La psicología clínica y de la salud ante las adicciones (Parte III)

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Adicciones, Psicología Clínica

Los antecedentes de la psicología de la salud más directamente relacionados con el tratamiento de las adicciones fueron sin lugar a dudas los aportes de la psicología comunitaria y de la medicina conductual. Un importante hito en este sentido lo constituyó la psicología comunitaria la cual ante la valoración de aspectos sociales opta por el enfoque de la salud mental. La necesidad de la prevención de las enfermedades lleva a sus representantes a formular la necesidad de desarrollar competencias en el ciudadano para manejar el estrés. Estos antecedentes favorecieron el desarrollo de una perspectiva diferente que incluyó el consumo de sustancias como una problemática a abordar. 

Por otra parte la medicina conductual valora el papel de los comportamientos aprendidos en el origen de las enfermedades. Ello se aviene especialmente con las enfermedades adictivas. Precisamente en la década de los años 70 del pasado siglo y por tanto paralelamente al desarrollo de la psicología de la salud comienzan a ser aplicadas un conjunto de técnicas de tratamiento desarrolladas para modificar comportamientos como por ejemplo la incapacidad para abandonar el hábito de fumar. El desarrollo de técnicas de biorretroalimentación y la atención priorizada a enfermedades que tenían entre sus factores de riesgo las adicciones hicieron posible el desarrollo de técnicas de deshabituación que aún hoy se emplean con éxito. El análisis conductual no superó el sesgo de centrarse en las manifestaciones comportamentales relacionadas con la enfermedad.

La medicina conductual constituye la raíz más próxima de la psicología de la salud. Este término fue propuesto por Lee Birk en 1973 como subtítulo del libro Biofeedback: Behavioral Medicine. El Dr. Luís Flórez-Alarcón considera que la medicina comportamental promueve el uso de procedimientos derivados del condicionamiento instrumental de respuestas fisiológicas autónomas, para la curación de algunas enfermedades originadas en la alteración de esas respuestas. Conceptualmente se ha definido como un campo interdisciplinario de integración de conocimientos biomédicos y sociales, con el fin de diseñar e implementar procedimientos para la prevención, el tratamiento y la rehabilitación. 

La psicología comunitaria y la medicina conductual constituyeron aproximaciones que aportaron significativamente al desarrollo de un enfoque salubrista en psicología y contribuyeron a que se reconociera al consumo de drogas como una problemática prioritaria. No obstante la valoración de la incidencia del consumo de drogas en el proceso salud enfermedad quedó relegada a desarrollos posteriores que incluyeron un enfoque más centrado en la prevención y promoción de salud. El proceso salud-enfermedad visto como un continuo que es interceptado por momentos de riesgo y también de oportunidad para afrontar con éxito el comportamiento adictivo solo quedó precisado ante la visión abarcadora de la psicología de la salud.

Un ejemplo de ello lo constituye el fundamento metodológico de la dimensión psicológica de la prevención y promoción de salud, el cual propone la transición a través de siete etapas que se inician con el incumplimiento sistemático de una conducta y culmina con el cumplimiento sistemático de dicha conducta. De tal suerte que entre la primera y la última etapa se presentan una serie de barreras de tipo cognitivo o conductual que deben ser superadas por la persona gracias a la aplicación de determinados procesos psicológicos para cada etapa específica.

Estas barreras son:

  • Expectativas de reforzamiento-resultado. Sugiere la necesidad de hacer una anticipación de los beneficios que pueden obtenerse con la ejecución de determinada conducta.
  • Controlabilidad percibida y autoeficacia. Apunta a la capacidad que la persona cree poseer para controlar su conducta y a la responsabilidad asumida por la persona en la ejecución de un comportamiento determinado.
  • Actitudes normativas. Hace referencia a la presión social percibida por la persona, que le lleva a actuar de determinada forma o a ejecutar o no determinada conducta.
  • Toma de decisiones. Se refiere al balance entre costos y beneficios que conllevan la ejecución de determinada conducta que debe hacer el sujeto antes de tomar una decisión.
  • Planificación del autocontrol. Se refiere a la planeación y ejecución de habilidades específicas relacionadas con el comportamiento que se pretende adquirir o extinguir para lograr el cambio.
  • Manejo de las contingencias requeridas en el autocontrol. Hace alusión a la ejecución de la acción propiamente dicha, suponiendo el manejo efectivo de las contingencias situacionales requeridas por la acción.
  • Atribuciones cognitivas en la post-acción. Referentes a las atribuciones que la persona realiza acerca de los resultados obtenidos al practicar la conducta, y de las causas de esos resultados, causas que pueden atribuirse por la persona a la conducta (lo cual favorece la consolidación de su ejecución) o a otros factores aleatorios (lo cual debilita la probabilidad futura de ejecución de la conducta) 

En 1999, el National Institute on Drug Abuse (NIDA) publicó un total de 13 principios, derivados de la investigación empírica realizada en los 30 años anteriores, considerados relevantes para el tratamiento efectivo de las drogodependencias. Vistos desde la perspectiva actual, estos principios continúan vigentes y expresan la pertinencia de una concepción psicológica acerca del proceso salud enfermedad adictiva.

Principios para el tratamiento efectivo:

  • No hay un tratamiento único que sea apropiado para todos los individuos.
  • El tratamiento necesita estar disponible fácilmente.
  • El tratamiento efectivo atiende a múltiples necesidades del individuo, no solo a su uso de drogas.
  • Un plan de tratamiento y de servicios individual debe ser continuamente evaluado y modificado cuando se considere necesario para asegurarse que el plan atiende las necesidades de cambio de la persona.
  • Permanecer en tratamiento durante un adecuado período de tiempo es crítico para la efectividad del tratamiento.
  • El counseling (individual y grupal) y otras terapias conductuales son componentes críticos del tratamiento efectivo para la adicción.
  • La medicación es un elemento importante del tratamiento para muchos pacientes, especialmente cuando se combina con el counseling y otras terapias conductuales.
  • Los individuos adictos o que abusan de drogas que presentan trastornos mentales coexistentes deberían tener tratamiento para ambos trastornos de forma integrada.
  • La desintoxicación médica es solo el primer estadio del tratamiento de la adicción y, por sí misma, significa poco en lo que se refiere al uso de drogas a largo plazo
  • El tratamiento no necesita ser voluntario para ser efectivo
  • El posible uso de drogas durante el tratamiento debe ser monitorizado continuamente
  • Los programas de tratamiento deberían incluir evaluación para el VIH/ sida, hepatitis C y B, tuberculosis y otras enfermedades infecciosas, así como counseling que ayude a los pacientes a modificar o cambiar las conductas que les colocan a sí mismos o a otros en riesgo de infección.
  • La recuperación de la drogadicción puede ser un proceso a largo plazo y frecuentemente requiere múltiples episodios de tratamiento.

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