Quise escribir desde ayer… la verdad no supe como… quise parafrasear… y pensándolo solo me que queda contar la realidad… y en ella enmascarar mis sensaciones personales. En el consultorio en San Miguel, se me presentó una abuela con su nieto, una vez que entró ella se quedó mirándome como diciéndome aquí estoy, no me vez, soy yo. Reconocí su rostro, me era familiar, en realidad durante mi residencia médica en Moreno, hacia ya ocho años atrás yo atendía a su hija, una joven adolescente embarazada. Johana, de ahí venía mi relación, de ahí mis recuerdos, aunque su cara me era tan de ayer, había pasado mucho tiempo.
Soy yo, me dijo, la mamá de Johana, lo estuve buscando todo este tiempo y no lo pude encontrar, hasta que hace poco lo reconocí en un sello, vi su nombre, lo corroboré con su matrícula y lo reconocí. Usted atendió en el embarazo a mi hija y a mi nieto después de nacer. Yo estoy con mi nieto, usted lo conoce, yo los miré conociéndolos, pero no recordando los detalles.
Johana ya no está, me dijo, la asesinaron hace 4 años atrás en la zona de Trujuy, después de asesinarla la pusieron en una caja, y la dejaron ahí. Hoy ya se hizo justicia, la asesina está presa. Desde ese tiempo, mi nieto que se crió conmigo fue reclamado por su papá, y estos últimos cuatro años vivió con él y su otra familia. El año pasado, diciembre de 2014 su papá también falleció. (aunque las causas no me quedaron claras), pude reclamar la tenencia de mi nieto y hoy está conmigo de nuevo por orden del juez.
Él me sigue diciendo mamá. Estoy feliz de encontrarlo, me dijo, no sabe cuanto lo busqué, me quedé a solas con su nieto… intenté charlar algo al menos, era la primera vez que lo veía desde que nació, hoy ya de ocho años. A mi mamá la mataron me dijo, su cara expresaba miedo y bronca escondida, espero encontrar a quien lo hizo para “cagarlo bien a palos” me dijo con su corta niñez.
Muchas cosas se quedaron dando vueltas en mi pensamiento… la tozudez de esa mujer en encontrarme… qué le representaba mi persona en su vida aun yo sin saberlo. La injusticia vivida con su hija que ya no estaba, un nieto que seguía llamando mamá a su abuela que no había tenido con el durante cuatro años, nuevamente el fallecimiento de otro de sus padres, sin saber por qué, la bronca en el niño de ocho años contra quienes mataron a su mamá y no podía ni aceptaba un por qué.
Mis planteos de cual debería de ser mi rol social ante esta nueva escena, solo pude hacer lo que es habitual, quedar pensando y ofrecerme para acompañar una situación más injusta en un mundo que es injusto que hacemos injusto muchas veces pero sin lugar a dudas que no dejaba de ser visto por un Dios sustentador que dará respuestas en su momento a aquel pequeño corazón de solo ocho años.
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