Hoy, 8 de marzo, conmemoramos la lucha por nuestros Derechos y Libertades, recordando con furia el femicidio de las obreras incineradas durante la toma de la fábrica textil estadounidense en la que eran explotadas. Ellas, 123 mujeres inmigrantes de entre 14 y 25 años que no pudieron salir de la fábrica porque las puertas estaban cerradas, reclamaban jornadas laborales de 10 horas, tiempo para amamantar, igualdad de salarios y eliminación del trabajo infantil.
Y nosotras, las nietas de las brujas que no pudieron quemar; nosotras que movemos el mundo y lo paramos; nosotras que te creemos, hermana, porque no estás sola; nosotras que gritamos que el Estado opresor es un macho violador, que gritamos que el violador eres tú porque no es no; nosotras que queremos niñas, no madres; nosotras que reivindicamos nuestro Derecho a decidir; nosotras que vivas no queremos; tenemos mucho por lo que luchar. Por eso mañana, 9M, inundaremos en una ola violetaverde las calles del mundo.
Luchamos y lucharemos, como nuestras ancestras lo hicieron, para conquistar Derechos y para que los Derechos conquistados que defendemos se amplíen. Porque si son para algunas y no para todas entonces no nos alcanza. Porque si yo puedo votar tengo que hacerlo consciente de que otras no pueden y votar por ellas. Si puedo votar es porque otras lucharon para que pueda hacerlo. Si puedo convivir con mi vínculo sexoafectivo sin miedo ni dependencia, otras no pueden. Si yo no muero abortando otras mueren. Y mientras yo puedo planificar, desear y construir mi proyecto de vida, mientras puedo estudiar, trabajar, escribir, viajar y amar, otras no pueden.
Y que yo pueda, amigas, hermanas queridas, no es gracias a mí, no es mi esfuerzo el factor clave en mis potencias: son mis privilegios de mujer blanca cisheterosexual de clase media educada. Privilegios que son poca cosa frente a los privilegios de ustedes, hijos sanos del patriarcado, pero que, aunque poca cosa, son condición necesaria para que viva mi vida ejerciendo los Derechos que otras conquistaron para mí, y luche.
Lucho porque no me alcanza.
Mis privilegios no me alcanzan porque mis Derechos o son de todas o no me alcanzan y es que mis Derechos son condición necesaria pero no suficiente para habitar este mundo injusto donde cada día cientos de nosotras somos asesinadas por ustedes, hijos sanos del patriarcado. Porque vivo pero no tengo mi Derecho a la vida garantizado y entonces no tengo nada si cualquier día ustedes, sí, ustedes, me violan, me matan y me tiran en una bolsa de basura mientras me revictimiza la justicia y los medios culpan mi minifalda.
Entonces no quiero tu caja de bombones ni quiero esas rosas que me trajiste ni quiero escuchar tu feliz día ni quiero participar en sorteos de licuadoras, mamaderas ni depiladoras eléctricas. No quiero. No me digas feliz día. Es necesario dejar de ser cómplices de la romantización de este día en el que no se celebra nada, en este día se lucha. Porque el paro de mujeres te lo hacemos a vos, hijo sano del patriarcado. A vos que llamás amor a nuestro trabajo no pago; a vos que nos abusás; nos violás; nos obligás a parir o morir abortando.
A vos, que todos los días nos matás, te decimos que se va a caer, porque el Feminismo es Justicia Social.
Excelente