Dopaje, la necesidad de ganar a cualquier precio

Dopaje, la necesidad de ganar a cualquier precio

Deporte

Recientemente escuchaba una noticia que estremeció el mundo del deporte. Una atleta belga de solo 19 años, practicante de ciclismo, era suspendida de por vida por la UCI1, al ser detectada en su bicicleta un pequeño motor escondido. La sanción para algunos fue excesiva, otros la encontraron justa, lo cierto es que con este lamentable incidente, la carrera de una joven deportista quedo truncada apenas en sus inicios, al comprobarse el primer caso de dopaje mecánico del que se tienen noticias.

Independientemente de las motivaciones que llevaron a esta ciclista en particular a cometer  este tipo de fraude, es una realidad innegable que a medida que el deporte ha ido ganando en mercantilización y las ganancias de los deportistas han sido mayores, también han ido en aumento los casos de dopaje.

Si bien las ganancias que percibe un practicante de cualquier deporte hoy día son muchos mayores que hace 20 años atrás (en la mayoría de los casos), también lo es la exigencia sobre este. Cada día surgen más competencias y de una mayor calidad en deportes como el tenis, atletismo, futbol o natación. Si a eso sumamos que el amateurismo prácticamente ha desaparecido del escenario olímpico (a excepción del boxeo, que también esta a punto de permitir profesionales), nos daremos cuenta cuanto se ha elevado el nivel competitivo de mundiales y olimpiadas, así como el nivel de exigencia sobre los atletas.

¿Qué puede llevar a un atleta de alto rendimiento a consumir sustancias prohibidas? ¿Puede después él lidiar con el peso de saber que sus méritos son producto de una actitud tramposa? Son preguntas que nos hacemos los que vemos mucho deporte y a veces las respuestas son mucho más complejas de lo que imaginamos o podíamos suponer. De todas maneras existe una constante en casi todos los casos. La búsqueda de un mejor rendimiento físico. Un mayor rendimiento físico puede permitir a un atleta determinado obtener mejores resultados que sus rivales, dígase medallas de oro, dígase records, lo que también trae aparejado para ese atleta un mayor reconocimiento, y a su vez, mucho más dinero. Todas esas posibilidades y el pensamiento de que no serían descubiertos, impulsó a Ben Jhonson, Marion Jones, Barry Bonds, Jan Ulrich y tantos otros deportistas de élite, a recurrir al doping como vía rápida y segura para alcanzar la fama y el éxito.

Sobre la segunda pregunta hay que decir, que al parecer estas personas en su inconsciente no se sienten tan tramposas, pues la mayoría solo reconoció el dopaje cuando ya las pruebas eran irrefutables. Uno de los casos mas famosos, fue el de Lance Amstrong, un hombre que fue abanderado en contra del dopaje, un hombre que había vencido a una enfermedad maligna, un hombre que había creado una organización sin fines de lucro, un hombre que nunca se negó para hacerse un análisis antidoping, padre ejemplar y considerado en su momento el mejor ciclista de la historia. Todo eso se derrumbó de la noche a la mañana cuando se despertó un huracán de acusaciones de dopaje contra él, que si bien negó al principio, al final no pudo más que reconocer en un programa de televisión. El gran prestigio ganado por Amstrong entre millones de aficionados al deporte, se derrumbó como un castillo de arena, al percibir la trampa planificada que le permitió llegar a la cumbre del ciclismo.

Casi todos los deportes han conocido en algún momento de intentos de amaños, es famoso el caso de aquel corredor norteamericano que en la olimpiada de San Luis 1904 hizo parte del recorrido de la carrera de maratón en un automóvil, por lo cual fue descalificado. Eso nos demuestra que el interés de ganar a cualquier precio (aun a costa del propio prestigio de la persona) acompaña al hombre desde tiempos inmemoriales. En otros aspectos de la vida, científicos, inventores, investigadores, plagiaron resultados de otros o hicieron falsos descubrimientos, que a la larga fueron descalificados al descubrirse el engaño (recuérdese el caso de el hombre de Piltdown). Y es que en el imaginario social, siempre el ser reconocido en una actividad como el mejor, representa grandes satisfacciones desde el punto de vista de la autoestima de esa persona, además de otras ventajas materiales y también espirituales que esa condición le puede permitir. Muchas veces la motivación para hacer trampa, para hacer fraude, es mucho mayor que el temor de ser descubierto.

Deportes muy golpeados por el doping a lo largo de la historia han sido el atletismo, el ciclismo, la natación y las pesas. En tiempos más recientes se han sumado el futbol, el tenis y el beisbol (este último con una de las legislaciones antidoping mas benévolas del mundo), aunque en realidad, no existe disciplina deportiva donde no haya ocurrido un intento de hacer trampa, dígase dopaje biológico, o mecánico, o el fraude simple2 o tecnológico3.

Cada día los controles son más rigurosos y las sanciones son más duras, sin embargo ante el avance de la ciencia, también los tramposos inventan nuevas formas de dopaje, en contubernio con entrenadores, médicos y otros especialistas que brindan su conocimiento para esta lamentable práctica.

Si bien, todos condenamos a los que recurren a algún tipo de ardid, para ganar una competencia, el tema del dopaje biológico tiene otras aristas, menos mencionadas, pero que resulta indispensable tocar, si aspiramos a tener una idea lo más fiel posible de la situación. Una de ellas es la presencia de sustancias consideradas como dopantes, pero que en realidad no se ha demostrado que puedan ser decisivas para que un atleta pueda ganar una competencia. Pienso ahora en el caso de la efedrina, un medicamento muy usado contra gripes, y que los médicos recomiendan a las personas en estos casos, pero que en los deportistas es prohibida. Año tras año aparecen nuevos casos (casi todos alegan su consumo ante una enfermedad) y se ha hablado incluso de sacarla de la lista o dar una sanción menor por su consumo, sin embargo aun no se ha llegado a consenso.

El caso de la tenista rusa Sharapova fue verdaderamente dramático. Debido a un padecimiento cardíaco ella tomaba un medicamento denominado meldonium, que hasta este año no estaba prohibido. Sin embargo como todos los años actualizan la lista, en esta ocasión el meldonium fue incluido y ni ella ni su equipo asesor se enteraron a tiempo (o al menos eso manifestaron públicamente) y ahora le esperan dos años de sanción por dopaje. El límite hoy día entre un medicamento y una sustancia dopante es cada día mas estrecho, eso obliga a la AMA4, a investigar muy bien algunos casos, pues ni todos los organismos son iguales, ni todas las sustancias que se encuentren en él pueden ser solo causa de interés de hacer trampa. En la actualidad un deportista puede aparentar una enfermedad que justifique su doping, pero también puede otro deportista estar realmente enfermo, tomar cierto medicamento que necesita, y dar como que esta dopado, cuando en realidad esa no era su intención. Sharapova y su equipo fueron negligentes, al no actualizar la lista de sustancias prohibidas, más eso no la hace una tramposa. Hay deportistas que han recurrido a la testosterona (que es segregada por el propio organismo) para engañar los controles, aunque al final sale la verdad a relucir y los que tenían demasiada testosterona por causas naturales se les dejó competir y los tramposos fueron suspendidos.

En este momento los controles se verifican con técnicas de última generación aun cuando las muestras sean de hace varios años atrás, lo cual ha sacado a la luz, nuevos casos de atletas que pudieron burlar los controles de aquellos años, pero que al final han sido desenmascarados. Se considera que algunas muertes prematuras de deportistas de alto rendimiento, han estado asociadas al consumo de sustancias prohibidas, aunque nunca se les pudo probar nada mientras estaban activos. Resulta importante recordar también que la intensidad competitiva de ciertos deportes hoy día, lleva las posibilidades físicas del hombre y la mujer, casi al límite. Claro, hay mucho dinero en juego y muchos intereses de por medio, a veces el que comete trampa se convierte en un simple instrumento del medio y algunos componentes de la sociedad que le rodea, que lo usan con un fin predeterminado, pero después si no le es útil, lo desecha.

 El frenesí por ganar, el ser más rápido, más fuerte que sus rivales, lleva a los atletas a convertirse en fríos instrumentos de compañías y patrocinadores. El deportista se pone presión siempre a sí mismo, en pos de mejorar su rendimiento, pero también la presión recibida por parte de la prensa, federativa, directiva, por que llegue a ser lo mejor posible y por mostrarse siempre al máximo nivel, lo lleva al borde de su capacidad física y a los límites de sus principios morales. Los deportistas hoy se ven atrapados, en un complejo mundo de intereses contrapuestos que les trasciende y donde entes poderosos, tienen la posibilidad de crear o de destruir, vidas según sus intereses. Practicar deporte profesional se convierte entonces en una difícil partida de ajedrez, donde el atleta (aunque la mayoría de las veces no lo sabe) es solo una pieza menor del tablero.

1 Unión Ciclista Internacional

2 Se refiere al fraude que podemos hacer sin usar ninguna sustancia y que puede manifestarse de muchas maneras, ya sea empujando a un corredor que vaya junto a nosotros, en el caso del atletismo, aplicando una técnica ilegal en el caso del judo, o cambiar de lugar una pieza en el caso del ajedrez, entre  muchas otras situaciones posibles.

3Aquel fraude que usa la tecnología para realizar trampas en una competencia dada. Es conocido el caso de un esgrimista que alteraba el mecanismo eletronico insertado en su espada, para que la maquina señalara que el había tocado primero que su rival.

4 Agencia Mundial Antidopaje

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