¿Es tímido mi niño(a)?

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Psicología Clínica

Los niños tímidos son reconocidos fácilmente como aquellos a los que se les dificulta establecer relaciones sociales, suelen ser callados y poco participativos en la dinámica del aula. A estos pequeños les gusta e interesa el contacto con otros niños, solo que involuntariamente sienten ansiedad y como decimos coloquialmente, les cuesta trabajo romper el hielo. 

No debe confundirse la timidez como rasgo, con algún tipo de introversión no habitual en el niño. Un niño no se torna tímido de un día para otro. Si ocurre así se trata de otro problema, probablemente una señal de que algo no anda bien y es muy importante conocerlo para poder solucionarlo. 

En otros casos, una aparente timidez puede confundirse con un verdadero rechazo al contacto social; nos referimos a escolares que por voluntad propia no gustan de la relación con sus coetáneos y prefieren las actividades en solitario, algo por cierto muy frecuente en los niños que tienen poco tiempo para socializar y jugar con otros niños. En ellos se viene gestando una frialdad y falta de empatía con los demás, de lo que a futuro, pueden derivarse actitudes y conductas nocivas para él y para las personas que lo rodeen. En cualquiera de estos dos ejemplos, será necesario que los padres acudan de inmediato a un especialista.

Los maestros deben respetar la timidez que es característica de un niño. Darles el tiempo necesario para que se sientan cómodos, no presionarlos y no colocarlos en situaciones grupales que los puedan hacer sentirse mal. Si la atmósfera que rodea al escolar con rasgos de timidez, le trasmite confianza y seguridad, le resultará menos trabajoso relacionarse y participar en las actividades docentes. Así mismo, la timidez del pequeño, no deberá ser excusa para que no cumpla con sus actividades y deberes docentes. Es un buen ejercicio aprender- con el acompañamiento requerido- a dominar esa ansiedad que experimenta.  

Los padres también deben respetar la naturaleza del niño tímido. No deben forzarlos u obligarlos a exponerse en público; lejos de ayudar este procedimiento les hace más daño. Hay que ayudarlos a sentirse seguros y enseñarlos a tomar decisiones. También -y este es un aspecto significativo- se les debe dar entrenamiento a la capacidad de expresar sus necesidades y estados emocionales. Aprender a decir lo que sienten, lo que les preocupa, lo que les molesta…no inhibirse para solicitar ayuda o manifestar un deseo. Estos son los aspectos que de no encontrarse en buen nivel de desarrollo impiden el bienestar emocional de un menor con rasgos de timidez. Por eso debe brindárseles todo el apoyo necesario en este sentido.

Un niño tímido puede aprender a vivir con ese rasgo sin que se afecte su bienestar psicológico. Otras situaciones que se parecen a la timidez, pero en realidad no lo son, como las descritas anteriormente, pueden ser reveladoras de otras problemáticas que sí requieren apoyo profesional.

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SicologiaSinP.com - Roxanne Castellanos Cabrera

Licenciada en Psicología

Lic. en Psicología (2001) Máster en Psicología Clínica (2008) Doctora en Ciencias Psicológicas (2017) Profesora Titular de la Facultad de Psicología de la Universidad de La Habana. Compiladora y autora de "Psicología. Selección de Textos", Editorial Félix Varela (2003), autora de "Los niños, la Escuela y otros temas. Sugerencias para padres y maestros", Editorial José Martí (2016). Investiga en temas de bienestar psicológico infantil. Directora del Centro de Orientación y Atención Psicológica (COAP) de la Facultad de Psicología, de la Universidad de La Habana. [...]