¿Cómo es la atención de problemáticas psicológicas en la infancia? Dificultades en la asimilación de las normas de conducta

conducta

Psicología Clínica

Las dificultades en la asimilación de las normas de conducta, es probablemente uno de los problemas más difíciles de enfrentar por padres y maestros. Es por eso que es muy importante prevenir su aparición. 

Desde muy pequeños los niños deben aprender a respetar la autoridad de sus progenitores. Para eso, los padres deben trasmitir las normas y colocar los límites de su conducta. Debe quedar claro que son ellos quienes tienen la autoridad, pero al mismo tiempo deben ser flexibles y razonables en el proceso de construcción de esas reglas y límites. 

Si un niño acepta la autoridad de la familia, no deberá tener dificultades para respetar al maestro o maestra. Si por el contrario en el hogar existen deficiencias en la asimilación de las normas y límites, el escolar será más propenso a presentar estas problemáticas en la escuela. 

Los límites tienen que ver con la delimitación de los espacios físicos y psicológicos de cada persona. Los niños deben conocer los límites de ellos y de los demás. Por ejemplo un menor de 3 años en adelante puede tener acceso al mueble donde se guardan sus ropas, a su cajón de juguetes, a su cuna o camita. Sin embargo no debe acceder a los escaparates u otros muebles que guardan las pertenencias de las demás personas, a las carteras o bolsos de los padres u otros adultos. Estos son límites físicos. Si un pequeño  de 5 años llega de visita a un lugar y echa mano de cuanta cosa ve, las manipula y las cambia de lugar, es casi seguro que a él nunca le han enseñado los límites. 

Por otra parte los límites psicológicos implican que hay cuestiones que no son de la competencia de los menores. Ellos no deben tener participación en las conversaciones y temas de los mayores, ni tener la potestad de interferir en el modo en que los adultos planifican y regulan sus vidas. Por ejemplo no permitir que la madre divorciada tenga una nueva pareja o estar al tanto de los gastos de la economía doméstica; esto revela dificultades en la delimitación de límites psicológicos. 

La inconsistencia es un error en el que se incurre a menudo en lo relativo al ajuste de las normas de conducta. Una misma acción puede ser premiada, ignorada o castigada, en dependencia del contexto, de la persona y hasta de los estados de ánimo del adulto encargado de velar por su cumplimiento. Por ejemplo algo indebido puede parecer gracioso y los padres se ríen, mientras que cuando se reitera el comportamiento entonces se castiga al niño. En otro ejemplo, en la casa se permite una conducta determinada (por ejemplo registrar la cartera de la madre), mientras que si lo mismo ocurre con la cartera de alguna otra persona el niño recibe un fuerte regaño. Otro caso, uno de los padres ha tenido un mal día y reprime fuertemente al pequeño por algún comportamiento que usualmente nunca ha sido reprobado. Pudiéramos citar muchos más ejemplos. La inconsistencia atenta seriamente contra la interiorización de las normas. 

Las normas y límites para que sean asimiladas por los niños deben:

  • Estar en correspondencia con su edad y posibilidades físicas y psíquicas. (No se le puede pedir a un pequeño de 3 años el mismo control sobre sus emociones que al niño de 8)
  • Ser claras, específicas y aplicadas invariablemente en las mismas condiciones.
  • Que exista siempre una consecuencia por su transgresión. (Si el niño viola las normas y no ocurre nada, entonces ellas pierden completamente su sentido)
  • Que el niño entienda el por qué y el para qué de las normas. (No deben imponerse de modo autoritario y con explicaciones del tipo “Porque sí, porque lo digo yo y yo soy quien mando”
  • Que no estén en contradicción con sus necesidades psicológicas (Si un niño de 7 años está participando del mejor momento de un juego determinado con unos amiguitos, es preferible permitirle un poco más de tiempo, que coartar definitivamente dicha actividad porque es la hora del baño.)
  • No ser excesivas.

Las consecuencias por la trasgresión o violación de las normas establecidas deben enfocarse (cada vez que se pueda) desde una ausencia de premios y no como castigos propiamente. Los niños deben conocer por adelantado siempre, las consecuencias de las transgresiones. 

Al elogiarse o tomarse alguna acción restrictiva con los niños debe tenerse en cuenta que:

  • El elogio o castigo debe estar acorde con la acción cometida.
  • Recordar que el exceso de estímulos que se otorgan de forma indiscriminada,  impide la interiorización de las normas.
  • El elogio o castigo no debe prolongarse demasiado en el tiempo pues pierden efectividad.
  • Se debe criticar las acciones incorrectas y no al niño. Es correcto: “Hoy te has portado mal”;  es Incorrecto “Eres un majadero y un insoportable”
  • Estimular otorgando mayor autonomía cuando el niño demuestra asimilación de una regla.
  • No se debe estimular de ningún modo las conductas negativas. (reírse o contarle lo sucedido a todos los familiares y amigos)
  • Tener en cuenta lo negativo del castigo corporal: expresa fracaso en la comunicación por parte del padre, impone un modelo de violencia, genera sentimientos negativos (culpa, odio, tristeza)

Algunas familias ven como algo normal en los niños de edades anteriores a la escolarización, los comportamientos de franca rebeldía y desaprobación a la autoridad de los padres. Llegado el momento en que ya debía haberse dado un proceso gradual de asimilación de las normas de conducta, escolares que recién arriban a esta etapa, comienzan a presentar dificultades en este sentido, lo cual además atenta contra la adaptación a la institución. 

En estos casos, tal vez sea necesario recomendar a los padres que acudan a un psicólogo para trabajar de conjunto en aras de la eliminación de este problema. Aclaradas las pautas generales acerca de quiénes orientan y quién es el orientado; el niño deberá, de una parte, comenzar a recibir estímulos y gratificaciones cuando corresponda debidamente a las normas que se le han planteado, y de otra, se verá restringido cuando incumpla con ellas. El nuevo sistema deberá ser asumido con gran consistencia y rigurosidad. Debe solicitarse ayuda de los maestros para recibir un reporte diario acerca del comportamiento del niño en la escuela.

Es importante que los padres y maestros sepan diferenciar entre un verdadero problema de asimilación de normas, de cuando un niño se encuentra adoptando conductas llamativas para acaparar la atención sobre él. Para considerar que un niño presenta con seguridad significativas dificultades en la asimilación de normas habrá que considerar la presencia de varias de las siguientes pautas:

    • El niño no respeta las reglas de conducta y asume actitudes de rebeldía y negativismo ante ellas.
    • Falta el respeto de los maestros, padres y otros adultos.
    • Incurre en hurtos de menor o mayor escala.
    • Tiene un lenguaje obsceno y vulgar.
    • Se escapa de la escuela y/o expresa un marcado desinterés escolar.
    • Maltrata a otros niños y a los animales.
    • Daña con intencionalidad la propiedad social. 

Maestros

  • Expresar con claridad las normas y reglas de conducta que los alumnos deben seguir y las consecuencias derivadas de sus violaciones o transgresiones. 
  • Ser consistentes en el manejo de las normas. Aplicarlas con justeza sin diferenciaciones de ningún tipo.
  • Identificar los casos de niños que presentan dificultades en la asimilación de normas y alertar a las familias.
  • Colaborar con los padres de niños que presentan estas dificultades y brindar un reporte diario del comportamiento de los mismos.

Padres

  • Comenzar la enseñanza de las normas y límites desde los primeros años de vida de los niños.
  • Ser consistentes y rigurosos en la aplicación de los castigos o restricciones por las consecuencias de la violación de las normas.
  • Emplear preferentemente la eliminación de beneficios que los castigos propiamente.
  • Ser flexibles, explicar la racionalidad de las reglas, el fin que ellas persiguen.
  • Actuar de inmediato que reciba la alerta de la escuela y solicitar apoyo al maestro para trazar las estrategias correctivas. 

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SicologiaSinP.com - Roxanne Castellanos Cabrera

Licenciada en Psicología

Lic. en Psicología (2001) Máster en Psicología Clínica (2008) Doctora en Ciencias Psicológicas (2017) Profesora Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana. Compiladora y autora de "Psicología. Selección de Textos", Editorial Félix Varela (2003), autora de "Los niños, la Escuela y otros temas. Sugerencias para padres y maestros", Editorial José Martí (2016). Investiga en temas de bienestar psicológico infantil. Directora del Centro de Orientación y Atención Psicológica (COAP) de la Facultad de Psicología, de la Universidad de La Habana. [...]