Amor y Deseo: dos palabras que tienden a confundir 

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Es indiscutible, que el amor entre dos personas trae gozo y felicidad para la relación en que se encuentren, así sea un noviazgo o un matrimonio. Resulta sumamente curioso lo que sucede con una pareja que solamente llevan pocos meses juntos, digamos cinco o siete meses conociéndose, saliendo y pasando momentos agradables, momentos que perfectamente pueden ser descritos como románticos y eufóricos.

Cuando un hombre se enamora de una mujer, o viseversa, suelen pensar el uno en el otro todo el tiempo, y esto ocurre, sin dudas, cuando hay atracción física o porque tienen mucho en común, y el cariño los une cada día más. Incluso, existen diversas canciones que los enamorados se dedican  para expresarse cuanto se desean o se extrañan, y una de ellas pudiera ser: Te Deseo de Wisin y Yandel:

Yo no te puedo mentir, es que pienso tanto en ti,
No puedo resistir, amarte hasta morir.
Extraño tu calor, eres un ángel que cayó del cielo.
Le pido a mi Dios que me quieras como yo te quiero.
Te deseo, más te deseo…

Pues, no es para nada nuevo que el deseo suscita emociones intensas, y una pasión extrema que parece imposible de apagar, y lo definiría como ardiente. En realidad, las parejas que se desean, se aman con frenesí, pero se aman por la belleza corporal, por ese atractivo físico que llama la atención. Se trata de una hermosura que entra por la vista e hipnotiza, y suele ser dinamita pura para quien admira esta belleza externa.

De este modo, se puede decir que hay personas que se desean profundamente, tanto así, que serían capaces de hacer feliz a su pareja a toda costa. Porque el deseo suele confundirse con el amor, porque en ambos se sienten emociones y se aspira a dibujar un cielo azul para la persona que tenemos a nuestro lado.

Cuantas veces hemos escuchado: ¡ Fue Amor a Primera Vista! Quizás alguno de nosotros hemos creído que existe el amor a primera vista, tal vez, en la adolescencia nos enamoramos por solo ver a alguien, pero si reflexionamos más, podemos comprender que lo que existe es el deseo a primera vista, que el hecho de ver a alguien no significa que caerás redonda/o a sus pies; puesto que, se necesita mucho más tiempo para que el verdadero amor pueda surgir y, obviamente con el pasar de los días, los meses y los años puede permanecer, porque este amor se funda en la belleza interna, este amor es espiritual, es realmente maravilloso, y diferente del deseo que termina cuando el atractivo físico deja de ser tan llamativo, cuando las arrugas aparecen, cuando los besos y caricias de los primeros días de relación ya causan hastío.

Lo anterior me hace reflexionar acerca de esos noviazgos que empiezan envueltos en besos, luego se casan, aceptando estar juntos en las temporadas buenas y en las malas, o estar para apoyarse porque supuestamente se quieren demasiado, tanto que no pueden vivir el uno sin el otro, hasta que deciden vivir juntos, que se levantan cada mañana y se ven sin “los disfraces”, es decir, sin el maquillaje, sin la ropa tan sexy que usaban para coquetear, e incluso, sin el olor al perfume de aquellos momentos que más los hicieron sentir apasionados. Ahora se miran, y se sienten frustrados, porque cuando comenzaron la relación, lo hicieron por puro gusto, por el placer, y ya son dos personas conviviendo bajo el mismo techo que llevan una vida infeliz, discutiendo sin frenos, y catalogando su matrimonio como asfixiante.

En fin, la belleza externa es pasajera y la interna es perdurable, por tanto, enamórate de la personalidad, de los hechos, de la conducta y el comportamiento, enamórate de los frutos que va dejando un ser a su paso, y valora lo que realmente merece la pena valorar; la belleza del alma.

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