¿Qué papel desempeña el psicólogo dentro de la sociedad mexicana?

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Psicología Clínica

Cuando hablamos del papel y retos del psicólogo nos encontramos ante un inmenso océano de desafíos y luchas, pues como cualquier otra profesión, sugiere un ideal de lo que debería ser y hacer, particularmente si parte de la sociedad y en pro de ella. 

En esta ocasión me centraré en el Psicólogo Mexicano.

Durante los últimos años la plantilla de psicólogos y estudiantes de psicología ha aumentado considerablemente, y cabe destacar que hay más mujeres que hombres, ¿Cuál es el hecho de que sean más mujeres? Nos encontramos en una sociedad patriarcal, donde se encuentran arraigados en el imaginario social  un cúmulo de valores culturalmente considerados como femeninos: pacifismo, afectividad, paciencia, entrega, cuidado del otro, la guía, docilidad, la escucha y comprensión, estos a su vez asociados con el ideal del ejercicio profesional y vocacional, dando como resultado una atribución de género, podemos considerar entonces, dentro de nuestra sociedad, la psicología como una profesión feminizada. 

En algunas profesiones en particular sucede lo mismo, por ejemplo dar por hecho que las ingenierías son para los hombres porque la mayoría de su población sea del sexo masculino. Irrelevante para el desempeño de la profesión, pero con un peso social sobre la aceptación y aprobación. 

¿Cómo definimos el papel o el trabajo del psicólogo dentro de la sociedad mexicana? Si bien la ambigüedad e indefinición de nuestra práctica profesional, así como el desconocimiento de nuestra labor, ha propiciado que se llegue a confundir y generalizar dentro de un campo laboral  y actividad específico: el psicólogo trabaja con los que tienen algún problema mental, el psicólogo aplica test para saber en qué eres bueno y que deberías estudiar, el psicólogo te ayuda cuando tienes un trauma que no has podido superar etc. Hacen que nuestro quehacer quede mermado.

Partimos entonces, desde reubicar a la profesión de acuerdo al contexto sobre el que se desarrolla; no todos los psicólogos dan terapia, no todos dan clases; desde esta postura multiforme podemos apreciar desde aquellos que trabajan en escuelas impartiendo clases, los que están en hospitales diagnosticando padecimientos, los que están en empresas contratado y capacitando personal, los que están observando y comparando resultados hasta los que están en tribunales estudiando conductas. Pero nuestra labor es tan extensa que no solo se limitan a una pequeña lista, sino que incorporamos nuestros conocimientos para la  resolución de las necesidades de determinada población, y es en esta labor donde nos sumergimos ante los siguientes desafíos y problemas emergentes:

  • Economía: no todos pueden pagar un servicio de psicoterapia, ni es algo que se encuentre dentro del paquete básico de centros de salud comunitario o de primera instancia y, en instituciones públicas de educación básica tampoco es apelable la figura del psicólogo. Los servicios no están dentro de las posibilidades económicas de todos, o por lo menos de la mayoría.
  • Culturales: En nuestro país es frecuente escuchar afirmaciones como “No estoy loco para ir al psicólogo” “puedo cambiar en cualquier comento cuando yo me lo proponga”. Expresiones que demuestran desconocimiento y temor de compartir con un desconocido lo más íntimo de nuestra vida, así antes de ir al psicólogo se recurren a otras prácticas como el tarot, buscar ayuda con un amigo, un vecino, alguien cercano y en algunos casos buscar soluciones momentáneas como tomar algún remedio, medicamentos, etc. Aunque en las nuevas generaciones existe una mayor apertura e información sobre la salud mental, aún hay muchos estigmas que romper e información que compartir.
  • Nivel académico y preparación: la escasa importancia a la investigación y al desarrollo académico, aunado a la gran cantidad de escuelas no reguladas, han contribuido a la formación de profesionistas poco preparados. Nos enfrentamos a psicólogos  cuyo principal medio de obtención de conocimiento es su lugar de trabajo, psicólogos que se nombran autodidactas y no buscan actualizarse, así como aquellos que ofrecen algún servicio sin contar con una especialidad o cuentan con una formación muy limitada. Lo que nos expone a personas cuyos procesos y métodos pueden no ser confiables ni adecuados.

Además de esto, tenemos también que cada vez las escuelas que ofrecen la formación en psicología, crean una brecha entre los objetivos profesionales y la formación recibida, ya que muchas de estas instituciones no están reguladas ni sujetas a algún control oficial, se tiene la enseñanza de la psicología como un negocio, tan atractivo a un público aficionado a las diversas corrientes y novedosas técnicas que ofrecen, dejando de ver la psicología como una ciencia, limitándola al saber popular sin bases ni fundamentos, y siendo ejercida no éticamente por cualquiera que toma un curso o diplomado. Muchas de estas escuelas no cuentan con un plan de estudios estructurado de acuerdo a los problemas y realidades del mexicano, sino que adoptan un modelo anarquista o ecléctico de otros países y culturas.

  • Pseudociencias: Estamos en la era donde cada día hay más descubrimientos y afirmaciones sobre métodos, técnicas y corrientes que se encuentran al alcance de cualquiera, sumando entre sus filas un gran número de adeptos, que sin reserva ofrecen servicios. Lo urgente que sobre pasa a lo importante.
  • Demanda del mercado laboral: Hace un par de años egresé de la facultad de psicología, y aún me sigue sorprendiendo la dificultad con la que los psicólogos somos contratados, bien sea por la escasa experiencia o por pocas oportunidades del mercado laboral. Cada vez un número mayor de egresados ingresa al mundo laboral con los conocimientos básicos adquiridos en la facultad, pero con poca practicidad. En un mercado laboral bastante deformado, dónde solo algunos puestos específicos están diseñados para ser operados por un profesional en psicología, mientras se lucha por perfilar en otros tantos, motivo por el que muchos psicólogos realizan trabajos o actividades que no corresponde a su especialización. He ahí el desequilibrio entre lo que se estudia y lo que en verdad se hace.

Son muchos los desafíos de la piscología en México, un camino largo por recorrer, pero que sin duda los que ya estamos sobre la brecha  tratamos de emparejar, y gracias a los que nos han precedido se ha logrado avanzar.

Si eres o no psicólogo esto te involucra, pues donde exista un ser humano siempre habrá un acto que estudiar, unas palabras que escuchar, una mente que enseñar y un cuerpo que entrenar.

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