La imposibilidad de escribir la relación sexual o la necesidad del síntoma: una virtualidad inherente a la necesidad de la inexistencia

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Psicoanálisis

El síntoma es real. Es incluso la única cosa verdaderamente real, es decir que conserva un sentido en lo real. Es por esta razón que el psicoanalista puede, si tiene oportunidad, intervenir simbólicamente para deshacerlo en lo real.

LACAN, “L ́insu…”, Clase del 15/03/77

Lacan dice en reiteradas ocasiones que no hay progreso, por lo que el inconsciente real no viene a sustituir al inconsciente charlatán; lo simbólico no deja de estar en juego en un análisis.

¿Cómo proponer un retorno a Freud al definir al síntoma como real?

No es la primera vez en la que, como analistas, debemos recurrir al Otro del Otro. Decimos que el Otro no existe, que el Otro del Otro menos aún, pero, por su vasta producción en cuestiones afines al lenguaje y la lógica vamos a decir que ex-siste: Aristóteles. Merecido lo tiene. Hay algo que se llama Órganon (“instrumento”, en griego), que no es más que la compilación de su erudición afín a los Tratados de lógica.

La lógica modal, aquella que comprende lo necesario, lo posible, lo imposible y lo contingente, permite articular lo real, entendido como lo imposible, lo que no cesa de no escribirse, y su relación directa con lo necesario, lo que no cesa de escribirse. En un apartado del capítulo “Sobre la interpretación” juega con cuatro categorías: lo imposible que él opone a lo posible, lo necesario que él opone a lo contingente.

Lo necesario, por su parte, es definido como lo que “no es posible que no sea”. “No es necesario” pensar mucho para encontrar esta derivación en el lenguaje corriente. Aunque su aplicación “es una contingencia”. He aquí otra oposición.

Lo que es posible que sea, no es necesario que no sea. Y lo que no es imposible que sea, aunque uno se apure en afirmar que es posible, es contingente. Lo contingente es posible pero no se sabe muy bien dónde ni cómo.

Se opone a lo necesario porque está fuera de cálculo, no se puede predecir. Es lo no imposible, como lo posible, pero contrario a lo necesario. Por esta razón Aristóteles apela a lo contingente para englobar lo admisible y lo posible, aunque es claro en la distinción.

Lo necesario se define como lo que es y será, entendido también como lo que es y será verdadero. Con lo que no cesa de ser verdadero en todo mundo posible. Entonces parte de lo necesario, en tanto verdadero, y afirma que todo lo verdadero es posible de realizarse.

Lo imposible, por su parte, no es verdadero nunca, mientras que lo contingente ha de ser lo que es verdadero en unos mundos y falso en otros. Podemos simplificarlo en la fórmula: lo que es por azar, no es por necesidad.

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Sabido es que hay quienes gozan dilapidando el vento en el escolazo sin conquistar un gomán. Lacan aquí acierta en que el inconsciente nunca triunfa mejor que al fracasar (1). Es un hecho que para ganar es necesario apostar. Pero la posibilidad no es una necesidad. Es aquí el punto donde lo contingente no es necesario, pero, lo que no es necesario que no sea, es posible que sea. Posible es ganar. Pero qué, cómo, cuándo, cómo y dónde, Dios solo sabrá.

Esto nos lleva a tocarle la puerta a un tal Leibniz. Dios, Leibniz lo pesquisa, es eso que se evoca para discernir el estatuto de una proposición: las necesarias son porque Dios así lo quiere, las contingencias… Dios sólo sabrá.

Aristóteles propone entre lo necesario y lo imposible, las proposiciones contradictorias, una relación de virtualidad. Afirma al respecto que:

“lo imposible se corresponde con lo necesario, al tener la misma virtualidad; pues, si es imposible que sea la cosa en cuestión, es necesario, no que sea, sino que no sea; y, si es imposible que no sea, es necesario que la cosa en cuestión sea, de modo que, si bien aquellas “expresiones se siguen” a partir de la contraria, ya que lo necesario y lo imposible significan lo mismo, pero, como ya se ha dicho, de manera inversa”(2).

Etimológicamente, lo necesario es comprendido como lo que es y será, lo que no cesa de ser. ¿No cesa de ser qué? De lo que se trata es de escritura: el inconsciente escribe. Con Lacan se puede afirmar que el inconsciente está estructurado como un lenguaje y en medio de su decir produce su propio escrito (3). Lo necesario, lo que no cesa de ser, es lo que no cesa de escribirse y tiene que ver con la insistencia. ¿Insistencia de qué? La insistencia es de lo simbólico. Lo que no cesa de escribirse es el síntoma. Ahora bien, ¿por qué algo no cesa de escribirse? ¿En lugar de qué está el síntoma?

Parafraseando a Aristóteles con la lectura de Lacan, se puede afirmar que:

No hay relación sexual se corresponde con los síntomas al tener la misma virtualidad, a saber, si la relación sexual no se puede escribir, hay escrituras equívocas (síntomas); tal como la existencia de escrituras equívocas están porque no hay relación sexual. Es lo que Freud postula: die Sexual betätigung der Kranken, que los síntomas no son más que “la expresión de la vida sexualde los enfermos”(4).

De este modo, la convicción sobre el inconsciente implica que la sexualidad está enteramente capturada por palabras, pero que estas no pueden formular-la. Es lo que Lacan teoriza al plantear la necesidad de la inexistencia.

“La inexistencia no se produce más que en el apres coup, del cual surge de entrada la necesidad, esto es, por un discurso en el que esta se manifiesta antes de que el lógico mismo, les dije, advenga como consecuencia segunda, es decir, al mismo tiempo que la propia inexistencia”(5).

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1 1 LACAN, Jacques: El Seminario. Libro 19: “…o peor”. Clase del 08/12/71. Ed. Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 17.

2 ARISTÓTELES: “Sobre la interpretación”, en Tratados de lógica. Ed. Gredos, Barcelona, 2007, p. 328.

3 La cita textual es: “Que Freud diga que el sueño es un rebus no me hará desistir un soloinstante de afirmar que el inconsciente está estructurado como un lenguaje. Solo que es unlenguaje en medio del cual apareció su escrito”. LACAN, Jacques: El Seminario. Libro 18: “Deun discurso que no fuera del semblante”. Clase del 10/03/71. Ed. Paidós, Buenos Aires, 2009, p. 82.

4 FREUD, Sigmund: “Tres ensayos para una teoría sexual”, en Obras completas, Tomo II. Ed. Biblioteca Nueva, Madrid, 1996, p. 1189.

5 LACAN, Jacques: El Seminario. Libro 19: “…o peor”. Clase del 19/01/72. Ed. Paidós, Buenos Aires, 2014, p. 51.

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