos también que dedicarnos a otros roles en el hogar, la familia y el trabajo; los más pequeños necesitan de nuestra ayuda y cooperación. Por tal motivo presentamos algunas orientaciones para fomentar el desarrollo del lenguaje oral en los infantes:

  • Colocar al bebé en posiciones que le permitan observar la boca de quien le habla, de este modo va asociando desde el inicio los sonidos que escucha a los movimientos de los labios de su interlocutor y le será más fácil imitarlos.
  • Llamar al infante por su nombredesde que él o ella sea capaz de voltear la cabeza para buscar la voz del adulto. En este sentido, no es conveniente referirse al niño o la niña como “nene”, “chiquitico/a” u otro apodo que, aunque cariñoso, confunde al infante.
  • Propiciar una pronunciación adecuada, si el infante no dice correctamente una palabra debe repetírsela con una entonación clara y con gestos que ayuden a su compresión. Aunque nosotros lo entendamos en su “jerigonza”, es necesario hacerlo que repita la palabra y que se escuche a sí mismo cuando la dice. Por ejemplo, si señala hacia el biberón, no importa que comprendamos que quiere leche, debemos intentar que lo verbalice haciéndole preguntas como ¿qué quieres?, ¿cómo se llama?, ¿dónde está eso que quieres?, etc.
  • Emplear la palabra “no” cuando el infante haga algo incorrecto, es decir, eliminar el uso de la expresión “caca” cuando se vaya a indicar al niño o la niña que lo que está haciendo es inadecuado. Se debe utilizar el “no”, inmovilizándolo y atrayendo su atención a la acción correcta; no se trata solamente de decir “no se hace”, sino de enseñar cómo hacerlo en el mismo momento que ocurra la acción incorrecta, sin demora y siendo concisos, claros y firmes, sin gritarle.
  • Narrarle cuentos fomenta el vocabulario del infante e incorpora en este palabras y expresiones que se alejan de la rutina diaria y que, a partir de escucharlas, propician el uso del diálogo. Además, es útil emplear láminas en esta actividad que ayuden a comprender la historia.

En resumen, la interacción del adulto con el infante tiene una marcada importancia en los primeros años de vida, pues su desarrollo, tanto físico como psicológico, depende en gran parte de nosotros. Debemos hablarles, contarles el día a día, comunicarnos con miradas, sonrisas y gestos. Por muy ocupados que estemos cumpliendo tareas en el hogar, debemos sacar tiempo para jugar con los pequeños, enseñarle objetos nuevos, para qué se usan, dónde los guardamos usualmente. De modo que contribuyamos a la satisfacción de sus necesidades ya que, en esta etapa de la vida, necesitan la atención y el cariño de quienes le rodean y sienten el deseo constante de involucrar a sus cuidadores en el juego y las distintas actividades de su rutina diaria.

Ten paciencia, recuerda que nosotros también fuimos niños ¡Aplica los consejos que te dimos para mejorar su lenguaje!

Fuentes

Cruz, L. V. (2013). La mediación del adulto en el desarrollo psicológico del infante durante los tres primeros años de vida.La Habana: Editorial Félix Varela.

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SicologiaSinP.com - Jennifer Alvarez

Estudiante de Psicología

Estudiante de 2do año de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana. Miembro de la Comisión de Comunicación de dicha Facultad. Alumna ayudante de las asignaturas Metodología de la Investigación Psicológica I y II. En 2020, presentó los resultados de la investigación “Consumo de videojuegos en escolares habaneros”, como coautora de dicho estudio, en el XI Encuentro Internacional de Estudiantes de psicología. Actualmente presta ayudantía en la línea de investigación “La Psicología Organizacional en la gestión del desarrollo empresarial”. [...]