¿Cómo se manifiesta la concurrencia entre Psicología y Dramaturgia?

concurrencia-psicologia-dramaturgia
¿Cómo se manifiesta la concurrencia entre Psicología y Dramaturgia?

Psicología Clínica

«Creía que un drama era cuando llora el actor, pero la verdad es que lo es cuando llora el público». 

Frank Capra

La dramaturgia utiliza la psicología como pasos seguros para construir una obra creativa. La existencia de nuestra creatividad subyace bajo intentos genianos de alcanzar la grandeza de la imaginación humana. 

La psiquis encuentra sus límites en la falta de arriesgo que muchas veces invade a los guionistas que se esmeran por escribir una buena obra, en otras ocasiones solo se acaba la originalidad en el alma libre de las ideas siendo todo un secreto lograr el éxito.

Ahora recuerdo aquella aseveración romántica de Federico Schiller que dice: “Toda la magia del arte está en su secreto” y me atrevería a decir que todos somos arte porque ¿quién no tiene un secreto? La vida misma es un secreto.

En la vida real, así como en la dramaturgia existen sucesos que llegan a cambiar la acción de los personajes en la escena, cambiando la interrelación entre ellos, como también el curso de la acción. Rompen el equilibrio de las fuerzas dramáticas e imponen uno nuevo. Estos llamados eventos no pueden cambiar porque si no sería otra historia; otra historia en nuestra existencia real también podría llegar a ser cambiada.

La acción dramática se compone del intento por llevar a cabo una finalidad, por la oposición a que se realice y el llamado cambio de equilibrio que no es más que la materialización de la finalidad por una de las partes.

En disímiles ocasiones en nuestras vidas nos encontramos en circunstancias parecidas en las que nos enlazamos al logro de nuestros objetivos, pero en el camino a materializarlos hallamos la competencia. Esa que nos toma de los talones e impide que avancemos y que no es mas que otra persona que trata de alcanzar su finalidad propia. ¿Quién gana? Aquel que llega empujado por el intento, sobrepasando la oposición y logrando imponer un cambio de equilibrio a su favor. Esa es la naturaleza humana vista desde la crudeza de quien pretende algo y lucha por conseguirlo.

Obviamente, tanto en la dramaturgia como en la psicología, el intento y la oposición se estimulan mutuamente y con ello provocan el movimiento, la dinámica.

Proporcional a su extensión e intensidad, el intento y la oposición van a producir determinado efecto de índole psicológica en el público. Tal vez por la eterna curiosidad del hombre, por su necesidad de lo novedoso o por la búsqueda del equilibrio en la que siempre se encuentra con su medio, el espectador halla en la situación, primero una expectativa o suspenso, producto del enfrentamiento entre el intento y la oposición. Inmediatamente querrá saber en qué va a terminar el conflicto, es decir, va a esperar y a desear el cambio de equilibrio, o lo que es lo mismo, la catarsis. 

Quizá esta última aporte a nuestra vida una purificación, como desmedidamente aseguraba Aristóteles, o el desahogo a tendencias reprimidas al estilo de Freud, o sencillamente encuentre una experiencia nueva, catalizadora, complementaria, humanamente superior, o simplemente distinta a la suya. 

Tal vez haya que pedirle a la psicología del arte una respuesta más certera, pero por el momento, basta con asegurar que la presencia de ambos efectos psicológicos en toda acción dramática (el suspenso o expectativa y la catarsis) es siempre demostrable.

En dramaturgia el conflicto principal se pone de manifiesto en acciones. Para la psicología un conflicto según Bleger no es más que la coexistencia de conductas (motivaciones) contradictorias, incompatibles entre sí. 

Se considera al conflicto como consustancial con la vida misma. Lo ideal no es la ausencia de conflictos, porque ellos constituyen la contradicción en la unidad de la conducta, y, por lo tanto, su fundamento dialéctico de cambio y transformación. Lo que importa es el destino de los conflictos y la posibilidad de resolverlos o sobrellevarlos.

El hombre no ha hecho suyo ningún mecanismo humano de comportamiento que no sea una emanación de su propia naturaleza. Es conocido lo que debe el arte a los mecanismos del lenguaje. 

Charles Darwin en este sentido planteaba que algunos estados de ánimo suscitan ciertos movimientos habituales, los cuales ya al aparecer por vez primera forman parte de los movimientos útiles; y comprobaremos que en un estado de ánimo totalmente opuesto surge una tendencia fuerte e involuntaria a efectuar movimientos de un carácter completamente contrario, aunque estos últimos no puedan sernos útiles en lo absoluto. 

Se refiere Darwin a la asociación del movimiento con las sensaciones o sentimientos, es decir, explica con el hallazgo el carácter contradictorio del ser humano; pero limitándolo al aspecto físico que también señala: cualquier persona inmóvil, acostada, parada o en pie, está en un estado de equilibrio, pero baste que esa persona quiera lograr algún objetivo material para que tenga que alterarlo, so pena en el peor de los casos de morir de inanición.

Semejante hallazgo darwiniano debe sacar al más incrédulo de toda duda: ninguna mente concibió el mecanismo de la acción dramática, sino que es el resultado del comportamiento humano, de sus modos naturales de sobrevivencia. No por gusto un tiempo después la psicología apoyaba el descubrimiento, dice Liev Semionovich Vigotski:

La ley, notable, descubierta por Darwin, posee una indudable aplicación en el arte, y seguramente ya no constituirá para nosotros un enigma el hecho de que la tragedia (pudo haber dicho la acción dramática, puesto que cinco de los seis géneros existentes actúan con el procedimiento), que suscita simultáneamente efectos de carácter opuestos, actúa, al parecer, de acuerdo al principio de antítesis.

He aquí entonces que entra a describir el movimiento Federico Hegel como el resultado de la alteración del equilibrio y la creación de un nuevo balance de fuerzas. “La contradicción, dice el propio filósofo, es la fuerza que mueve las cosas”. Su método concibe la lógica como una serie de movimientos en forma de:

Tesis Vs. Antitesis = Antitesis Sintesis

La Tesis es la tendencia natural o estado de equilibrio, la Antítesis es la tendencia opuesta, perturbación del equilibrio y la Síntesis es la proposición unificadora, nuevo estado de equilibrio.

La existencia de una situación conflictiva (situación de cierre) depende de cómo el sujeto evalúa las situaciones y las probabilidades. Pueden existir al menos dos necesidades de un mismo nivel jerárquico, necesidades con expresión comportamental clara para el sujeto y debe estar claro el objeto de satisfacción.

En la actividad creadora la utilización de conflictos, da dirección y sentido a la historia, así como al comportamiento de los personajes. Cuando examinamos una obra se llama punto de giro al momento preciso en que la acción que iba a ser de una manera emprende un nuevo camino. Los puntos de giro pueden suprimirse, crearse, adaptarse. Están dados a través de los personajes. Siempre que entra y sale un personaje es un punto de giro, y en televisión se cambia el encuadre.

Todo sujeto se acompaña de una subjetividad muy propia, única y sus ideas relacionadas entre sí sobre la realidad son de objeto de estudio tanto para la psicología como para la dramaturgia.

La Psicología estudia la personalidad como una configuración sistémica y estable de los principales contenidos y operaciones psicológicas que caracterizan la función reguladora y autorreguladora del sujeto en su expresión integral. Es el nivel integrador de la subjetividad individual.

Como unidad psicológica primaria de la personalidad encontramos el carácter. Este lo podemos definir como contenidos concretos de naturaleza conductual, lo típico de un individuo en el comportamiento. Los rasgos caracterológicos constituyen realmente motivos estables, generalizados, que expresas un tipo de conducta, convirtiéndose en una necesidad del comportamiento. El carácter es un sistema de rasgos que se interrelacionan.

El carácter se interrelaciona con los motivos debido a esto los rasgos del carácter que se expresan con mayor fuerza en la vida son aquellos en los cuales el sujeto se siente comprometido motivacionalmente.

Si nos referimos al termino técnico caracterización en dramaturgia nos referimos a la construcción del carácter del personaje. Este carácter no es mas que el conjunto de rasgos fundamentales o no que definen la psicología y el comportamiento de un personaje expresado por palabras y acciones.

Al ampliar la terminología dramaturgia nos referimos a Arquetipo como el paradigma, prototipo o modelo de personaje bien específico, que se repite una y otra vez en las obras cinematográficas o audiovisuales, para brindarnos un ser humano cabalmente definido en sus necesidades, temores y deseos.

El Tipo es el personaje que reúne las cualidades esenciales de todos los seres de igual naturaleza, por ejemplo, el cowboy de Wayne, el gánster de Bogart, la mujer enigmática de Garbo.

En nuestra realidad circundante somos el llamado tipo y muchos de nosotros en algún momento de nuestras vidas tuvimos un arquetipo que nos mostró una y otra vez que de no existir la diversidad entre los individuos seríamos una especie completamente inservible.

Pero la responsabilidad es compartida en la creación: como el ordenamiento debe ser significante; es decir, expresar algo, alcanzar la totalidad de las potencialidades, en sentido general, es tarea de todos: director general, director de arte, jefe de fotografía, actores, músico, escenógrafo, vestuarista, maquillista, etcétera.

El gran mérito que posee la Psicología es que se encuentra en cada poro artístico de nosotros, en cada contexto real que acompaña nuestra objetividad. Negarlo es rendirlos ante la satisfacción de vernos realizados puesto que entender la subjetividad humana es puro arte, acción, drama y porque no; inspiración humana.

, , , , , , , , , , ,

Compártenos tu opinión

avatar
  Subscribe  
Notify of

Compártelo con tus amigos si te ha gustado

Artículos relacionados