El transhumanismo: ¿nuevo modelo de vida humana? 

transhumanismo

Filosofía

El ansia de poder – en su forma ilimitada – ha caracterizado indudablemente siempre a la raza humana. No en balde Ortega y Gasset ya se refería a aquella sobrenaturaleza, que ha necesitado inventarse el ser humano para legitimar su vida en la Tierra. El egoísmo y el sentido de superioridad han liderado históricamente a ese sujeto que no se ha conformado con simplemente ser parte integrante de esa naturaleza, tal cual natural. Siendo este sentimiento revolucionario quien definitivamente marca el desarrollo del hombre en su historia, no solo como ser natural sino como ser social. Por ende, a ese deseo de cambiar constantemente el orden de las cosas, le debemos lo que somos hoy como especie, en medio de un contexto social y cultural que de igual forma está presto a transformaciones ineludibles. 

La propuesta transhumanista, en este sentido, viene a ser la expresión más cimera en tanto la necesidad de buscar afuera, en un otro de la externalidad, elementos para la conformación de un nuevo ser humano,  y por consiguiente de un nuevo régimen social. Apegado a la idea inherente – humanamente hablando – de constituir a nuestra especie como la de mayor alcance y desarrollo entre las demás con las que cohabita. 

Propuestas tales como: selección predeterminada de las características con las cuales se nace, anti envejecimiento, mejora de las condiciones físicas y emocionales , mayores potencialidades cognitivas; se muestran a estas instancias ya no como una simple utopía,  sino más bien como nuevas y reales condiciones de posibilidad para los seres humanos, para el mejoramiento de la vida de nuestra especie. De manera objetiva se pone sobre la mesa de discusión, al transhumanismo, como período de transición hacia una etapa superior en la evolución de la especie humana. Hacia un período poshumano en el cual no exisitirán, por ejemplo:  enfermedades y deficiencias físicas o emocionales en el caso de los seres humanos. Un momento en el que el uso de la tecnología se pone de entero a disposición de la mejora de la condición humana en su aspecto biológico. Digo biológico porque por vez primera no se está hablando de las condiciones propiamente materiales con las que cuenta el ser humano en su desarrollo como organismo, sino de las condiciones específicamente biológicas que lo identifican como ser humano y no como otro tipo cualquiera de especie viviente. 

Esta vez se trata de modificar la esencia misma que nos constituye como seres humanos, siendo esta la mayor crítica que pudiera establecérsele al transhumanismo, y  al poshumanismo como posible estadío de llegada de la vida en el mundo. No se trata ya, al menos directamente, de la manera en que nos relacionamos con nuestro entorno natural y social , sino de lo que nos constituye como sujetos físicos. El transhumanismo nos pone ante la disyuntiva de usar o no ramas tecnológicas como la biotecnología, nanotecnologías y la inteligencia artificial a favor de establecer radicales modificaciones o transformaciones, si así se quiere, a nuestra condición humana. Se piensa un sujeto dotado de potencialidades suprahumanas, antinaturales; que van desde el poder tener una visión u oído por encima de los rangos que humanamente se nos es posible, hasta el hecho de poder vivir eternamente. 

Esto se traduce en un problema –ante todo– de índole filosófico; porque evidentemente trastoca la manera en que nos entendemos como sujetos reales. Deconstruye la imagen subjetiva que producimos de nuestra realidad como individuos. Difumina nuestros patrones socio-psicológicos y por ende nuestra manera de relacionarnos con un otro natural o humano. Lo anterior, insisto, representa la cuestión de esencial relevancia ante la que nos sitúa la problemática transhumanista, al menos desde la manera en que entiendo el problema en cuestión. 

Bioconservadores y Bioprogresistas, se disputan cuál sería el mejor camino a tomar por la humanidad. Mientras los primeros abogan por un sentimiento de gratitud con lo dado y de crítica por la manipulación caprichosa; los segundos apuestan por la modificación de la condición humana, basándose en elementos tales como por ejemplo considerar que el envejecimiento no constituye una condición irreversible ni una enfermedad sin cura y que por tanto muy bien pudiese ser alargada la duración de la vida de los seres humanos. Tomando en cuenta también que no siempre aquello que responde a la naturaleza del individuo lo favorece , como es el caso de enfermedades degenerativas como el cáncer.

Por tanto a la par de que:

Los bioconservadores insisten en estas modificaciones como de probabilidad catastrófica para la vida de la especie humana, en tanto consideran atentan directamente al curso originario de la vida en el planeta y por ende evolutivo de la naturaleza y del ser humano en su desarrollo como especie.

Los bioprogesistas emprenden una lucha, cada vez más preponderante en el uso extremo de las herramientas tecnológicas en la composición de mejores cualidades de vida física de los seres humanos. Destacar que este discurso, a estas instancias, es asumido por importantes líderes de la política internacional.  

Nótese que culmino el párrafo anterior haciendo referencia a lo físico, y dejo fuera el elemento social porque precisamente en él radica todo el entramado de consecuencias de tipo éticas y políticas que desencadena la cuestión transhumanista. Hace ya un tiempo considerable que el Positivismo fue superado como explicación al interior del quehacer científico y tecnológico. La visión positiva de la Ciencia tuvo que repensarse en tanto esta no podía continuar entendiéndose al margen del contexto social y de las propias condicionantes de aquellos que estamos encargados de producir un conocimiento científico. Luego, el sentido ético de la responsabilidad para con lo que se construye en calidad de proceso científico, tiene que caracterizar de forma primordial a los que llevamos sobre los hombros el enorme compromiso de hacer propulsar a la ciencia, en su sentido más amplio. 

Finalmente ante el no concenso, queda tomar una postura media del asunto. Ni alabar a los bioconservadores ni odiar a los bioprogresistas. Unirnos en pos de la mejora humana, pero en primer lugar no desde el lado físico sino del moral.  Se necesita ser capaz de mejorar, pero en función de lograr cada vez en mayor medida altos grado de sensibilidad humana, de respeto y tolerancia por el otro, y de lucha continua ante todo aquello que nos degrade como sujetos espirituales, que esencialmemte somos. La mejora de la condición física tiene que ser una que se exprese como escenario de global acceso, no como potenciadora de segmentaciones y desigualdades sociales; ni como reflejo de acentuación de poder de unos cuantos sobre otros, ni de unas regiones sobre otras. Sobre todas las cosas, ceder siempre al debate y al diálogo constante en la búsqueda de la felicidad y el bienestar social de todos los que habitamos la Tierra. 

Terrones, Antonio Luis: Una aproximación general al transhumanismo y su problematización . ANÁLISIS  ISSN: 0120-8454  e- ISSN: 2145-9169  Vol. 51 / N.o 95  Julio – diciembre de 2019  pp. 319-345

, , , , , ,

Compártenos tu opinión

avatar
  Subscribe  
Notify of

Compártelo con tus amigos si te ha gustado

Artículos relacionados

SicologiaSinP.com - Allinson Guevara

Licenciada en Filosofía

Profesora adiestrada de la carrera de Filosofía en la Universidad de La Habana. La línea de investigación refiere al análisis de problemas filosóficos que devienen del Marxismo a partir del escenario de la teoría comunicacional en su sentido general. [...]