Cómplices, amantes, espejados

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Historias

La vida está llena de historias, algunas parecen ser tan distintas, otras se asemejan tanto. El andar por la vida muestra tantas historias de personas cómplices y espejadas que marchan día a día juntos caminando el camino de vivir. Se conocen los secretos y los pensamientos hasta con las miradas, se aman, se lastiman hasta lo más profundo, se buscan, se esperan, desesperan mientras se esperan, los asusta la distancia y viven felicidad de momentos compartidos que se vuelven amargos por el sabor de la distancia.

Parejas cómplices y espejadas, que estando tan cerca están tan lejos, que viven los momentos importantes de sus vidas… Tan reales. Tan presentes pero a la distancia.

Segundos protagónicos, en donde la suplencia los volvió titulares inamovibles en el tiempo, porque marchan con el corazón junto al otro, siempre, latido a latido. Más allá de las distancias, se gozan de los triunfos, disfrutan de la vida, pero se duelen por no estar en el lugar que ocupan en la vida del otro.

Cobardías a veces las de vivir, sinceridades confundidas. Cansancios que matan la vida.

Hoy una paciente me decía: no se cómo hacer, no para cuidar a mis hijos, eso no me cambia, los amo y amaré toda mi vida, ¡son la razón de mi ser!, sino para cuidar al marido del que se quería separar, cuidarlo de ella misma para no herirlo y no sabía cómo. Porque se veía culpable, fea, monstruosa, infeliz. Aunque a la vez segura de sí y de sus decisiones y sentimientos.

Amores, cómplices, espejados, segundos titulares eternos, dolor, mucho dolor, mezclado con lo eterno de ser y de sentir al otro tanto, tanto. Juzgados por su propia conciencia bajo el juicio de valores éticos propios y de todos, juntos, plasmados en un segundo en cabezas que literalmente explotan porque no paran de pensar.

Hablaba de elecciones de camino hace poco en un artículo que publiqué en este mismo espacio, sobre saber qué somos, lo que se decide ser y a su vez lo que decidimos hacer a lo que somos.

Cuando los juicios dejan de pesar tanto, cuando podemos ser quiénes somos, ya sin importar tanto al resto para que esto nos permita, ayudarnos a nosotros mismos para poder ayudar a los otros.

Cómplices, sólidos, jóvenes, amantes espejados.

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