El gato, el pasillo y la zona de confort
Rosquis (mi anterior gatita, que en paz descanse) era muy graciosa. Cuando estaba conmigo en una habitación y cerraba la puerta, se ponía a maullar insistentemente para que la abriera. Una vez abierta, se quedaba hipnotizada mirando al infinito, sin llegar a salir, como si le diera miedo lo que se pueda encontrar fuera… No [...]