Paternidades soft

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Psicoanálisis

Nos matamos de mil maneras y a la vez no dejamos de soñar el sueño de la eternidad…

Gustavo Dessal

Que la mayoría de los medios de prensa en casi todo el mundo hayan incluido en los últimos años una sección denominada “Parentalidad”, es indicativo de que los padres están cada día más desasistidos. La pos-modernidad bien podría ser concebida en estos términos: el período histórico caracterizado por la máxima dificultad para saber qué es una persona adulta. Los criterios anteriores seguramente eran arbitrarios. Ahora ni siquiera eso, y por ese motivo uno tiene que apoyarse en las aplicaciones. Las destinadas a la cuantificación de los bebés sirven para eso: suplencias a las que los padres se agarran, un torrente de datos del que esperan alguna iluminación. Llevar la contabilidad de las cacas diarias, la pulsación cardíaca y el nivel de metano en el aire de la habitación es un síntoma bien elocuente. Cuando lo simbólico se pulveriza, hay que tramitar la angustia mediante cifras. Claro que al final las cifras no calman ninguna angustia, más bien acaban aumentándola. La insensatez de los datos que arroja el monitoreo de los pequeños seres solo consigue convertir en pavor la incertidumbre y el agotamiento de los padres. En el fondo, toda esta parafernalia al servicio de la seguridad de los niños ha multiplicado de forma exponencial el temor a su muerte. No está claro si gracias a estas tecnologías los niños se mueren menos que antes, pero lo que es seguro es que los padres viven muertos de miedo.

La vulnerabilidad psicosomática cada vez mayor de los niños (alergias, fenómenos de inmunodeficiencia y otros de los que antes no se tenía constancia) es una suerte de alegoría de la creciente debilidad de la función paterna (lo cual no significa que esto último sea su causa, lo aclaro bien claro). La muerte, así como el amor en su sentido más amplio, siguen siendo las dos fuerzas que todavía no se dejan dominar del todo por ningún sistema político ni algorítmico. Nos matamos de mil maneras y a la vez no dejamos de soñar el sueño de la eternidad. En varios centros médicos se experimenta la “animación suspendida”, un método para inducir mediante una crionización controlada un estado de muerte artificial en personas que agonizan como consecuencia de un accidente grave. Eso permite intervenir quirúrgicamente para luego “resucitar” al paciente sin que se produzcan daños celulares irreversibles. Una extraordinaria paradoja: ganarle de mano a la muerte (la más antigua fantasía demiúrgica) “matando” primero. Seguramente llevamos haciendo esto desde que brotamos del humus del lenguaje, pero no nos dábamos cuenta. Ahora se le empieza a encontrar nuevos usos. De la amada muerta a la muerte amada, el romanticismo es ejemplar al respecto.

Puente

En un pequeño pueblo de Escocia llamado Dumbarton existe un hermoso puente desde el cual los perros se suicidan. Hay teorías y explicaciones para todos lo gustos intentando abordar ese fenómeno tan curioso. Algunos dicen que el puente es un “thin place”, una expresión que en la mitología celta se refiere a un lugar donde el cielo y la tierra se juntan. El caso es que allí a los perros se les da por suicidarse. Los humanos no somos tan sofisticados para eso. Si se nos cruza la idea, cualquier sitio nos viene bien. Judith Butler -aguda- se pregunta si Donald Trump no será un suicida, porque la pulsión de muerte puede operar “en momentos de triunfalismo, de audaz demostración de poder o fuerza, o en estados de convicción extremos”. Y, por el contrario, también en los tiempos del pensamiento débil. Quizás el pensamiento siempre lo ha sido, mucho más que la carne, y por eso necesitamos cada vez más que las aplicaciones piensen por nosotros. No solo para ejercer de padres: también para comprobar si seguimos vivos.

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milena zuluaga
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milena zuluaga

curioso como se pone en contexto la pereza y los miedos

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SicologiaSinP.com - Gustavo Dessal

Psicoanalista y Escritor

Miembro de la Asociación Mundial de Psicoanálisis. Docente del Instituto del Campo Freudiano en España. Profesor itinerante en Argentina, Bolivia, Brasil, USA, Italia, Francia, Inglaterra, Irlanda, Polonia. Ha escrito libros de psicoanálisis y también de ficción. Reside en Madrid desde 1982. [...]