Todos hemos escuchado alguna vez: “encuentra un trabajo que ames y no tendrás que trabajar ni un solo día de tu vida”. Puede que sea una verdad a medias pero lo cierto es que dedicarnos a algo que realmente nos “llene” no tiene precio. Encontrar nuestra verdadera pasión en un mundo donde hay una lucha constante por “sobrevivir” se hace cada vez más complicado y quizás hay quien piense que escoger nuestra vocación es un privilegio de quienes tienen una vida cómoda; pero no puede haber nada más lejano a la realidad. Este escrito te ayudará a decidir lo que realmente te apasiona y en el caso de que ya la hayas escogido, puede hacerte sentir satisfecho o inconforme, de acuerdo a tu elección.
Sabemos bien que la vida es muy corta, pero ¿estamos haciendo lo que realmente queremos con ella? La mayoría no lo hacen. Es duro admitirlo, pero la fuerza de la costumbre es inmensa. Es por ello que el primer paso para descubrir lo que realmente nos emociona es preguntarnos:
• ¿A quiénes admiras y por qué?
• ¿Qué te encantaba hacer por horas horas cuando eras niño?
• ¿Si no importara el dinero, qué cosa te gustaría hacer por el resto de tu vida?
• ¿Qué actividad estarías dispuesto a realizar todos los días sin cobrar nada a cambio?
No existe un camino hasta que tenemos el valor de transitarlo. Es necesario ser introspectivos y reflexionar largamente, porque aunque puede asustar si lo hacemos por primera vez no empiezas a vivir de verdad hasta que aprendes a vivir desde tu interior. Y para aprovechar nuestro potencial, debemos mirar en nuestro interior e identificar qué nos da un sentido profundo de satisfacción, qué nos da la alegría más profunda, y así poder integrarlo en nuestra vida cotidiana. Al hacerlo, dejamos de trabajar y comenzamos a vivir.
Luego de identificar lo que nos gustaría hacer debemos analizarnos, ser autocríticos y conscientes de nuestras habilidades, nuestras condiciones y nuestras posibilidades de volver realidad lo que soñamos. Podemos creer que somos capaces de hacer lo que queremos si nos lo proponemos seriamente, pero no debemos permitir que las voces externas hablen más alto que nosotros mismos, ni plantearnos metas complejas para sentirnos “importantes”. Cuando lo único importante es ser un reflejo de nuestros deseos y alimentar nuestra sed de conocimientos. Que una pasión sea grandiosa no está en el qué, sino en el cómo. Y así cualquier actividad hecha con cariño y dedicación, brilla con luz propia.
La determinación es una pieza importante en este rompecabezas. Tener pasión te llevara a ser perseverante para alcanzar metas a largo plazo. La determinación es tener resistencia, aferrarte a su futuro, día tras día, durante años y trabajar realmente duro para hacer ese futuro una realidad. La determinación es vivir la vida como si fuera una maratón, no una carrera a toda velocidad.
Necesitamos tomar nuestras mejores ideas, nuestras intuiciones más fuertes, y necesitamos probarlas. Necesitamos medir si han sido exitosas y tenemos que estar dispuestos a fallar, a equivocarnos, a comenzar todo de nuevo con las lecciones aprendidas.
En definitiva, somos lo que hacemos para cambiar la parte del mundo en que nos tocó vivir y se refleja en nuestro estado de ánimo y en nuestra salud conformarnos con lo que debemos hacer y no con lo que queremos.
Hay una anécdota sobre una mujer que en su lecho de muerte escribió su autobiografía resumida en 36 páginas. De ellas, tan solo un párrafo hablaba sobre el trabajo al que se había resignado a hacer durante toda su vida; cinco hablaban sobre la persona con la que se había casado y diez hablaban sobre un encargo de diseño que hizo una vez para una gran compañía. Es tal el poder de nuestros sueños que llegamos a olvidar todo lo demás que ocurra en nuestras vidas. ¿Y tú? ¿Con qué trabajo te gustaría llenar tu autobiografía? Y si ya lo escogiste, ¿cuántas páginas le dedicarías?
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