Aurelia Castillo, en busca de una ética feminista

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Arte y Mente

‘‘La mujer ha sido hasta ahora la mano izquierda de la humanidad. Esperemos que la humanidad será un día ambidiestra ’’

Celia Amorós, filósofa, ensayista española y teórica del feminismo plantea:

‘‘La ética feminista es una ética del reino de la necesidad por partida doble: es la lucha por un tipo de sociedad en la que todos los individuos puedan plantearse sus problemas en términos éticos. Una ética feminista se plantea ante todo como crítica de la ética. No puede ser sino denuncia de la ficción de universalidad que se encuentra como presupuesto ideológico en la base de las distintas éticas que se han propuesto a través de la historia, sobre todo de las éticas filosóficas’’.

En Cuba, se puede asegurar sin temor a equivocaciones que el paradigma en este ámbito de la defensa de los derechos de las mujeres y la ética feminista, aun cuando nunca expresó una definición al respecto, lo constituye Aurelia Castillo (Enero 27, 1842 – Agosto 6, 1920).

Cuando se hable de los padres fundadores del pensamiento y la filosofía cubano no se puede dejar de mencionar a figuras tan prominentes como José Agustín Caballero, Félix Varela, Luz y Caballero, José Antonio Saco, etc. Estos ilustres cubanos nos mostraron entre otras cosas una manera de pensar y de actuar que devino paradigma para que las futuras generaciones evocaran ese amor por la Patria, la libertad y por sobre todas las cosas, por lo cubano. Igualmente se pronunciaron, aunque en ocasiones un poco tímidamente, por los derechos de la mujer a su acceso a la educación, pero nunca lo hicieron en lo concerniente a la igualdad de los sexos.

Es en este devenir histórico que surge la figura de Aurelia Castillo que siguiendo los pasos de los padres fundadores, respecto al amor a la Patria y la humanidad, penetra al mismo tiempo en un campo hasta el momento inaccesible y no bien visto en concordancia con la época.

La poetisa inicia un discurso ético feminista en una Cuba, donde predominaba una sociedad totalmente patriarcal, inscribiéndose de esta forma en una línea de pensamiento donde sin proponérselo concibe la ética como algo universal no susceptible de adoptar diversas alternativas en función del género. En este sentido no solo logró desenmascarar los prejuicios de la época con relación a la mujer, también reveló la discriminación racial y otros modos de opresión.  

Otra línea muy significativa de la ética feminista que promulga Aurelia es la referida a la vinculación de la mujer con el progreso de los pueblos. Es así como la autora enfatiza que los países que impulsan la civilización muestran una tendencia a ver a la mujer como la compañera del hombre y no como su sierva, para esto se han modificado leyes como la aprobación del divorcio, que brinda una vía de escape a la mujer frente a matrimonios infelices.

Muy adelantada a su época nos expresa que la lucha principal de la mujer no es contra el hombre, este no es su enemigo, sino contra la colectividad y la propia mujer que se ha llenado de pereza mental y costumbre. La lucha a la que nos convida Aurelia Castillo es la misma lucha que se trata de librar en la actualidad; una lucha no solo con el sexo opuesto, una lucha contra lo patriarcal, que en consideración nuestra recaba un mayor esfuerzo pues está tan enraizado en la sociedad que se torna sumamente difícil cambiar la manera de pensar de las personas.

Un tema que se hace recurrente en la obra de esta insigne cubana con respecto al feminismo y sus dificultades para emanciparse, es el referido a la educación. En disímiles oportunidades la autora nos expresa la manera de que la educación de la mujer tenga el mismo nivel y rigor que la de los hombres, pero a la vez cambie el enfoque que estaba teniendo hasta ese momento ya que como consecuencia estaba teniendo que la mujer tuviese una visión distorsionada con respecto al hombre y su papel en la sociedad. Era ya suficiente que por la fuerza de la costumbre y la tradición se le estuviera inculcando una visión errónea de lo masculino para que también la educación propiciara lo mismo.

En cuanto a la educación de la madre para con sus hijos, expresa que resultaba deficiente, producto de la mala base de las madres que estaban fuera de contexto social. La educación a los hijos estaba colmada de la imposición moral de la época que a su vez no contenía ninguna convicción y por tanto estaba destinada a arruinarse en su primer roce con la realidad. En este tema de la educación con el hijo y su relación, Aurelia nos ofrece una reflexión sumamente profunda cuando señala y critica el argumento de que la maternidad es un elemento suficiente para garantizar la plena y absoluta realización de la mujer. Dicha reflexión cuestiona la visión tradicional de la mujer como eje de la identidad femenina. Al mismo tiempo nos alerta acerca de las consecuencias negativas que desde el punto de vista moral tiene esta actitud para la formación y educación de los hijos.

Donde con mayor fuerza expone el problema cardinal de la educación cubana con respecto a la mujer es en su artículo: Mujeres antes que hombres en el cual señala, ‘‘… formar hombres sin formar al mismo tiempo y aun antes mujeres’’. Con esta idea nos esclarece sobremanera su oposición al menosprecio al que estaba siendo sometida la mujer.

Otra de las ideas que nos manifiesta la noción de ética feminista promulgada por Aurelia Castillo, además de la visión de futuro de la autora y la fe en el mismo, su concepción de género y el enfoque de que la ética feminista debe ser construida por toda la sociedad en su conjunto sin exoneraciones, es la siguiente:

‘‘… la mujer ha sido hasta ahora la mano izquierda de la humanidad. Esperemos que la humanidad será un día ambidiestra ’’.

Con este pensamiento la autora se proyecta e identifica con la misma línea de Mary Wollstonecraft y Simone de Beauvoir, manifestando que las virtudes del ser humano no tienen género y al mismo tiempo mostrándose en defensa de una actitud verdaderamente moral tanto para hombres como para mujeres.

De las cubanas podemos afirmar que es la precursora del discurso ético feminista el cual es comprendido como la realización del bien a través de determinadas instituciones como el Estado, la familia y el matrimonio. Su ideario ético posee una particularidad y es que abarca distintas áreas, no solo se dedicó a cultivar en su obra ideas avanzadas de su tiempo relacionadas con el patriotismo y la educación moral, también reflejó su preocupación e inquietud por la situación en que se encontraba la mujer, todos estos elementos hicieron que su pensamiento y obra trascendieran su época.

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