¿Dónde dejamos al psicólogo?

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Psicología

Percibir la vida como psicólogo tiene una dualidad interesante. Una dualidad que siempre me ha dejado atónito. Muchas personas me dicen crítica e histriónicamente…!eh! Fernando para con de ser un psicólogo y deja el trabajo en la oficina una vez que estés en casa. A pesar de que sus criterios tienen un mínimo de relevancia y plena conciencia, les digo que no tienen idea de lo que está pasando por mi mente y luego trato de expresar mi mundo perceptivo. El problema es que el psicólogo, además de tener una moralidad y una sensibilidad perfeccionadas, lleva consigo una carga extra de astucia y curiosidad. Mientras el psicólogo envejece en cuanto a edad y años de experiencia en la profesión, su conocimiento se acumula durante décadas y mayor será el alcance que adquiere para penetrar en lo aparente, darse cuenta de la superficialidad de la vida y desentrañar las muchas formas de engaño y turbulencia que existen en nuestras actividades cotidianas. La decisión es, en última instancia, muy importante y consecuente para el psicólogo. ¿Se decide a desactivar pragmáticamente el conocimiento en su cerebro y es incluso eso posible? ¿Tenemos esa capacidad de desactivar cualquier esquema de pensamientos que se relacionan con nuestra profesión y que entonces podría desencadenar una emoción ya que la conciencia es tan efímera y vacilante? El estudio de la conciencia es muy escaso en muchos programas psicológicos, y es triste, porque la conciencia es el fenómeno con el que vamos a trabajar para toda nuestra vida. Muchos psicólogos y profesores de mi profesión me vendieron la idea de que uno tiene que dejar la psicología en la consulta y luego vivir como un ciudadano común, pero muchos carecían de la capacidad o no estaban dispuestos a describir completamente la experiencia fenomenológica de esa tarea desalentadora y práctica. ¿Cómo puede resultar exitoso dividir tu mente de una manera en que tan pronto como uno sale de la consulta el psicólogo se queda dentro? ¿Cómo funciona eso en términos de procesamiento de pensamiento, discriminación emocional, suprimimos o reprimimos nuestras emociones? Aunque entiendo que mis profesores se preocupan por el agotamiento, las aflicciones vicarias y los muchos complejos de Cristo que todos teníamos o aún tenemos en el proceso de aprender sobre nuestra profesión. Lo que me parece duro y constante es la idea del activismo. ¿Dónde comienza y termina? Sospecho que por esa ideología precisa de dividir el cerebro.

El activismo del psicólogo es disuadido y suprimido, al menos para los estudiantes nuevos que están ansiosos por construir su identidad psicológica. La identidad de un psicólogo es compleja. En México, donde estudié la carrera, el psicólogo tiene fama de ser invasivo y asocial. Una persona que posiblemente podría en cualquier momento intentar adivinar sus secretos más oscuros. Esas personas están a la defensiva o son cautelosas respecto a esa manera de ver la psicología. Definitivamente tenemos el deber de formar una identidad colectiva que mejore nuestra imagen para vender efectivamente nuestra profesión y crear un impacto más profundo en la sociedad. Propongo que el psicólogo se involucre mucho más en activismo y menos en terapia. Y de esa manera ser fieles a las emociones, pensamientos, y validarnos mutuamente en la fidelidad de nuestro contrato psicológico que estipula entre otras cuestiones trabajar continuamente por la lucha de una sociedad mejor.

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Licenciado en Psicología

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