Vejez exitosa y Covid-19. Una solución a la vulnerabilidad de los ancianos durante la pandemia

ancianos

Psicología Clínica

Un grado considerable de miedo y preocupación en la población a nivel internacional se pudo apreciar aproximadamente en el mes de marzo del 2020, en la medida que la pandemia del coronavirus se extendió rápidamente por todo el mundo, particularmente en los adultos mayores, proveedores de atención y personas con afecciones de salud subyacentes. Esta pandemia ha cambiado la vida de muchas personas, su cotidianidad, incluyendo en esta las costumbres y hábitos diarios.

Entre los efectos fundamentales observados en la población están la incertidumbre, las rutinas diarias alteradas, presiones económicas, aislamiento social y el temor a enfermarse. Podemos considerar un agravamiento de esta situación ante el desconocimiento de cuánto tiempo durará la pandemia, y de sus secuelas.

Transcurren los primeros días del mes de febrero, esta vez del año 2022, y aún nos preguntamos, cuánto más debe pasar, para ponerle fin a este periodo tan difícil para todos, cuántos cambios más, cuantos desaciertos, cuantos lutos. Si bien muchos hemos tenido que renunciar a planes previstos, posponer fechas, y reordenar nuestro campo de acción, hay otra parte de la sociedad que ha tenido que ir más allá, y son los adultos mayores.

La vejez se caracteriza por ser una etapa en la que se reorientan nuevos roles, la posición en la sociedad cambia, y culturalmente se ha concebido en los últimos años como la adjudicación de un papel más pasivo: la jubilación, el cuidado de nietos hasta transitar a un momento en que incluso se compromete la independencia y el validismo propio. Esto nos obliga a poner en tela de juicio que, durante el contexto actual, existe una suma enorme al riesgo epidemiológico, y es el riesgo psicosocial.

Diversas teorías psicológicas han comprobado las ganancias a nivel mental, personológico, que se adquieren como parte de llegar a esta etapa. El ciclo vital defiende que envejecemos desde el primer día que nacemos, que se desarrollan un cúmulo de experiencias y vivencias que se constituyen en ganancias psicológicas, lo que implicaría que al llegar a la ancianidad conjunto con las pérdidas biológicas existan muchas ganancias psicológicas atesoradas. Que se constituyan precisamente, de esta manera, como ganancias, depende de diversos indicadores como el sentido de la vida, la autovaloración que posea ese adulto mayor, el pensamiento reflexivo crítico que a lo largo de su vida haya sido capaz de desarrollar, y la activación social desarrolladora, que consiste precisamente en no aislarse de redes de apoyo, sino mantener un rol activo y remodelado a los intereses del sujeto y las necesidades de los grupos a los que se integra, incluida la familia.

Activar estos elementos durante la etapa ha sido concebido como el logro de la vejez exitosa, que se ha definido como el proceso de desarrollo y mantenimiento de la capacidad funcional que permite el bienestar en la vejez. A su vez, podríamos decir, que esto permitiría, afrontar realidades de una manera distinta, dotada de flexibilidad, de análisis críticos, de capacidades de reestructuración y sobre todo de una visión del mundo desarrolladora, que le permita actuar y tomar partido por lo que es mejor para sí mismo y no siempre para la sociedad, o no conformarse con lo que no está sino movilizarse en función de encontrarlo.

Durante el Covid-19 algunos elementos que podrían considerarse como afrontamiento efectivo por parte de los ancianos consistirían en capacidad de percibir e identificar una situación estresante, donde ocurriría un cuestionamiento de situaciones de la vida cotidiana vinculadas al aislamiento y posibilidad de enfermar a la vez que permitiría analizar la amenaza potencial con contenido estresante generada por la posibilidad de aislamiento, enfermedad, y muerte ante la pandemia. A su vez, el adulto mayor podría realizar una valoración de los recursos psicológicos y sociales para el enfrentamiento de lo amenazante y/o estresante, y su adecuación funcional, esto ocurriría usando los indicadores anteriormente mencionados: sentido de la vida, autovaloración, pensamiento, y la participación y vínculo en redes, permitiendo este último un conocimiento de las capacidades propias y de la accesibilidad a redes de apoyo y recursos externos en los distintos contextos sociales y la disponibilidad y funcionamiento de medios para concretar la acción de afrontamiento.

Nuestra propuesta apunta entonces, a enfocarnos en estos elementos para el apoyo psicosocial a los ancianos durante la pandemia. Menos sobreprotección e infoxicación y más psicoeducación y promoción de salud, de desarrollo, porque sí, aun en la vejez, estamos en desarrollo. Lograr una vejez exitosa como parte del desarrollo psicológico, implica un reposicionamiento social que reestructure nuevos roles en el sujeto, que influya sobre su autovaloración y su sentido de vida, para que sean desarrolladoras. El sujeto con una vejez exitosa poseerá redes de integración, activación y trascendencia que le permitirá reestructurar su campo de acción en un contexto como el que ha implicado el Covid-19, garantizando resiliencia para favorecer su salud física y mental.

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SicologiaSinP.com - Lidia Botalín

Licenciada en Psicología

Profesora e investigadora del Departamento de Psicología de la Universidad de Oriente Investigadora con experiencia práctica en diferentes temas de la Psicología y las Ciencias Sociales como Vejez y Covid-19, Violencia de Género, Identidad Personal, Potenciación de la Eficacia Organizacional, entre otros. [...]