No basta cuando de alejar la toxicidad se trata

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Adicciones

Es conocido por todos que la familia constituye la célula básica de la sociedad y actúa como facilitadora de la formación de un gran número de cualidades del ser humano. De ahí que la estabilidad del núcleo familiar, la forma en que se eduque a los hijos y la incorporación a las actividades son determinantes para el desarrollo de la personalidad. Sin embargo, conceptualmente es más fácil que en la praxis. La tentativa propuesta sería analizar y reflexionar al compás de Franco de Vita el hecho que implica el ser padres y no porque es la base de algo, con esto solo No Basta, para alejarnos de la ¨toxicidad¨.

No basta porque sea obligación, porque es necesaria la reproducción, porque constituye la base del matrimonio o por una equivocación en la cuenta. No basta con preocuparse por la educación de los hijos, que sean lo que no lograste o lo que te gustaría, no es suficiente justificación que la vida es muy dura. Cuando los patrones educativos no son los adecuados, ejercen una influencia negativa en el desarrollo de la persona. Aprenden a sobrevivir, aunque no a prosperar. Pensamos que todo funciona de maravillas, cuando en realidad la toxicidad ha entrado en nuestras familias y en especial en los hijos.

No basta cuando de comunicación se trata, ante un problema, no es conveniente evadirlo, encubrirlo o posponerlo por causa del cansancio, que no tienes tiempo para responder lo que te preguntan, en lugar de ello, comprende, siempre hay tiempo para los hijos y la familia.

Los hijos necesitan de la presencia de los padres, no necesitan ni sermones, ni recompensas. Los sermones solo sirven para darles a conocer todo lo que hicieron mal mientras que las recompensas los harán pensar, ¿si hago lo que me dices, que me darás? Y ninguna de las dos opciones elegidas les dará herramientas, las que necesitan para superar las distintas crisis por las que atraviesan sus hijos.

No basta con comprarle todo lo que quiso, la falta de límites puede resultar peligrosa para una generación en busca de placer, de la comodidad, ayudada por la tecnología internet y video juegos.

No basta y con ello no decimos que depende que seas un buen o mal padre, sino que simplemente aparecen estos problemas y es necesario hacerles frente y según la actitud que tomen o no, dependerá que puedan salir de la toxicidad que están atravesando.

No basta que elijas irte para no discutir sobre determinado tema porque te ruboriza y te avergüenza hablarlo con el otro y más si es tu hijo, no basta con que tu hijo aprenda a resolver sus problemas solos, a veces necesitan consejos, pues su solución, puede ser en la esquina con cualquier cosa que encontrara o bien porque era lo que había. Sumándose además no solo tóxicos, sino conductas tóxicas: apatía, indiferencia, depresión, agresividad e inseguridad.

Curiosos objetos no sustituyen la verdadera necesidad y esa es, que muchos hijos asumen estas conductas, porque están necesitados de afecto, bien que sus padres lo feliciten o bien le den un poco de amor. Que aprendan a darle valor a las cosas, a sus cosas, a la familia es fundamental para el su sano crecimiento. Reconocer las cosas bien hechas, estimularlos en este sentido es otra manera de sembrar aspectos positivos y reforzadores sobre la conducta de ellos hacia el adecuado desarrollo individual.

No basta un castigo sino está bien establecido el motivo del mismo, ni acorde a la edad que tenga tu hijo, si miras en perspectiva veras que ya todos han crecidoo cambiado, y que tal vez tu hijo es adulto, es muy grande para un regaño.

La mayoría de las familias han adoptado como pauta de funcionamiento el negar que tengan problemas ellos y sus hijos. No basta considerar que los problemas se deben solucionar puertas adentro. Pueden vivir en la queja o ayudarse a resolver la situación. Lo importante es que como padres estén allí, dispuestos a escuchar lo que tienen que decir y aprovechar la oportunidad para hacerles saber que pueden contar con ustedes, y en este caso basta necesitar saber que buscar ayuda es sano.

Con esto no estamos haciendo responsables a los padres, sino invitándolos a que reflexionen acerca del protagonismo que tienen en la vida de otros. Albert Einstein decía: “Dar el ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás, es la única manera”

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