Envejecimiento poblacional: Miradas desde la perspectiva sociopolítica y psicológica

envejecimiento

Psicología Clínica

“No podemos vivir el atardecer de la vida con el mismo programa de la mañana”

C. G. Jung

Las últimas publicaciones de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI), develan que Cuba enfrenta un notable decrecimiento demográfico. En el trabajo que presentamos a continuación junto a las colegas Laura Arango Rodríguez y María Teresa Rosales Fong pretendimos realizar algunos apuntes en torno al envejecimiento poblacional como amenaza real para la sociedad cubana contemporánea, con el propósito de sensibilizar al lector y promover posibles acciones de intervención para mejorar la calidad de vida de los adultos mayores y en las que se pueden insertar desde el rol profesional.

Según la Dra. Matilde Molina, cuando existe un aumento en la proporción de personas de edad avanzada con relación al resto, se puede afirmar la presencia de una población envejecida. Esta relación se establece de manera paulatina y a partir del comportamiento de las variables demográficas principales de fecundidad, mortalidad y migración. 

pastedGraphic.pngFuente: ONEI

Cuando se analiza la composición por sexo y edades que se presenta en Estudios y Datos de la Población Cubana en 2017, se aprecia una pirámide invertida, debido a que el fenómeno no es solamente un aumento de la proporción de ancianos, sino también una disminución de niños y adolescentes menores de 15 años. A finales del 2017, la población de 0-14 años solo representaba el 16,1% del total; mientras la de 60 años o más se elevaba hasta el 20,1%, lo que en términos absolutos representa 2 251 930 habitantes en esas edades. 

Al observar el comportamiento de los datos de este fenómeno en las provincias y municipios del país, se encuentran entre los territorios más envejecidos Villa Clara con un 23,4% con respecto al total de la población, La Habana con un 21,3% y Sancti Spíritus con 21,2%. Los municipios con índices más altos de personas que sobrepasan los 60 años (entre 24% y 27,6%) son en orden descendente: Plaza de la Revolución, Placetas, Unión de Reyes, Remedios, Cifuentes, Encrucijada, Quemado de Güines, Camajuaní y Fomento; mientras que tienen una proporción menor Artemisa y Guantánamo, con un 17,7% en ambos casos.

Por lo tanto, en las distintas tipologías elaboradas por el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) y la División de Población de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) para clasificar a los países de la región según el envejecimiento poblacional, se encuentra que, en el caso de Cuba, se ubica en el Grupo de Envejecimiento III (GEIII). Esto representa que más del 15% de la población tiene 60 años o más con respecto al total, pues se ha transitado desde un 11,3% en 1985, hasta un 20,1% en el 2017, lo que implica que, en un término de 32 años, este fenómeno se ha incrementado en 8,8 puntos porcentuales. 

Se puede asumir que, como tendencia, la población de más de 60 años seguirá creciendo con respecto a los menores de 15 años, con lo que, según estimaciones de la División de Población de las Naciones Unidas, Barbados y Cuba serán los países más envejecidos de América Latina y el Caribe en la perspectiva inmediata. 

El análisis de las principales variables demográficas mencionadas muestra evidencias contundentes que explican este envejecimiento poblacional. 

Desde hace 39 años, aproximadamente, en Cuba el índice de fecundidad se mantiene por debajo del nivel de reemplazo, lo que significa que la población de 0 a 14 años ha disminuido considerablemente, siendo la tasa bruta de natalidad en 2017 un 10,2 menor con respecto a años anteriores. Esto se evidencia de igual forma en la tasa anual de crecimiento en Cuba en 2017, la cual es de -1,6 lo que muestra un decrecimiento poblacional de manera general. Los territorios donde la tasa anual de crecimiento es más baja son Isla de la Juventud (-6,2), y Villa Clara, Holguín y Granma (entre -6,1 y -4,2). 

A esto se unen investigaciones que develan que actualmente las mujeres en edad fértil alargan el momento de la maternidad y ha pasado a un primer plano su necesidad de superación y de lograr independencia económica, razones por las cuales muchas se limitan a tener un único hijo.

En cuanto a los niveles de mortalidad, se ha registrado una disminución, lo que ha favorecido el aumento de la proporción de personas de 60 años o más, con una tasa de mortalidad general (por cada 1000 habitantes) de 9,2. Esto se debe, en gran parte, al desarrollo de la Salud cubana, que cuenta con un servicio gratuito y de calidad que vela siempre por el bienestar de los ciudadanos. 

Respecto a la migración externa, se pudo observar que durante el año 2017 volvió a ser de signo negativo (-2,3) y con un valor cercano a las 26 194 personas y superaron a las del año anterior en 8 943. Esto significa que es mayor la cantidad de personas que emigran que las que inmigran al país. Las provincias con un saldo migratorio externo negativo más alto son La Habana (-4,8), la Isla (entre -4,7 y -3,2) y Camagüey, Ciego de Ávila y Mayabeque (entre -3,1 y -2,6). 

Existen otras tendencias en el debate actual que marcan varias áreas en las que se concentra el mayor interés político y que constituyen preocupaciones de la población, entre ellas: el aumento de la migración laboral, principalmente por motivaciones económicas -materiales- como factor prioritario por la compleja situación que está atravesando el país que influye en la migración de jóvenes al exterior en edad fértil, sobre todo de mujeres y niños no acompañados en busca de la reunificación familiar. Todo esto influye en el envejecimiento poblacional, en tanto son más los jóvenes que emigran.

El envejecimiento demográfico puede ser un proceso favorable, si se ve a las personas mayores como una fortaleza de la sociedad, que constituyen la memoria, la historia que muchos jóvenes no conocen por no haberla vivido. Por esto y por más, la seguridad social, el cuidado, la infraestructura y el bienestar de los adultos mayores implican retos importantes, los que requieren de mayor atención, protección y que se les mejore la calidad de vida. 

En la actual Constitución de la República de Cuba, el Artículo 88 plantea: “El estado, la sociedad y las familias, en lo que a cada uno corresponde, tienen la obligación de proteger, asistir y facilitar las condiciones para satisfacer las necesidades y elevar la calidad de vida de las personas adultas mayores. De igual forma, respetar su autodeterminación, garantizar el ejercicio pleno de sus derechos y promover su integración y participación social”.  

En la Conceptualización del Modelo Económico y Social Cubano de Desarrollo Socialista, Capítulo 4, Características Principales de la Política Social, los derechos y deberes económicos y sociales, se expresa que: “Las políticas públicas priorizan integralmente la atención a la situación demográfica y el envejecimiento poblacional. Es promovida la cultura del respeto, así como la convivencia con las personas de la tercera edad. Se adecua el entorno urbanístico y los servicios a la población, en particular, los especializados de salud y cuidados, a la vez que se fomenta la participación activa de los adultos mayores en la vida social y económica, y el empleo de las personas aptas para trabajar. Se brinda esmerada atención a la fecundidad y la promoción de mecanismos que la estimulen”. 

Por otra parte, en las Bases del Plan Nacional de Desarrollo Económico y Social hasta el 2030: Visión de la Nación, Ejes y Sectores Estratégicos, en el Eje Desarrollo humano, equidad y justicia social, se plantean como uno de sus objetivos específicos “Garantizar un sistema universal, efectivo y sostenible de seguridad y asistencia social frente a los riesgos asociados a la vejez, discapacidad, enfermedad y otros; fortalecer la protección a la población adulta mayor, e impulsar su inclusión económica y social y la diversificación de los servicios de cuidado”.

Como se puede observar, las bases están sentadas para una buena atención y protección de los adultos mayores, no obstante, hay insatisfacciones en este sector que demandan una mejorar la puesta en práctica de estas políticas. 

Las principales insatisfacciones, identificadas a partir del análisis de contenido de las opiniones espontáneas, recogidas por el Sistema de Estudios Sociopolíticos y de Opinión en los meses de enero-septiembre de 2019, están vinculadas a: 

  • El monto de la jubilación, que, aunque recibió un ligero aumento con las nuevas medidas económicas adoptadas por el Consejo de Ministros, sigue siendo insuficiente para satisfacer necesidades básicas como la alimentación y los medicamentos.
  • El complicado manejo para los adultos mayores de los cajeros automáticos para cobrarlas.
  • La atención deficiente en farmacias, en hogares de ancianos y la mala calidad de las comidas que, en ocasiones, allí se les proporciona.
  • El peligro que corren en la vía debido a la irresponsabilidad de muchos choferes que transitan a altas velocidades.
  • La existencia de pocas opciones recreativas y muchas en horarios en los que les resulta difícil su traslado.
  • El trato inadecuado que reciben de algunas personas, sobre todo de los jóvenes y en sus propias familias, lo que ha provocado que se vean casos de abandono y desatención. 

A finales de 2012, según el Anuario Estadístico de Salud Pública, existían en el país 144 hogares o asilos de ancianos y 233 casas de abuelos. No obstante, en 2017, ya se disponía de 150 hogares de ancianos (de ellos 16 en Villa Clara, 33 en La Habana y 8 en Sancti Spíritus), 287 casas de abuelos (26 en Villa Clara, 42 en La Habana y 9 en Sancti Spíritus) y 50 servicios de Geriatría. Aunque se ve un aumento de la cantidad de estas instituciones en los últimos años, aún no es suficiente.

Un grupo de instituciones han comenzado a profundizar en esta situación. Las más activas han sido el Departamento del Adulto Mayor, Asistencia Social y Salud Mental del Ministerio de Salud Pública y el Centro de Estudios Demográficos de la Universidad de la Habana. De ahí que se propone fortalecer el trabajo de estos centros que realizan estudios sobre la atención al envejecimiento desde distintas aristas: educación sobre las características de la edad, campañas de comunicación para divulgar esta información, la revisión de las políticas sociales que benefician a los ancianos, proyectos económicos que sustentan este período de vida. Otra propuesta se refiere a la realización de estudios periódicos, con un enfoque sociopsicológico, acerca del papel y la atención al Adulto Mayor en Cuba.

Es necesario plantearse medidas también en el ámbito social y económico como, por ejemplo, ajustar el funcionamiento del país a las características de la tercera edad (eliminación de barreras arquitectónicas, control del tráfico modificado para su comodidad, sistemas informáticos que sean comprensibles, medios de transporte de fácil acceso y con soportes para los que tengan impedimentos físicos propios de la edad); incrementar la labor de los Centros de Día en los que no solo puedan compartir con sus coetáneos, sino también realizar labores que los mantengan activos física e intelectualmente y les brinden oportunidades para mantenerse integrados a la sociedad, pues no son percibidas como suficientes las acciones que se llevan a cabo actualmente. 

También se creó en el 2001 la Universidad del Adulto Mayor, la cual ha alcanzado grandes logros y ha contribuido al bienestar de los que se han ido incorporando. Los objetivos que persiguen son: promover la actualización cultural y científico-técnica y la identidad con la edad y los procesos de cambios correspondientes; contribuir a la reinserción social de sus egresados en proyectos comunitarios; desarrollar acciones de carácter intergeneracional para combatir el abandono que muchos sufren por parte de sus familias; fomentar una nueva cultura gerontológica de desarrollo y no paternalista acerca del envejecimiento, entre otros. No obstante, pudiera ampliarse su alcance y divulgación, para promover una vida más activa y favorecer el acceso a esta oportunidad en todos los territorios del país. 

Por otro lado, se necesitaría de una intervención en la cultura de la nación y aquí psicólogos y sociólogos pueden jugar un papel muy importante al trazar planes de educación y reestructuración de las representaciones sociales que existen sobre esta etapa de la vida. Se pueden incluir cometidos que desmitifiquen la tercera edad, modifiquen favorablemente las actitudes tanto de ancianos como de aquellos más jóvenes y promuevan la salud física y psíquica en esta etapa de la vida, con el apoyo de los medios de comunicación masiva. 

Igual trabajo se puede hacer con la familia que, como institución básica de la sociedad, requiere de una atención especializada. La idea consiste en organizar encuentros donde se persiga modificar la percepción que tienen sus miembros sobre la tercera edad; educar a aquellos que fungen como cuidadores informales de ancianos, mostrar que las características de la vejez no necesariamente invalidan a la persona y ofrecer capacitación en asimilación y resolución de conflictos familiares. Con los cuidadores informales se debe hacer un trabajo especial, ya que en muchas ocasiones son adultos mayores los que desempeñan este rol. Se les debe prestar toda la ayuda psicológica que requieran, pues se pueden absorber en su papel de cuidadores y perder su individualidad y su autonomía. Investigaciones han demostrado que algunos no saben qué hacer una vez fallecido el paciente. 

También se propone que los centros educacionales mantengan sus políticas de recontratar a aquellas personas que estén en su etapa de jubilación, pero aptos y dispuestos a trabajar. 

El trabajo con otros grupos puede realizarse a partir de la facilitación de espacios de socialización para estas personas, desde la dinamización comunitaria (incitando a la inserción de los ancianos en las labores de la comunidad); el trabajo en los Centros de Día, en los cuales se deben trabajar las estrategias de afrontamiento para asumir los cambios típicos de la edad; la reestructuración de los proyectos futuros; la estimulación física y mental (en busca de mantener capacidades o evitar enfermedades degenerativas) y la educación sobre las patologías más comunes en esta etapa y cómo afrontarlas. 

Si bien es importante atender a esta población envejecida que hoy tenemos en la sociedad, resulta vital desarrollar una educación en cuanto a planes de natalidad y parentalidad responsable para aquellos integrantes más jóvenes, como vía principal para atenuar el envejecimiento poblacional, como mismo está planteado en las políticas del Estado, pero desde una postura consciente en sus planes de vida. 

Articular las políticas sociales y las actuaciones profesionales en una realidad tan compleja y diversa como la que se vive hoy constituye un desafío; pero al mismo tiempo, se abre un espacio de nuevas oportunidades para hacer y crecer, siempre motivados por la sensibilidad humana y el rol activo que como ciudadanos y profesionales cubanos se puede desarrollar. 

Prepararse para una sociedad envejecida implica estar dispuestos a ampliar el debate y la participación social activa en un entramado de acciones que conlleven a un cambio de mentalidad profundo; estar conscientes de que este grupo de personas responde a una heterogeneidad social. Se puede ampliar la educación y sensibilización con necesidades y motivaciones diferentes, así como trabajar con los demás grupos y organizaciones en aras de elevar la calidad de vida de aquellos que actualmente conforman un grupo poblacional creciente. Urge trabajar en nuevas perspectivas y enfoques gerontológicos que cada uno esté preparado y dispuesto a asumir su papel con responsabilidad.

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Licenciada en Psicología en la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana en el año 2018. Actualmente labora en el Centro de Estudios Sociopolíticos y de Opinión como Jefa del Departamento de Estudios Sociopolíticos. [...]

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