Las familias disfuncionales como factor de riesgo adictivo en la adolescencia

Las familias disfuncionales como factor de riesgo adictivo en la adolescencia

Adicciones

Las adicciones encuentran campo prolífico entre los adolescentes, ya sea por curiosidad, inexperiencia, por buscar una salida a los grandes problemas que conlleva la etapa, o por una mezcla de todo lo anterior. Los adolescentes son presa fácil, debido a su desconocimiento y a la falta de control por parte de sus padres o familiares cercanos.

La adolescencia constituye la etapa del desarrollo en la que el individuo se encuentra en un periodo de transición, una etapa del ciclo de crecimiento que marca el final de la niñez y predice la adultez. A su vez constituye un momento de incertidumbre e inclusive de desesperación, una etapa de amistades internas, de aflojamiento de ligaduras con los padres, y de sueños acerca del futuro. Estas características típicas del período etario, pasan a ser puntos neurálgicos y de debilidad del individuo, el cual se encuentra con mayor propensión a ser abatido por las adicciones.

Si se le añade a esto la influencia, tanto desde el punto de vista positivo como negativo, que puede tener la familia en el acceso del adolescente a este mundo, resulta sencillo darse cuenta que los factores de riesgo aumentan y el camino para adentrarse en las adicciones se allana de manera considerable. Esencialmente los sujetos con mayores posibilidades de convertirse en pacientes adictos pertenecen a núcleos familiares disfuncionales.

Factores de riesgo adictivo

El ser humano se encuentra expuesto a diversos factores que lo resguardan o no, del peligro de desarrollar variaciones en su funcionamiento bio-psico-social y conservar o romper el equilibrio salud-enfermedad. Estos mecanismos se denominan factores protectores o factores de riesgo, de acuerdo a su actuación. El enfoque de riesgo es un abordaje conceptual y metodológico que resulta de enorme valor para identificar y actuar sobre causas multifactoriales de disímiles afecciones. Además, es de gran utilidad en el abordaje etiológico de las adicciones.

Este enfoque plantea que las personas, las familias y los grupos, poseen diferentes grados de posibilidades de desviarse de la salud y el bienestar. Estas variaciones dependen del equilibrio existente entre esfuerzos, recursos y necesidades. Se puede considerar que el hecho de identificar a los factores de riesgo resulta de mucho interés y beneficio, pues permite que se establezcan estrategias de intervención enfocadas en la prevención del desarrollo de adicciones.

La importancia que tiene el hecho de identificar factores de riesgo se realza cuando se trata del trabajo con adolescentes y sus familias. Debido al momento histórico y etario que viven, tienden a pensar erróneamente que son personas sanas e invulnerables a cualquier enfermedad, además de no estar propensas a factores de riesgo adictivo.

Los llamados factores de riesgo son los elementos o las condiciones que acrecientan la posibilidad de que surja un problema, aumentando la probabilidad de que una persona sea adicta. Los factores de riesgo pueden estar constituidos por características individuales, familiares y sociales.

De igual modo existen principios generales que se deben siempre tener en cuenta cuando se habla de los factores de riesgo.

1) Los factores de riesgo pueden estar presentes o no en un caso concreto. Cuando un factor de riesgo está presente, es más probable que la persona use o abuse de las drogas que cuando no lo está.

2) La presencia de un solo factor de riesgo no es garantía para que vaya a producirse el abuso de drogas y, por el contrario, su ausencia no garantiza que el abuso no se produzca.

3) El número de factores de riesgo presentes, está directamente relacionado con la probabilidad del abuso de drogas, aunque este efecto aditivo puede atenuarse según la naturaleza, contenido y número de factores de riesgo implicados.

4) La mayoría de los factores de riesgo tienen múltiples dimensiones medibles y cada uno influye de forma independiente y global en el abuso de drogas.

5) Las intervenciones directas son posibles en el caso de alguno de los factores de riesgo detectados y pueden tener como resultado la eliminación o la reducción de los mismos, disminuyendo la probabilidad del abuso de sustancias.

Familia, eslabón fundamental de la sociedad

La familia es un hecho social universal, ha existido siempre a través de la historia y en todas las sociedades. Es el primer núcleo social en el cual todo ser humano participa. Su constitución requiere del encuentro y relación de dos personas que quieren unirse, en un proyecto de vida común, mediante el afecto entre ellos o hacia los hijos que surgirán de su relación.

La familia, si la llevamos a símil con la personalidad, no es un elemento estático, se encuentra en constante evolución y desarrollo en consonancia con las transformaciones de la sociedad. Constituye un grupo que evoluciona dialécticamente y se relaciona con los factores políticos, sociales, económicos y culturales de un país.

El sistema de comunicación de los adolescentes funciona acorde con las relaciones familiares, constituyendo un factor determinante. En la vida familiar el adolescente debe responder a un conjunto de exigencias, en función del desarrollo de su personalidad.

Sin duda la comunicación ocupa un lugar primordial en la efectividad y calidad funcional del sistema familiar. La comunicación es entendida en este sentido como un proceso interactivo de transmisión y retroalimentación de pensamientos, necesidades, sentimientos, por vía directa e indirecta, inmediata y mediata y con diversidad de signos y códigos. Se constituye como la columna vertebral de la dinámica familiar y de las relaciones interpersonales.

La familia como grupo humano e institución social cumple importantes funciones:

Función biosocial, Función económica, Función cultural y afectiva, Función educativa

Una familia se considera bajo los parámetros de funcional cuando cumple con las siguientes pautas: el ambiente familiar es organizado y cuidado, independientemente de las condiciones materiales de vida. Las jerarquías son claras entre padres e hijo y entre generaciones, predominando estilos de dirección democrático y participativo. Los roles genéricos están bien establecidos aunque son flexibles, roles psicoemocionales potenciadores de la autoestima y roles funcionales equitativos. La comunicación es fluida y abierta, con una direccionalidad adecuada. Se destaca el sentimiento de pertenencia e identidad familiar. Existen muchas características que aunque resulten potenciadoras de un desarrollo familiar positivo y funcional no son del todo un escudo infranqueable contra las adicciones y pueden constituir un factor de riesgo adictivo para el adolescente, aunque en menor medida.

Importante enunciar que demasiado dejar hacer con el adolescente, a su vez lo puede conllevar a sentirse de cierta manera libre y con autonomía para el consumo de cualquier sustancia adictiva; aunque si se mantienen con adecuado funcionamiento todas las medidas que provocan funcionalidad familiar, no debe ocurrir que el adolescente escoja el camino de las adicciones.

Las familias denominadas disfuncionales se caracterizan por el fracaso en los papeles parentales y confusión de roles. Los conflictos continuos y crisis cíclicas y repetitivas igualmente abundan. Existe fuerte resistencia al cambio y amenazas continuas de separación. Ausencia total de reglas explícitas y gran cantidad de reglas implícitas y/o secretas. Los límites son generalmente confusos. Presencia de deprivaciones del cariño parental. Mal funcionamiento social y por ende precisan de ayuda especializada para resolver sus conflictos.

Como bien se puede apreciar, en medio de todo ese entorno disfuncional, el adolescente que a su vez se encuentra transitando por lo que pudiera resultar como la etapa más difícil e importante de su vida; parece una presa totalmente fácil y asequible para caer en el entramado de las adicciones. Es en este momento del desarrollo en el que mayor apoyo familiar necesita el individuo, en el que la comunicación se establece como categoría elemental para elevar la autoestima, en la mayor parte de los casos muy baja.

Disfuncionalidad familiar, sinónimo de riesgo adictivo

En el contexto familiar, las actitudes favorables hacia el consumo de drogas legales, el maltrato y la violencia doméstica, la comunicación deficiente y la inconsistencia afectiva, dañan la salud y el bienestar de los adolescentes y favorecen que estos incorporen a su estilo de vida, el uso de sustancias psicoactivas.

Estudios que indican que las buenas relaciones entre padres e hijos resulta un factor protector frente al consumo de drogas. En cambio, las relaciones deficientes entre éstos aumenta la posibilidad de que el adolescente experimente con alguna droga. Recuérdese que en la adolescencia es común que se produzcan conflictos entre hijos y padres.

A su vez dentro de las propias familias disfuncionales se desarrollan factores de riesgo, los cuales son abordados por varios autores. Entre estos factores se encuentran los problemas de manejo de la familia que se manifiestan por estrategias inadecuadas, incluyendo carencia de expectativas por la conducta, fracaso de los padres en controlar a sus hijos y castigo excesivamente severo o inconsistente, lo cual incrementa el riesgo de abuso de drogas.

Otro factor lo constituye la historia familiar vinculada al alcoholismo, si el niño ha nacido o se ha criado en una familia con una historia de adicciones, el riesgo de tener problemas con el alcohol o con otras drogas se incrementa. Sin contar los daños cerebrales y riesgos para la salud del recién nacido.

El uso de drogas por parte de los padres y las actitudes positivas hacia su consumo constituye otro factor de riesgo adictivo. En las familias en las que los padres utilizan abusivamente alcohol o drogas ilegales, son tolerantes al consumo de sus hijos o implican a sus hijos en su propia conducta de consumo, es más probable que los niños abusen de las drogas y del alcohol en la adolescencia.

Los factores de socialización están determinados por la estructura y composición familiar, el estatus socioeconómico y la disciplina familiar, las relaciones afectivas y de comunicación y las actitudes y conductas familiares hacia el consumo de drogas.

Otros factores de riesgo pueden ser la pobre supervisión familiar que no vela por la seguridad y adecuada educación de los adolescentes, muchas veces los padres delegan la educación y vigilancia de los hijos alegando a que tienen mucho trabajo. La indisciplina que muchas veces no es controlada. Los conflictos en el hogar, ya sean por convivencia en condiciones de hacinamiento o por estilos de vida que han favorecido al adolescente a dejarlo actuar como se le antoje. La historia familiar de conducta antisocial favorece a que sean transmitidas a través de las generaciones actitudes parentales propicias a la conducta antisocial y al uso de drogas. Los factores de protección familiar, el apego familiar, las oportunidades para la implicación en la familia, constituyen otros factores de riesgo.

La familia se constituye como la célula fundamental de la sociedad, de ella depende la adecuada educación de sus miembros para su desempeño correcto dentro de la sociedad. La comunicación ocupa un lugar primario en la efectividad y calidad funcional del sistema familiar. Se constituye como la columna vertebral de la dinámica familiar y de las relaciones interpersonales.

Las relaciones familiares se establecen como un factor de riesgo adictivo fundamental para la adolescencia. El consumo de sustancias adictivas se encuentra en consonancia con las actitudes de los padres hacia las mismas y hacia los adolescentes. El bienestar emocional, la calidad de vida y el riesgo adictivo de los chicos que transitan por este periodo etario estarán determinados en mayor o menor medida por los índices de maltrato, violencia doméstica, la comunicación deficiente e inconsistencia afectiva.

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