¿Y si el orden social funcionara?

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Psicoanálisis

Alienación y separación son dos momentos necesarios en la constitución subjetiva. Entre ambos, la construcción subjetiva se sirve de la falla en el Otro, que también llamamos castración. El Otro nos pide obediencia, o sumisión. El sujeto recorrerá un arduo camino, hasta donde pueda, que lo lleva de la sumisión a la desobediencia, hasta fundarse en una apropiación de su responsabilidad subjetiva.
Sumisión es la traducción de la palabra “musulmán”, significando “el que se somete”. Sobre esa base es el título de un cortometraje, “Submission, Part 1”, del fallecido director holandés Theo van Gogh a partir del guion de la escritora de origen somalí Ayaan Ali, que fue estrenado en agosto de 2004 en la televisión pública holandesa. Son una serie de monólogos de una mujer musulmana quien relata su experiencia cotidiana sometida a la sumisión y al maltrato físico de varones musulmanes, incluida la violación. Mientras trascurre el monólogo, van apareciendo cuerpos de mujeres golpeados y tatuados con versículos del Corán.
La guionista, sufrió amenazas diversas y el 2 de noviembre de 2004 Theo Van Gogh fue asesinado en Ámsterdam por un fundamentalista islámico. En febrero de 2005 el film fue retirado del Festival Internacional de Cine de Rotterdam, dedicado justamente a películas censuradas. El productor del festival reconoció que lo hacía por las amenazas terroristas (declaraciones de Gijs van de Wastekalen, productor del festival). Años más tarde se la retiró de Youtube, donde podía vérsela, con motivo que “las imágenes de índole sexual no cumplen con la normativa de Youtube”
Sumisión es también el título de una novela del escritor francés Michel Houellebecq, publicada en el año 2015. La novela transcurre en un hipotético futuro cercano en el cual un partido islámico gana las elecciones en Francia. En esta distopía, en la Francia de 2022, el partido islámico en el poder, moderado en comparación a los grupos más radicalizados, logra la pacificación de la nación francesa y que la sociedad “funcione”. El protagonista se convierte al islam y encuentra un sentido a su vida que estaba desbarrancándose; e incluso mejora económicamente y su vida sentimental, hasta entonces empobrecida, se enriquece con la instauración de la poligamia.
El mismo día que el semanario Charlie Hebdo sufrió aquel ataque fundamentalista que provocó una masacre, la tapa de la revista caricaturizaba en base a esta novela y decía: “Las predicciones de Houellebecq: en 2015 perdí mis dientes y en 2022 haré el Ramadán”
Lacan se interesa en la religión para advertir que cuanto más se extiende lo real como resto imposible de abordar por la ciencia, o por el sistema social, más se alimenta la religión y crece a pesar del desarrollo del pensamiento científico. Podríamos decir, parafraseando a Freud que especuló sobre El Porvenir de una Ilusión, que para Lacan el futuro es de la religión. La religión ofrece un consuelo y alivio ante la angustia de la incertidumbre, de lo incalculable, que pese al desarrollo de la ciencia y sus aplicaciones tecnológicas y sus gadgets, sigue emergiendo más y más como nuestro núcleo real.
Dice Lacan que desde siempre todos quieren seguir la corriente, la gente quiere seguir la dirección obligatoria, el discurso Amo, que alguien les diga que hacer.
En 1974, en un reportaje en Roma, Lacan no está pensando en el islam, piensa particularmente en la religión católica, la que califica de “religión verdadera”. Y afirma que esta religión verdadera amenaza suprimir el psicoanálisis, que es el síntoma del malestar de la época: “fue pensada la religión, para curar a los hombres, es decir, para que no se den cuenta de lo que no anda”
El discurso del Amo, finalmente “no anda”. El discurso del capitalismo sería el colmo de lo que sí anda, hasta su consumación, consumiéndose.
El malestar en la cultura y el síntoma social, ponen de manifiesto lo que no funciona. Hay algo que falla, que no funciona. Pero ¿si alcanzáramos un punto en el cual el Otro sí funciona, sin fallas?
Lo que no anda, el palo en la rueda, es para Lacan otra forma de nombrar el síntoma. Si el síntoma nos toca nos angustia, y quizá convoque nuestra responsabilidad subjetiva. El psicoanálisis opera en esa orientación, convocando la responsabilidad subjetiva. De nuestra posición de sujetos somos siempre responsables y el error de buena fe es de todos el más imperdonable.
En El Malestar en la Cultura, señala Freud que el sufrimiento nos amenaza por tres lados: nuestro cuerpo, condenado a la decadencia, el mundo implacable con fuerzas destructoras y omnipotentes frente a la fragilidad humana, y también por nuestra relación con otros seres humanos. De las tres fuentes de sufrimiento, ésta última nos atañe, no llegamos a comprender por qué las instituciones sociales que hemos creado, para nuestra protección y bienestar, obtienen tan mal resultado. Según Freud, hallaríamos una pista en el precepto ideal postulado por la sociedad civilizada: Amarás al prójimo como a ti mismo, afirma el creador del psicoanálisis que ese mandamiento es el rechazo más intenso de la agresividad y que es irrealizable.
Una alternativa es transitar un psicoanálisis. Pero se puede ofrecer otras alternativas menos trabajosas que un psicoanálisis y que nos permitan saltear el pasaje por la angustia. Una alternativa es la religión, incluso esas formas de totalitarismo ateo que han operado como religión. Contardo Calligaris se ocupó de este tema en su texto La Seducción Totalitaria.
Pensemos en la experiencia del nazismo. Abordar el tema de la responsabilidad subjetiva nos lleva a relacionar la cuestión del Padre. La experiencia del nazismo sigue siendo ilustrativa, porque la experiencia del nazismo nos indica que es posible, para una sociedad determinada, sacrificar todo para sostener la consistencia de un padre terrorífico. El Führer. Cada sujeto del aparato nazi era un engranaje de la maquinaria del partido, en el cual la voluntad a obedecer era la del Führer. Como resultado, la imposibilidad de determinar una responsabilidad subjetiva, porque aparece totalmente subordinada a la del aparato, ser el engranaje de una máquina predeterminada, empobrece la subjetividad. Esto escribió en Cracovia, en febrero de 1947, el ex comandante del campo de exterminio Rudolf Höss, como fragmento de sus memorias, antes de ir a la horca.
“Yo era un engranaje inconsciente de la inmensa máquina de exterminio del Reich. La máquina se rompió, el motor desapareció y debo desaparecer yo también. El mundo lo exige… Pueden continuar considerándome un animal salvaje, un cruel sádico, el asesino de millones de seres humanos. Las masas nunca podrán pensar de otro modo sobre el ex comandante del campo de Auschwitz. Nunca podrán entender que también yo tenía corazón…” 
Tanto en los sistemas autoritarios burocráticos, como en la cosmovisión de diferentes iglesias, cada uno es parte de una maquinaria cuya voluntad obedece, pero les es ajena. Baja responsabilidad, pero por contrapartida pobreza subjetiva. Se acrecienta el sentimiento de culpa, no estar a la altura del ideal predominante, pero se empobrece la responsabilidad.
Veamos que no es necesario recurrir al análisis del nazismo, a novelas o a cosmovisiones religiosas. La BBC Mundo presentó hace poco la siguiente noticia: El gobierno chino construye un omnipotente “sistema de crédito social” a través del cual el comportamiento de cada uno de sus 1.300 millones de ciudadanos será puntuado en una especie de ranking de confianza.
Por ahora se trata de un proyecto piloto en el que participan ocho compañías chinas, autorizadas por el Estado, que emiten sus propias puntuaciones de “crédito social”. Pero para el año 2020, todos estarán obligatoriamente incluidos en una enorme base de datos nacional en la que cada uno recibirá un puntaje en función de sus conductas.
Hay quienes critican este sistema de manipulación social por “Orwelliano”, pero para otros generará un clima de paz social. Según BBC Mundo, en un extenso documento de 2014, el Consejo de Estado chino explica que el plan del crédito social “forjará un entorno en la opinión pública en el que la confianza será gloriosa”, advirtiendo que el “sistema recompensará a aquellos que reporten actos de abuso de confianza”. En la base de datos nacional se mezclará una amplia variedad de información sobre cada ciudadano, desde si paga sus impuestos o multas, hasta si sus títulos académicos fueron obtenidos correctamente.
Se argumenta que un sistema como este es necesario en China. Uno de los proyectos piloto lo lleva a cabo Sesame Credit, el ala financiera de Alibaba, la plataforma de compras online más grande del mundo. Sesame Credit usa su enorme base de datos de consumidores para crear rankings de “crédito social” individuales. Para ello, Sesame califica las transacciones financieras en línea de quienes usan el sistema de pago de Alibaba.
La compañía no divulga exactamente cómo calcula esa puntuación, argumentando que se trata de un “algoritmo complejo”. Sin embargo, no esconde que evalúa los tipos de productos que los consumidores compran online. Alguien que juega videojuegos durante diez horas al día, por ejemplo, sería considerada una persona ociosa, y alguien que con frecuencia compra pañales será probablemente considerado un padre con sentido de la responsabilidad, dijo Li Yingyun, director de tecnología de Sesame a la revista china Caixin en 2015.
Las autoridades chinas monitorean el proyecto piloto de forma muy cuidadosa. Por ahora participar en el proyecto piloto es voluntario, pero Sesame promociona los beneficios de obtener un buen “crédito social” y anima a los usuarios a compartir sus buenas puntuaciones con amigos, e incluso con compañeros potenciales. Tener una buena puntuación da a los ciudadanos una serie de beneficios, desde descuentos en hoteles o alquiler de coches, hasta acceso a planes de seguro u obtener visas de forma rápida. Pero ¿qué ocurre cuando la puntuación es mala? Si la puntuación de confianza baja podría impactar todo, desde la escuela a la que pueden ir los hijos, los trabajos a los que se puede optar y el tipo de préstamo hipotecario que se puede obtener. De tal modo que la calificación del comportamiento podría tener impacto en los hijos o nietos durante décadas.
¿“Black Mirror”? Nunca una aplicación tecnológica dejó de utilizarse por motivos éticos o morales. Ni siquiera la bomba atómica.
Volviendo al comienzo, esta forma de sumisión es la alternativa tecnológica, del capitalismo tardío, a la sumisión religiosa. Incluso podríamos llegar a ver formas que combinen ambas alternativas (los estados del golfo cuentan con los recursos y con la ideología religiosa, como para proponérselo).
Lo que no anda, el palo en la rueda, el síntoma, pretendería abolirse. Pero con él la subjetividad tal como la conocimos hasta ahora, y el síntoma social de la época dejará de existir: el psicoanálisis es impracticable en un sistema de estas características.
No hay razón para suponer que una época histórica es para toda la eternidad, ni que una práctica como el psicoanálisis perdure por los siglos de los siglos. Pero deberíamos recordar las palabras de Lacan:
“…lo que vimos emerger (los campos de concentración), para nuestro horror, representa la reacción de precursores en relación con lo que se irá desarrollando como consecuencia del reordenamiento de las agrupaciones sociales por la ciencia y, principalmente, de la universalización que introduce en ellas” (J. Lacan, Proposición del 9 de octubre de 1967 sobre el psicoanalista de la Escuela)

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Ivka ItzakJuan Carlos Mosca Recent comment authors
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Ivka Itzak
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Ivka Itzak

Interesantísimo artículo. Me encantó, realmente. Ahora dos aportes: 1. Habría que ver si estás habkando de religión o espíritu colonialista. Entender a las religiones como Füher absoluto es tan peligroso como sostener al estado y la ciencia en ese lugar. Pero, así como el estado ( o el fenómeno político) y la ciencia pueden ser repensados desde otro lugar, también las religiones (o más bien la espiritualidad) puede hacerlo. Para ello sería escencial desarticular la asociación iglesia-Estado que es la que más daño causa. Por esto, digo que más que las religiones el espíritu colonial y colonizador es el problema.… Read more »

Juan Carlos Mosca
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Juan Carlos Mosca

Gracias por sus comentarios Ivka. No comparo la religión con el nazismo, ni con la función de un Führer, sino la posición subjetiva de sometimiento, en distintos esquemas, sea a un Führer, a una iglesia como cuestión de estado -con gobiernos teocráticos-, o a un sistema tecnológico de alienación como el que se experimenta en China (y probablemente en otros países) en forma de la así llamada “ingeniería social” Comienzo con la alusión al Islam ya que el ensayo novelado de Houellebecq señala como una sociedad en crisis se estabiliza y funciona con un sistema teocratico, en un país occidental.… Read more »

Ivka Itzak
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Ivka Itzak

En mi opinión, las versiones comunitarias de espiritualidad tienden más a responsabilizar, a hacerse cargo de arreglar las cosas que a uno le molestan, y sobre todo a hacerse cargo de los vínculos. De nuevo, creo que hablás de la religión en su versión imperialista, totalitaria y sobre todo de sentidos cerrados. Siempre que los sujetos se encuentren abiertos a generar nuevos sentidos a partir de eso que pone palos en la rueda. No se pueden englobar todos los discursos espirituales y/o religiosos en una entidad cerrada y concreta. Estás hablando de una forma de encarar la espiritualidad, bien específica.… Read more »

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SicologiaSinP.com - Juan Carlos Mosca

Licenciado en Psicología, Universidad de Buenos Aires

Psicoanalista. Posee una vasta trayectoria docente universitaria. Autor de alrededor de 80 publicaciones en libros, diarios y revistas en papel y digitales en internet. Panelista, conferencista y coordinador de mesas Redondas. Miembro participante de la Biblioteca Sigmund Freud, de Porto Alegre (institución convocante de los Encuentros Lacanoamericanos de Psicoanálisis) [...]