¿Qué son los mecanismos de defensa y cómo están frenando tu productividad?

mecanismos-de-defensa

Psicología Clínica

Permítanme empezar con una confesión (¿vergonzosa quizás?): el sólo hecho de pensar en escribir un artículo, me parece realmente intimidante. Me preocupa no poder crear algo que sea minucioso y preciso, pero que al mismo tiempo tuviera sentido y fuera fácil de leer.

¿Así que saben qué es lo que hago? Como adulto responsable que soy, evado esa tarea lo más que puedo y hago otros proyectos más pequeños y más fáciles primero: vacío mi bandeja de entrada, llamo a mi mamá e incluso limpio mi casa.

Claramente no se requieren muchos conocimientos en psicoanálisis para saber cuál es mi mecanismo de defensa: la evasión.

Todos tenemos ese “anti-superpoder” que a veces hace más mal que bien. Determinar cuál es el tuyo no es para hacerte sufrir, identificarlo puede ayudarte a superarlo. Así que, ¿cuál es tu mecanismo de defensa? ¿Qué comportamiento adoptas para despejar las sensaciones de ansiedad y así preservar tu ego? ¿No estás seguro? Bueno, vamos a profundizar un poco más y averigüemoslo.

Pero primero… ¿qué son los mecanismos de defensa?

El primero en definir los mecanismos de defensa fue Sigmund Freud. Sin embargo, su hija Anna Freud los siguió desarrollando y expandiendo en su importante investigación.

En esencia, los mecanismos de defensa son egoístas. Todos los usamos inconscientemente para evitar y protegernos de los pensamientos o sentimientos negativos (como la ansiedad o la culpa).

Nuestros mecanismos de defensa entran en acción cuando nos sentimos amenazados. Esto no necesariamente significa sentirse amenazado físicamente, más bien significa que estas estrategias psicológicas son prevalentes en entornos de alto estrés, cuando dudamos de nuestras habilidades y de pronto nos damos cuenta de nuestras propias deficiencias. Nos ponemos a la defensiva para poder preservar nuestro ego.

Por supuesto, los mecanismos de defensa pueden surgir en cualquier área de nuestra vida. Pero son visiblemente más frecuentes en situaciones en donde el estrés a menudo es alto y existe un deseo abrumador de dar lo mejor de sí.

Pero he aquí el problema: los mecanismos de defensa son normales y todos los usamos hasta cierto punto. Pero, como explican los investigadores, cuando estas conductas se llevan al extremo, es cuando las situaciones van de mal en peor: se desarrollan tendencias obsesivas e incluso neuróticas.

¿Cómo puedes evitar que tus propios mecanismos de defensa se conviertan en un problema mayor? El primer paso es reconocer cuál es tu mecanismo de defensa, pero ¿cuáles son los mecanismos de defensa que existen? Una búsqueda rápida revela que existen muchísimos, así que vamos a explicar solo algunos ejemplos de los más recurrentes:

  1. Evasión

Lema del mecanismo: voy a alejarme lo más que pueda de esa situación estresante.

Empezamos con mi favorito. Cuando surge algo con lo que no quieres lidiar, muchas veces parece más fácil evitarlo totalmente.

La procrastinación es la forma más común de evasión (ahem, soy culpable) te mantienes alejado de un escenario potencialmente negativo al continuar postergando lo que tienes que hacer. Sin embargo, la evasión se extiende más allá de tus tareas, hasta tus relaciones también. Por ejemplo: al posponer una charla conciliadora con esa persona con la que tuviste un desacuerdo.

Este es el mayor problema con la evasión: las cosas no desaparecen sólo porque las ignoras. Todavía tienes que hacer esa tarea. Ese conflicto con esa persona debe resolverse eventualmente. ¿Y qué sucede a la larga? Las cosas se ponen peor entre más las evitas. No es sólo que la fecha de vencimiento está cada vez más cerca o que la tensión con esa persona va creciendo poco a poco, sino que la anticipación en sí es una tortura y muchas veces hace que exageres las cosas. El miedo paralizante previo a la confrontación, es una emoción poderosa (y estresante).

  1. Negación

Lema del mecanismo: eso simplemente no puede pasar.

Imagina que tu equipo y tú están trabajando en un importante proyecto escolar. La fecha de vencimiento está próxima, y todavía tienes mucho trabajo por hacer, tanto, que de hecho, varias personas de tu equipo de trabajo han expresado su preocupación sobre si será posible acabar a tiempo.

Cada vez que muestran un poco de duda, tu respondes rápidamente con aparente indiferencia, “Nah, yo no estoy preocupado. Eso no va a pasar.” Claro, podrías decir que es una actitud positiva. Pero en realidad, es un mecanismo de defensa que se conoce como negación.

La negación es más que evitar una circunstancia o un pensamiento potencialmente amenazador, es negar vehemente incluso el hecho de su existencia. No es posible que tu equipo no cumpla con la fecha de entrega. Ni siquiera es una posibilidad.

Claro, las cosas pueden salir mal de muchas maneras posibles (y eso es más fácil de reconocer cuando no estás en el meollo del asunto). Pero este mecanismo de defensa te ciega con optimismo para que puedas seguir hacia adelante sin el peso de las expectativas realistas.

“Existe un hecho inmutable sobre la negación: no funciona a largo plazo”, escribe Carl Alasko, autor en un artículo en la revista Psychology Today. “La realidad siempre gana. Y cuando lo hace, el siguiente paso en el proceso es culpar porque eso transfiere la responsabilidad hacia alguien más o hacia algo más.”

  1. Racionalización

Lema del mecanismo: eso no es mi culpa porque…

Ah, el viejo juego de la culpa. Aquí es justo donde la racionalización entra en juego. Con este mecanismo de defensa, se te ocurren un montón de “hechos” que explican por qué una situación se desarrolló de cierta manera.

Regresemos a nuestro ejemplo sobre no haber cumplido con la fecha de entrega para tu proyecto de equipo. Admitir que no lo acabaste a tiempo porque lo empezaste demasiado tarde puede doler.

¿Sabes qué es mucho más fácil? Decir que no cumpliste con la fecha de entrega porque otro equipo no te dio lo que necesitabas a tiempo. O porque tu computadora colapsó. O todas las anteriores. Hacer una retrospectiva sincera y reconocer cómo contribuiste a tu propia caída, nunca es fácil.

“Para mucha gente con egos sensibles inventar excusas les es tan fácil, que ni siquiera se dan cuenta,” explica Saul McLeod, un investigador en psicología de la universidad de Manchester, en un artículo para Simply Psychology. En otras palabras, muchos de nosotros estamos bastante preparados para creer nuestras propias mentiras.

  1. Desplazamiento

Lema del mecanismo: necesito encontrar un blanco desprevenido para mis emociones negativas.

Tu jefe llegó una hora tarde al trabajo. Esa es una transgresión que podías haber ignorado…de no haber sido porque tuvo la desfachatez de llamarte a su oficina para darte un sermón sobre la importancia de llegar a tiempo al trabajo.

Te sale humo de las orejas, pero sabes que no le puedes gritar a tu jefe. Te calmas, te disculpas (…por nada) y luego sales de su oficina.

¿Qué sucede después?

Si el desplazamiento es tu mecanismo de defensa, al que se atraviese en tu camino, va a desear nunca haberlo hecho. Puede ser que llegues a enojarte sin justificación cuando estés haciendo tus informes, o incluso volverte loco con tus colegas que no han hecho nada mal. Puesto de manera simple, canalizas toda tu frustración y tus emociones negativas hacia un blanco totalmente equivocado, y todo porque sabes que dirigir esos sentimientos hacia tu jefe, tendría consecuencias para ti.

Eres humano y tener días malos es inevitable. Sin embargo, eso no quita el hecho de que es una estrategia viable para lidiar con estas situaciones, y sólo le harás daño a tus relaciones a largo plazo.

Libérate: ¿cómo puedes evitar los mecanismos de defensa?

Recuerda, los mecanismos de defensa son normales. Y, cuando los usas ocasionalmente, pueden ser de ayuda. Sin embargo, cuando tu mecanismo de defensa se convierte en un hábito que repites a diario, ahí es cuando puedes autosabotearte.

No lo voy a endulzar, dejar de depender de esos mecanismos de defensa es incómodo y difícil. Requiere que hagas justo lo que estabas evitando hacer: permitirte ser vulnerable.

Como cualquier otro comportamiento, el primer paso para poder cambiar es reconocer el problema. Analiza tus pensamientos, emociones, reacciones, e intercambios en tu vida diraria para determinar cuál de los mecanismos de defensa estás usando como muleta.

¿No te reconoces en ninguno de los anteriores? Existen muchos otros ejemplos de mecanismos de defensa en psicología, incluyendo:

  • Regresión: regresar a comportamientos infantiles (es decir, imitar personas cuando se sienten ofendidos).
  • Categorización: segregar distintos pensamientos o partes de tu vida (es decir, excluir cualquier problema personal cuando estás en el trabajo).
  • Proyección: proyectar tus pensamientos y emociones en los demás (es decir, mencionar que tu colega se ve muy nervioso por su evaluación de desempeño, cuando en realidad eres tú el que está ansioso).
  • Formación reactiva: reprimir los impulsos y controlarlos exagerando el comportamiento opuesto (es decir, decirle a un amigo con el que estamos enfadado que todo está correcto para evitar una discusión)

Una vez que has identificado el mecanismo que estás usando para preservar tu ego, es tiempo de pedir ayuda para no recaer en los mismos hábitos.

Encuentra a alguien que te obligue a hacerte responsable y que pueda identificar cuando te pones a la defensiva. Esta persona debe poder, en el calor del momento, dirigir tu atención hacia el hecho de que estás descargando tu frustración o evitando tu lista de pendientes. No es ningún secreto que los compañeros de responsabilidad pueden hacer maravillas. Así que, si tu meta es cambiar tu comportamiento, puedes esperar un porcentaje de éxito bastante decente.

La mejor ofensiva es una buena defensa… ¿verdad?

Esta afirmación es válida en los deportes, pero no tanto en la vida diaria. Depender demasiado de algún tipo de mecanismo de defensa, puede hacerte perder de vista la realidad muy fácilmente.

Pero hay buenas noticias: puedes hacer algo al respecto.

Después de todo, si yo logré forzarme a escribir este artículo, creo que tú también puedes superar tu propio mecanismo de defensa. Este es un hecho difícil de negar, incluso si la negación es tu elección de defensa.

, , , , , , , , , , ,

Compártenos tu opinión

avatar
  Subscribe  
Notify of

Compártelo con tus amigos si te ha gustado

Artículos relacionados

SicologiaSinP.com - Wendy Fernández

Estudiante de Psicología

Estudiante de 3er año de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana. Miembro de la Comisión de Comunicación de dicha facultad. Miembro del Proyecto TerrA. Miembro de la Comisión de Comunicación del Proyecto Escaramujo. En 2020 fue parte del Comité Organizador del Evento Académico Adolescer [...]