Lo que pocos saben sobre el Aborto No Punible

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Psicología Clínica

Dado los debates que se están dando en Argentina alrededor del aborto no-punible, decidí escribir para comentar algunos hechos en concreto, para que la población en general, sepa de qué se está hablando.

Estoy segura de que tanto del lado de la gente que quiere que se legalice, como del que la gente que no quiere que se legalice, existen personas que con sinceridad creen que están haciendo o mejor. Por lo tanto, teniendo acceso a ciertos emergentes clínicos y cierta información de algunas investigaciones y estadísticas, me pareció oportuno agruparlos en un artículo.

1- El aborto y la cosmovisión antropológica:

Quienes dicen estar en contra del aborto esgrimen el argumento de que “es asesinar a un ser humano”. Si bien es respetable que las personas tengan esa consideración, hay que ser conscientes de que se trata de una cosmovisión antropológica. Una cosmovisión antropológica es aquella que nos dice quienes somos, para qué estamos en este mundo, etcétera. Suele estar muy ligada a lo religioso y la espiritualidad.

Por esto es que pega tan fuerte en la sensibilidad de muchos. Tiene que ver con pararse de determinada manera sobre el origen de la propia vida. Entonces, si bien alguien puede tener una cosmovisión de acuerdo con la cual un embrión es un bebé, puede haber otra persona que no piense ni sienta lo mismo, porque tiene otra cosmovisión. Tiene otro sentir y otro pensar acerca de los embarazos no deseados y lo vive de manera diferente.

Ahora bien, una ley en un país, debiera reflejar no solamente una cosmovisión, sino ser respetuosa con todas las religiones, credos y cosmovisiones existentes dentro de ese territorio. La penalización del aborto, lo que está diciendo es: “esta cosmovisión es la única, o la única respetable dentro de este territorio y tiene derecho a ser impuesta sobre las otras”. Dado que la despenalización, no obliga a nadie a abortar, está respetando la cosmovisión de quienes consideran que el embrión sea un bebé. No así, la penalización, que condena una postura opuesta. Lo que nos lleva al siguiente punto.

2- El aborto y la separación iglesia/estado:

Los estados fundados en el siglo XVIII y XIX, hijos de la revolución francesa, esgrimieron como principio básico lo que llamamos “separación iglesia/estado”, que es un principio pensado para garantizar la libertad religiosa. Hijos de las sangrientas luchas entre católicos y protestantes de la edad media tardía, los estados decidieron ser laicos, para evitar conflictos.

Dicho principio enuncia que las decisiones del estado no deben tener que ver con los principios de una religión, sino con los acuerdos a los que se lleguen entre todos los miembros de una comunidad, quienes pueden tener diferentes credos que vayan con su propia conciencia y su búsqueda de la felicidad, la verdad, etcétera. La penalización del aborto, atenta contra este principio. Si yo obligo a una mujer a no abortar, la estoy obligando a seguir los principios de una religión que no le es propia, le estoy imponiendo una manera de pensar, y de alguna manera una religión.

3- El aborto y la re-victimización de la mujer:

A muchos de los que dicen tener argumentos éticos en contra del aborto, que en otros momentos suelen ser personas muy formales y medidas esgrimen frases como: “Yo no estoy en contra si fue una violación, lo que me molesta es que se agarren una calentura y después los aborten”. Esta imagen de mujer procaz, provocativa y sensual que se hace un aborto por ninfómana, puede estar muy arraigada en la conciencia popular, en parte a la costumbre religiosa de que todos los males provienen de las mujeres que no son santas. Es otra versión de la trama de “La Letra Escarlata”.

A muchos les sorprendería saber que si una mujer llega a abortar es porque ya ha sufrido, muy probablemente, otras vulneraciones a su intimidad sexual.

Algunos datos interesantes para quienes piensan de esta manera:

a) “Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir”.

Si bien existen abortos en las clases medias y altas, la mayor parte de las mujeres que abortan son mujeres pobres. Mujeres que no han tenido acceso ni a educación sexual, ni a anticonceptivos.

Nunca olvidaré que he atendido casos de mujeres que habiendo sido adolescentes en las décadas del 60 y 70, muy marcadas por las dictaduras, se embarazaron sin saber lo que eran las relaciones sexuales.

Simplemente eran hechos de los que les había sido vedada todo tipo de información o recursos para empoderarse del propio cuerpo. Muy lejos estaban estas mujeres de las revoluciones sexuales hippies, a las que sólo accedían por cuestiones educativas las mujeres de clase media, si acaso media baja.

Pero existen contextos donde el abandono simbólico y material es tal que la gente se limita a veces a sobrevivir, de la manera que puede. Y en esa supervivencia, la información es poca, los recursos escasos, y la capacidad de planificación de la propia vida, casi nula.

Los anticonceptivos, por otro lado, requieren también de una información y de un bagaje simbólico y material para su utilización. Si una mujer tiene que caminar 5 kms para llegar a un centro de atención de la salud, y tiene que atender a otros cuatro hijos, difícilmente pueda tomar una pastilla conceptiva todos los días a la misma hora, porque cuando se le terminen, difícilmente consiga otros.

b) La línea entre sexo consentido y violación.

En algunos contextos es muy difusa. Existe una noción generalizada en nuestra sociedad, sobre que el cuerpo de una mujer es un bien a ser entregado.

Desde el famoso “hit” de Luis Miguel “Entrégate” a los cantitos de hinchada de los pibes de la cuadra a otro “Entregá a tu hermana”, existe la idea subrepticia, tácita de que la mujer es un bien a ser entregado a otros. Sobre todo su cuerpo. Así como existen muchas violaciones grupales de “niños bien” a las mucamas, que por un par de pesos y para sacarse de encima a la barrita de adolescentes que le piden hacerlos debutar.

También en las villas o los contextos marginales el poder del varón sobre el cuerpo de la mujer es tal, que a veces la mujer no discierne cuando es una decisión suya, y cuando del varón. Por lo tanto existen muchas relaciones sexuales, sin la protección del preservativo, forzadas por varones, que las mujeres no saben registrar como una violación. Por lo tanto penalizar el aborto y “excepecionar” cuando fueron violaciones, expone a una mujer a ser revictimizada para tener que demostrar fehacientemente que fue una violación y que ella no quería.

El poder de los hombres sobre las mujeres, en nuestras sociedades, es desigual. Por lo tanto muchas veces las mujeres negocian su cuerpo para poder sobrevivir. Sea en un contexto de violencia física o de violencia económica. Por lo tanto, obligar a una mujer a demostrar que fue una violación, es re-victimizarla.

c) En Argentina se puede ya se aborta de manera segura.

Las mujeres de clase media y clase alta abortan de manera segura. Muchos médicos están dispuestos a realizar los procedimientos y los costos son altísimos debido a las demandas a las que se exponen. Por lo tanto, lo único que se logra con la penalización, es el florecimiento de clínicas clandestinas más baratas, que hace que las mujeres pobres se mueran. La penalización no hace que las mujeres no aborten, sino que lo hagan en contextos más dolorosos.

d) Ninguna mujer aborta porque quiere.

Las mujeres no abortan porque desean abortar. Siempre es un evento traumático, siempre hay muchas dudas, sinsabores y llantos alrededor de un aborto. Lo único que se logra con la penalización, es que el aborto sea más traumático de lo que ya es. Es un mito que las mujeres dejarán de cuidarse para tener abortos si es gratis. Ninguna mujer quiere tener que abortar. A veces su salud mental no le permite cuidarse. Y la mayor parte de las veces, sus recursos materiales no le permiten cuidados.

Seguramente hay mucho más para decir sobre este tema, pero dado nuestras limitaciones de espacio, es mejor dejarlo aquí. Espero sus opiniones y comentarios. Hasta la próxima.

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SicologiaSinP.com - Silvia Golubizky

Lic. en Psicóloga. Especializada en Género y Desarrollo

Columnista de paramujeres.com.ar, ejerce como Psicóloga Clínica de niños, adolescentes y adultos. Su área de trabajo es la clínica psicoanalítica. Recientemente obtuvo un diplomado en Género y Desarrollo. Ha dictado talleres, seminarios y conferencias en Tucumán, Buenos Aires y Santa Cruz, en Argentina. En el exterior Santiago de Chile, Washington y Miami. Desde su web difunde trabajos de psicoanálisis y comparte información sobre la violencia de género y la salud mental. [...]