El duelo psicológico es el proceso natural de adaptación que sobreviene después de una pérdida física o emocional. Involucra directamente a la familia y de manera indirecta a los maestros.
Cuando un niño sufre la muerte de un familiar allegado o la ausencia por largos períodos de tiempo por razones disímiles (emigración, misiones, reclusión penitenciaria, etc.), puede comenzar a dar señales de desequilibrio que hasta cierto punto son normales. Los padres, con la ayuda especializada, deben lidiar con este problema y afrontarlo del modo más sano.
A los maestros les corresponde conocer la situación por la que está atravesando el escolar, y entender que el rendimiento docente durante un tiempo determinado, pudiera verse afectado. También es conveniente que están atentos a cualquier tipo de cambio de comportamiento y alertar de inmediato a la familia. Los niños no deben percibir ningún cambio en el tratamiento que reciben habitualmente: observación constante, excesos de atenciones y/o lástima. Tal vez resulte pertinente que el maestro intervenga ante alguna indagación o comentario de otros niños del aula. En esos casos se debe reaccionar sin alarmas, con naturalidad, evitando extenderse demasiado en explicaciones pero tampoco coartando con brusquedad la situación porque esto aumentaría la curiosidad y podría suponer más tensión para el niño afectado. Es importante ser cuidadoso de no crear una atmósfera poco natural o de misterio en el aula.
Los padres deben comunicarse con la maestra o maestro y ponerlo al tanto de las explicaciones que ha recibido el niño. Esto evitará que ante posibles interrogantes del pequeño, se ofrezca una respuesta que no coincida con la versión que él ha recibido. Esto lo puede hacer dudar o albergar resentimientos hacia sus seres queridos. Las preguntas deben responderse siempre de un modo claro, directo, natural. Nunca dar más información que la que el niño ha pedido. La ansiedad y la agresividad son normales durante estos procesos. Al cabo de tres meses, el escolar debe ir poco a poco volviendo a su estado habitual.
En el artículo siguiente, dedicado especialmente a los padres profundizaremos en el duelo psicológico.
Maestros
- Mantenerse al tanto del menor que está atravesando por una situación de duelo psicológico sin que el mismo se sienta bajo una observación constante.
- Comprender que el rendimiento docente pudiera verse afectado de modo transitorio.
- No colmar al niño de atenciones ni tratarlo con lástima. Mantener el tratamiento habitual.
- Ante la curiosidad o comentarios de otros niños, intervenir con naturalidad apoyando al menor que está transitando por el duelo.
- Cuidarse de no crear una atmósfera poco natural o de misterio en el aula.
Padres
- Comunicarse con el maestro o maestra y ponerlo al tanto de la situación y de las explicaciones que se le han dado al niño.
- Responder las preguntas del niño de un modo natural, claro y sincero. No dar más información que la que él haya solicitado.
- Mantener la observación sobre el comportamiento y reacciones del menor.
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