¿Cómo decidimos y pensamos?

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Psicología Clínica

En la vida cotidiana todos estamos constantemente bajo situaciones de incertidumbre, donde tomamos decisiones y nos planificamos a partir de una insuficiencia de datos al respecto. Pero, ¿cómo tomamos esas decisiones? ¿nos basamos en los datos y la racionalidad, o en otros mecanismos y estrategias?‍

Según las investigaciones de Kahneman y Tversky, por las cuales Kahneman fue merecedor de un premio nobel, los seres humanos no realizamos exhaustivos, complicados y racionales análisis en la mayoría de las decisiones cotidianas, sino más bien que la predicción se suele basar en heurísticos o reglas de ¨andar por casa¨, los cuales se aplican de manera espontánea y brindan una considerable economía cognitiva.

Los heurísticos pudiéramos describirlos de manera general como estrategias que utiliza nuestro sistema cognitivo en diferentes procesos como la toma de decisiones. Entre los más importantes podemos mencionar a la representatividad y la accesibilidad.
La representatividad es un heurístico que suele emplearse cuando se pide juzgar a una persona, la probabilidad de que un objeto o evento A pertenezca a la clase o al proceso B (Kahneman & Tversky, 1974). Este suele usarse para predecir resultados, por ejemplo, al enterarnos que el día está nublado solemos salir con sombrillas pues conocemos que este atributo es representativo de los días lluviosos.

Es este mecanismo el que aplicamos también al tomar decisiones basadas en prejuicios. Al juzgar a una persona solemos tomar decisiones y juicios sobre ellas con respecto a cuan representativos sean sus atributos de determinados estereotipos que tengamos interiorizados.

Por otra parta, la accesibilidad es un heurístico que permite a los sujetos evaluar la frecuencia o probabilidad de un fenómeno basándose en la rapidez o facilidad con que ejemplos de este le llegan a la mente. Este tiene cierta justificación pues es cierto que es muy frecuente que los sucesos más probables y representativos sean más fáciles de recordar o imaginar, debido a experiencias previas (De Vega, 2005).

Este heurístico se puede apreciar al tomar decisiones a contra tiempo o en juegos de azar.
¿Recuerdas esa rifa en la que elegiste un número sin “pensarlo mucho”? En la mayoría de las ocasiones elegimos basados en una cierta “intuición” cuyo resultado no es más que el número o la idea que más accesible fue para nuestro sistema cognitivo, debido a asociaciones previas de las que no siempre somos conscientes.

Estos mecanismos son sumamente útiles pues suponen procesos relativamente simples, rápidos y automáticos que nos ayudan en nuestra toma de decisiones, y representan una gran economía cognitiva. Además, tienen muchas probabilidades de acierto en la mayoría de las ocasiones.  Las ventajas son considerables, pero el problema con los heurísticos es que los sujetos los usan y les dan un valor tal, que les impide apreciar los sesgos que estos pueden producir como por ejemplo la insensibilidad a datos previos, razonamientos y nuevos argumento.

Nuestro mundo es sumamente complejo y diverso, y en la mayoría de las ocasiones existen múltiples causas o elementos a tener en cuenta. Los heurísticos pueden sacarnos de un apuro con relativo acierto, pero como seres conscientes y autorregulados no podemos permitirnos andar en modo automático dependiendo de estos procesos solamente.

Según Kahneman (2011), el ser humano cuenta con dos sistemas mentales o formas diferentes de procesar la información. Por una parte, encontramos el sistema 1 que es más automático, rápido, frecuente, emocional y se basa fundamentalmente en heurísticos; mientras que por otro lado encontramos el sistema 2 que es más lento, más racional y lógico, pero es menos frecuente su uso y requiere más esfuerzo cognitivo.

Actualmente necesitamos cada vez más el desarrollo de este sistema 2 que no es más que el desarrollo de un pensamiento crítico, consciente y objetivo. Las redes sociales, las dificultades y velocidades del mundo actual, los mercados y prácticas de consumo refuerzan modos de andar en automático, repitiéndonos, sin pensar en lo que hacemos o decimos.

El desarrollo de un pensamiento crítico constituye una competencia sumamente importante en la actualidad. Para ello es necesario replantearnos de forma crítica nuestros argumentos, leer y auto educarnos, practicar la empatía emocional e intelectual, hacernos conscientes de los porqués de nuestras decisiones y juicios. Cultivar este sistema 2 es reconectar con esa racionalidad de nuestra especie, de la que tanto nos enorgullecemos, pero muchas veces dejamos de usar. Los estudios y comprensión de las formas en que procesamos las cosas, nos pueden ayudar a entender más estos procesos y a poder mejorarlos.

Bibliografía
De Vega, M. (2005). Introducción a la Psicología Cognitiva. La Habana: Editorial Félix Varela.
Kahneman, D. (2011). Pensar rápido, pensar despacio. Nueva York: Farrar, Straus and Giroux.
KAHNEMAN, D., & TVERSKY, A. (1973). Availability: A Heuristic for Judging, Frequency and Probability. Cognitive Psychology, 207-232.
Kahneman, D., & Tversky, A. (1974). El juicio bajo incertidumbre: heurísticas y sesgos. Science.

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Estudiante de Psicología

Brando Mesa Cabrera: Estudiante de 3er año de la Facultad de Psicología de La Universidad de La Habana. Colabora como alumno ayudante en las materias de Psicología Cognitiva y Psicología social de procesos de exclusión social. Secretario de Comunicación del Consejo FEU de la Facultad de Psicología. Miembro del Proyecto TerrA. Miembro del Comité de Apoyo del XI Encuentro Internacional de Estudiantes de Psicología. Miembro del Comité Organizador del XII Encuentro Internacional de Estudiantes de Psicología. [...]