Placer sí o placer no, ¿esa es la cuestión? 2da parte

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Placer si o placer no

Psicoanálisis, Religión

Hace un tiempo estaba en un grupo de jóvenes de iglesia y dije que los placeres eran buenos, que eran parte de la creación de Dios. Un amigo dijo: Bueno, el gozo es bueno, pero no digás “placer” porque suena a pecado.
Espiritualizar términos…
De hecho, cuando puse “placer” en mi buscador de google aparecían en su mayoría, fotos asociadas a la genitalidad (la sexualidad es otra cosa). Y es que ese ha sido el discurso desde la edad media para acá. Asociamos la palabra placer con sexo desenfrenado.
Harold Kushner, que es un rabino muy lúcido e inteligente, tiene un libro que titulado: Cuando nada te basta, está basado en el libro de Eclesiastés. Es un libro precioso, si lo consiguen se los recomiendo mucho. La tesis general del libro es que la vida está hecha para disfrutarla. Disfrutar de la buena comida, de la ropa limpia, de las personas que amamos. Disfrutar de esa esfera doméstica que ha sido estigmatizada como femenina. Porque al fin y al cabo la vida se evapora y solo queda disfrutar del trabajo, la pareja, la comida. Cosas “tontas”, cotidianas. Luego de probar todos los placeres que venían de la potencia, del dinero, el poder y las influencias, Salomón se queda con los placeres íntimos y vinculares.
De hecho hay una cuestión muy interesante de la que algún día pienso escribir un artículo. En el libro de Génesis, Dios aparece eligiendo a un hombre de características “femeninas”: sensible, débil, emocional, que vivía bajo las faldas de su mamá: Jacob. Y lo contrapone al hermano que era fuerte, valiente, aguerrido y de “pelo en el pecho”. Para quienes no conocen la historia, pueden leerla allí en la biblia. La verdad creo que aún si no crees en la literalidad del Génesis, debes reconocer que el relato muestra a Jacob como un antihéroe que hace absolutamente todo mal, para lo que se espera de la masculinidad. Ese hombre austero, severo, que los romanos militares fueron infiltrando en la cultura occidental, lejos de Jacob. Pero es un hombre que sabe del disfrute. Que sabe cocinar. Que se quiebra ante Dios una y otra vez.
En el discurso bíblico el placer es la base del vínculo de Dios con nosotros. Cuando termina de crear al hombre, Dios dice: esto es todavía mejor que lo que había hecho. Salmos pone el disfrute como condición primera de cualquier bendición: Deléitate en Jehová y él te concederá las peticiones de tu corazón. Cuando Josafat tiene que enfrentar un ejército, hace algo que se hace cuando uno está feliz: canta. Creamos en la literalidad o no de la biblia, hay que reconocer que el placer tiene un lugar privilegiado.
Cuando Dios habla desde el cielo le dice: A este hijo mío lo disfruto mucho. ¿Te das cuenta de que Dios nos disfruta?
Mis amigos de La Conversación en Curso, el año pasado cambiaron su lema a “La fe se disfruta”. Me pareció muy bello.
¿Es para nosotros la relación con Dios una fuente de placer? ¿O lo vemos como un vehículo para obtener bendiciones? ¿Estás disfrutando tu vínculo con otros? ¿Por qué?

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SicologiaSinP.com - Ivka Itzak

Psicoanalista

Diplomada en Género y Teología. Columnista en "La Conversación en Curso". Columnista en "Reisyt". Desde su web difunde una mirada crítica hacia las religiones, la fe y la ideología occidental, apostando por la búsqueda de una fe orgánica y descolonizadora. [...]